martes, 29 de marzo de 2011

Los que Cruzan el Río

Todo milagro es el resultado de una sociedad. Dios que da una palabra, un hombre que la cree y que actúa conforme a esa palabra. Todo crecimiento es el resultado de una palabra. Cuando nos reunimos, lo hacemos en torno a Cristo y a una palabra rectora.

Conquista tu mundo. Una conquista no viene simplemente porque tú lo quieres. El crecimiento de la iglesia no viene simplemente porque tú lo anhelas. El crecimiento de la iglesia involucra unos cuantos elementos que debemos conocer.

El Señor, en su palabra, dejó establecidos ciertos principios insoslayables. Él estableció una forma, una mecánica, una metodología si a ti te gusta llamarla así, de crecimiento. Nosotros nos la pasamos hablando de crecimiento en cuanto mensaje, congreso o conferencia se presente y no tenemos en cuenta algo muy importante: el crecimiento de la iglesia no es el final del plan de Dios. El propósito final del plan de Dios, es el funcionamiento. Engendrar, alimentar, crecer, funcionar.

La generación que va a pastorear al mundo, (Y no hablo de títulos inventados por el hombre obtenidos en seminarios inventados por el hombre, sino el pastoreo conforme a lo que Dios plasmó en su palabra), y que es la que va a impulsar a la iglesia en el siglo 21, es una generación de líderes que van a aprender la diferencia que hay entre participación y compromiso.

Hemos confundido la participación de la gente en los programas masivos con el auténtico compromiso con el reino de Dios. Es muy normal para un líder actual pensar y expresar que ha tenido un culto glorioso porque han asistido cinco mil personas, pero no se tiene en cuenta que esa gente, si bien ha participado de un culto, no se ha involucrado ni se ha comprometido con la obra del ministerio. La generación que Dios va a usar para tomar la tierra, es una generación comprometida.

(Génesis 14: 13)= Y vino uno de los que escaparon, y lo anunció a Abram el hebreo (Dice Abram el hebreo) que habitaba en el encinar de Mamre, el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram. (Abram el hebreo).

(Éxodo 9:1)= entonces Jehová dijo a Moisés: entra a la presencia de Faraón, y díte: Jehová, el Dios de los hebreos, dice así: deja ir a mi pueblo para que me sirva.

El Dios de los hebreos. La palabra HEBREO, en el idioma hebreo, es la palabra ABIRU. El significado de este término es "Uno que cruzó el río". Uno que ha cruzado el río. Esto es importante, porque todo lo que encontramos en Génesis, tiene significado espiritual.

Somos hijos de Abraham. Somos de la simiente de Abraham. Un hebreo dice la Biblia. ¿Pero no era de Ur de caldea? Silencio. Esta no es una clase de historia. Deja que Dios te hable, después discute con Él si quieres. Un hebreo, fíjate, es un hombre que, a través de una experiencia, fue tomado por Dios, fue cruzado por un río y entró en otra experiencia, en otra dimensión.

Un hebreo, (Y por favor, toma lo profético de todo esto y olvida los mapas y a palestinos e israelíes) es una persona que vivía en un mundo, que cruzó un río y que apareció en otro mundo. Un hebreo es una persona que vivía en un sistema, en una filosofía de vida, en una estructura ideológica.

Y a través de una experiencia sobrenatural (Y no estoy hablando de una experiencia intelectual que se pueda medir con la mente), es cruzado a través de una experiencia de muerte. Es llevado a través de una experiencia traumática, extraordinaria, que marca su espíritu. Y cuando sale de esa experiencia, se encuentra en otro mundo.

Dios sacó a Abraham de una cultura sumeria. Dios sacó a Abraham de Ur de los caldeos, una cultura infectada e infestada por demonios. Abraham mismo estaba fuertemente influenciado por esta corriente satánica. Dios lo sacó.

¿Tienes tú alguna remota idea de lo que caminó Abraham? Aquí sí es necesario algo de geografía. Abraham viajó desde Ur hasta Aram. ¡Ochocientos kilómetros! Y todavía no cruzaba el Eufrates. Es mucha la gente que anda muy contenta porque salió de Ur. Y porque ya está en Aram, pero todavía no cruza el Eufrates. ¿Sabes una cosa? Vamos a tener que cruzarlo para ser parte de la iglesia del siglo 21.

Dios, en toda la escritura y se puede comprobar, jamás llamó a un hombre para que hiciera algo por Él sin permitirle, primero, pasar por una experiencia sobrenatural. Toma el caso de Moisés. Moisés estuvo cuarenta años lejos de Egipto, Dios lo llama, lo impacta llamándolo desde la zarza ardiendo, le muestra su gloria, le muestra milagros. Y Moisés, luego de esa experiencia, está listo, con un pedazo de leña en la mano, a sacar a su pueblo del yugo de Faraón.

Lo que estoy tratando de decirte es que si las experiencias sobrenaturales que tuvieron Moisés, Abraham, Gedeón y otros, podemos experimentarlas nosotros en el marco de este siglo 21, vamos a poder hacer, como mínimo, lo que Moisés, Abraham y Gedeón hicieron. ¿Cuántos pueden creer eso? Necesitamos una nueva visión de Dios. Necesitamos una nueva concepción de la iglesia, de Dios, de la Biblia, del hombre y del ministerio.

Una nueva visión de la iglesia. No podemos seguir caminando con Dios por donde Él desea, sin cruzar primero el río de la muerte. Estamos en medio de un proceso donde Dios está derrumbando viejas estructuras. Tú vas a sentir como se te desgarra algo, porque quieras o no, tú estás aferrado de alguna parte de esas estructuras.

Pero hay algo histórico en el mover de Dios: jamás te quita algo para dejarte con las manos vacías. Lo que Dios tiene para ti es muchísimo mejor que lo que Él te está pidiendo. Dios ha metido a su iglesia en el siglo 21 a través de una experiencia de muerte.

Dios sacó a Abraham de Ur de Caldea. Dios te va a sacar a ti de tu propio Ur. Noé vivió una experiencia de muerte. Fue un profeta de Dios. Es importante ver que toda la gente que fue usada por Dios no sólo cambió su medio, sino que también afectó su nación.

Tenemos que tener la visión clara y correcta de la grandeza y la majestuosidad de Dios. Hoy, nuestro Dios, todavía se parece demasiado a nuestra visión. Tenemos un Dios muy religioso, muy eclesiástico, muy encerrado dentro de nuestras estructuras. Dios es mundial, abarca todo, pero nosotros lo limitamos a una religión y a una serie de ritos, actos, costumbres y tradiciones.

Dios, aunque a ti te cueste mucho entenderlo, está muy interesado en la ciencia, en el arte, en el deporte, en la política, en la economía de la nación. Pero nuestra teología ha sido históricamente obtusa, con una visión de túnel.

Dios nos va a hacer cruzar el río y nos va a mostrar que Él es más grande que tu denominación, que tu mente, que tu doctrina, que tu cultura, que Rosario, que la provincia de Santa Fe, que la República Argentina y sus tradiciones. ¡Dios es más grande!

Cuando Noé salió del arca, suspiró y dijo: ¡Por fin Dios y yo, solos! Este es el tiempo donde tienes que salirte de tu estructura, cualquiera que ella sea, suspirar y decir: ¡Por fin Dios y yo, solos! Estamos a favor del mundo, pero no podemos pretender cambiar el sistema si en este tiempo somos parte del sistema.

Tenemos que salirnos del sistema para poder pensar en cambiar el sistema. Dios pasó a Noé por las aguas de la muerte y, cuando él salió del otro lado, el mundo viejo ya no estaba más. Sólo Dios y Noé. Solamente alguien llevado por Dios a través del río de la muerte puede comenzar, cuando lo cruza, una nueva generación

(Gálatas 1: 3)= Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo, (4) el cual se dio a sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo malo, (Siglo, aquí también, es sistema, mundo, ideologías articuladas que abarcan todo el quehacer humano. El mundo, el siglo, el Cosmos, sistema. Por eso es que el Señor dice: Mi reino no es de este Cosmos, de este sistema. Él vino a irrumpir el sistema, con otro sistema celestial y poderoso. Por eso estamos aquí: para penetrar en el sistema del mundo con el sistema que proclama y levanta el evangelio.)

El pueblo hebreo fue sacado de Egipto. Durante cuatrocientos años estuvieron en Egipto escuchando cosas como estas: eres una langosta; ustedes sólo son un grupo de adoberos, de ladrilleros; no sirven para nada; son langostas, no sirven para nada.

Jamás en un sistema así pudieron desarrollar sus potenciales y sus capacidades. Entonces, ¿Qué hace Dios? Los saca del sistema faraónico, los cruza el mar Rojo, los lleva a la tierra prometida, los mete del otro lado para que puedan desarrollar su capacidad en el máximo potencial. El siglo 21 está caminando en dirección al Canaán de la iglesia, el sitio y el tiempo donde el pueblo de Dios dejará de ser una ciudadanía de segundo nivel.

¿Qué hizo Noé cuando salió del arca, después de haber vivido su experiencia de muerte? Edificó un altar, adoró a Dios, y dio inicio a una nueva generación. Abraham hizo lo mismo, y todo el que cruza el mismo río, el que vive esa experiencia de muerte que significa el trato con Dios, el morir a todas nuestras metas personales para tomar las de Dios, que son muchísimo mejores, y que tú conoces por revelación del Espíritu, vas a construir un altar en tu corazón y vas a adorar al Dios de toda la Creación. Sólo así podrás dar inicio a una nueva generación.

(Romanos 12:2)= No os conforméis a este siglo, (Esto significa: no se adapten a este sistema) sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, (Esto es: hagan morir la carne, los deseos del corazón, empiecen a vivir por el Espíritu) para que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios agradable y perfecta.

Por lo que vemos, es evidente que existe un costo operativo para acceder al conocimiento de la voluntad de Dios. Un viejo pastor me contaba una vez que alguien le dijo alguna vez: mire pastor, yo creo que Dios nos pide mucho. Dice que él le dijo que no, que Dios no nos pide mucho, que nos pide todo.

Israel cruzó un río, adoró, y fundo una época. Josué cruzó un río, adoró y fundó una generación. Elíseo cruzó el Jordán y, al otro lado, inició un ministerio de doble unción. Jesús, antes de comenzar su ministerio, cruzó un río en forma de desierto.

El ministerio para el siglo 21, es para los cruzadores de ríos. Los ríos de este tiempo son la destrucción de las estructuras. No tener raíces, no tener estacas, no tener anclas. Ir detrás de la bendición, detrás de la nube de Dios junto con todos los que se atreven o en contra de ellos mismos digan, solo, si es necesario.

Vas a ver a mucha gente quedarse a la orilla del camino, no te preocupes. Eso sí, no les permitas que te enseñen teología. Deja que el Espíritu Santo te hable. Ámalos, bendícelos. Tal vez, algunos de ellos son gente preciosa, pero en el proceso operacional de Dios, no son útiles.

Cuando Moisés bajó del monte, Dios le dijo: ya no tienes un pueblo, ahora tienes un campamento. Saca el tabernáculo fuera. Ellos se apartaron de la palabra y sacaron el tabernáculo fuera del campamento y, cuando la gente quería ir al tabernáculo, tenía que irse más allá de lo estructurado por años.

¿Sabes por qué la gente no quiere a los profetas? Porque un profeta aparece siempre para hacer tambalear algo que ya está armado. Entonces tenemos que ir más allá, ampliar nuestro radio de acción. En Casa de Gobierno y en las oficinas de los ministerios, trabajan muchos creyentes.

Pero ni el presidente, ni alguno de sus ministros ni cualquiera de los que están en eminencia son creyentes. Los que limpian, barren o sirven el café son creyentes. En los sanatorios trabajan muchos creyentes. Pero los directivos, los especialistas, los médicos, el personal de enfermería no son creyentes.

Los que retiran los elementos para las necesidades fisiológicas de los pacientes, son los creyentes. Tú me entiendes. No estoy hablando de trabajos dignos o trabajos no dignos, ni de personas importantes o personas menos importantes. De lo que estoy hablando es de autoridad humana guiada por autoridad divina. ¡Y eso es lo que va a cambiar! Debemos ir más allá del campamento.

Los profetas antiguos decían algo que muy bien puede repetirse hoy. Lo dijo Gedeón: "Si Jehová está con nosotros, ¿Adonde están sus maravillas? Dios le dijo a Nehemías, -que dicho sea de paso no era ningún tonto-, "yo pongo mis palabras en tu boca"

¿Tú estás seguro de tener en tu casa, en tu grupo de estudio bíblico, en tu pulpito, auténtica palabra de Dios para esta coyuntura histórica? ¿Estás seguro de andar caminando bajo la nube? "Yo te tomo, -dice Dios-, y te pongo por sobre las naciones con palabra para derribar, plantar, edificar, destruir".

¿Y qué es nación? Simple: un sistema de poderes. Te pongo por sobre la economía de esta nación, te pongo por sobre la política de esta nación, te pongo por sobre la educación de esta nación. ¿Para qué? Para que arranques.

El mayor negocio, hoy, en el mundo, es el conocimiento. Toda venta de conocimiento es lo más cotizado que anda por allí. Todo lo demás se puede fabricar, menos el conocimiento. Por eso te paga bien la gente, para que le vendas tu conocimiento. Tecnología de punta. Dios le dijo a Jeremías: "Voy a poner en tu boca conocimiento operativo para que las naciones funcionen.

Un ejemplo sencillo: Isaac Newton, no era un creyente precisamente, pero: ¿Sabes qué dijo? Dijo: "El hombre que logre tomar los principios judeo-cristianos e introducirlos en los sistemas públicos de una nación, va a cambiar a esa nación.

El humanismo no tiene respuestas. Los sistemas humanísticos se quedan sin respuestas ante esta avalancha de corrupción. El humanismo, cuando algo se le escapa de su control, lo legaliza. No te olvides que no todo lo legal, necesariamente es moral. Hay un campo entre una cosa y la otra, aunque parezcan ir unidas. Todos lo saben, nadie se atreve a decirlo. Hay miedo en la iglesia. ¿Miedo? ¡Pero si el miedo es del diablo!

Vamos a venderle al mundo una tecnología de punta que el mundo no conoce. La iglesia que está caminando el mundo del siglo 21, debe ser una iglesia de vanguardia, no esa cosa llena de discursos sin fuerza, solemnidades formales de trajes y corbatas portadas por hombres canosos, bien peinados y con anteojos de fino marco con que se ha identificado a las autoridades religiosas no tradicionales de la cultura latinoamericana.

Las leyes van a salir de esa iglesia de vanguardia para todo el mundo, porque Dios es Señor de todo, y Él ha escrito como debe gobernarse el hombre. La duda, es: ¿El hombre de Dios gobernará como Dios dice o como acostumbran a gobernar los hombres sin Dios? En esta respuesta está el futuro del cumplimiento del propósito de Dios o más de lo mismo que hemos tenido hasta hoy.

Hay tres cosas que Dios creó: familia, iglesia y estado. Líder: ¿Tú deseas funcionar muy bien en este tiempo? Ten en cuenta de que el mundo será cívico-religioso. El mundo que cada líder va a afrontar en este siglo 21, será un mundo urbano, no rural.

El noventa por ciento de la gente del planeta vivirá en centros urbanos. Si tú quieres crecer, vas a tener que levantar un ejército de gente multiplicadora. Por familia. Padres, esposas, hijos, parientes cercanos. Así creció la iglesia primitiva.

Hoy vemos liderazgos muy exitosos que tienen iglesias fracasadas. No funciona así. Si un técnico de fútbol es brillante, sabe mucho de técnica, táctica y estrategia, conoce de conducción de grupos un vagón, habla bien, es carismático, pero su equipo pierde todos los partidos, el técnico no sirve.

Hace muchísimos años, los misioneros se iban al centro de una enmarañada selva a predicarle el evangelio a un grupo de indígenas en una choza de troncos atados entre sí, con un techo de hojas de palmera. Hoy, año dos mil nueve, todavía son muchos los aspirantes a misioneros que tienen esta misma visión romántica de las misiones.

Pero el tema es que ya casi no existen las chozas de troncos y techo de palmeras en una selva virgen para cobijar a feroces indígenas que llegan a buscar a Dios. Hoy tenemos una ciudad con cinco millones de habitantes que no quieren saber nada con las clásicas chozas llamadas iglesias, pero que siguen buscando a Cristo por todos lados sin encontrarlo.

Muchos eruditos, teólogos, estudiosos, especialistas en misionología, hoy, se devanan los sesos preguntándose cómo va a hacer Dios para entrar en China y cambiar lo que ellos tienen, creen y practican desde hace cuatro mil años.

¡Cuatro mil años de cultura no se cambian en un rato! ¿Ah, no, eh? ¿Y cuánto tiempo dice la Biblia que es mil años para Dios? Un día... Y bueno, ¿Por qué vamos a ver tan tremendo e imposible lo que a Dios solamente le puede llevar cuatro días? Para •Dios, China tiene cuatro días de antigüedad y es muy fácil cambiar a una nación de cuatro días.

La gente que va a cruzar el río en este siglo veintiuno, es gente con una mente saturada por los propósitos del reino, saturada por los propósitos divinos. Dentro de las iglesias, normalmente, nosotros tenemos una mente espiritual. Viene un endemoniado y una gran mayoría se da cuenta inmediatamente.

Y se echan fuera a esos demonios como auténticos guerreros del ejército de Jehová. Pero cuando salimos de las puertas de la iglesia hacia fuera, nuestra mente se seculariza. No vemos a los espíritus operando. Es para dar gracias a Dios por tantos siervos fieles que están peleando a nuestro favor en los aires.

Él dijo: Nadie puede entrar en la casa del hombre fuerte y saquear sus bienes, si antes no le ata. ¿Te das cuenta? Entrar. Atar, saquear. Yo creo que estamos caminando recién el segundo paso. Hemos entrado y hemos atado, pero para saquear necesitamos un sistema efectivo.

Tenemos alrededor de seiscientos millones de latinos. Ese es un suculento botín. ¿Sabes como alcanzarlos? Y... Yo no muy bien, pero... Hay mucha gente que ha estudiado esa área del evangelio y se está capacitando para hacerlo. ¿Ah, sí? Yo creía que todos lo sabíamos...

(1 Juan 2: 27)= Pero la unción que vosotros recibisteis de él permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; así como la unción misma os enseña todas las cosas y es verdadera, y no es mentira, según ella os ha enseñado, permaneced en él.

Hemos tomado a la unción y la hemos restringido a la esfera del alma. Nos caemos, saltamos y danzamos bajo la unción. Pero la unción es para enseñarnos todas las cosas. Y la iglesia que va a penetrar el siglo 21 deberá ser una iglesia obediente a la unción.

Cuando Dios habló a Moisés, le dijo: Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Pero cuando Dios envió a Moisés a Faraón, le dijo: dile que yo soy el Dios de los hebreos. El Dios de Abraham, Isaac y Jacob liga a la familia, pero el Dios de los hebreos separa los sistemas.

A Dios le gusta ponerse nombres. Dice: Yo soy el Dios de los hebreos, el Dios de los que cruzan los ríos, el Dios de los que están dispuestos a terminar con su pasado, el Dios de aquellos que están dispuestos a salir de sus estructuras, el Dios de los que están dispuestos a ir más allá del campamento, el Dios de los que están dispuestos a caminar bajo la nube.

Es necesario cruzar el río y entrar en la nueva tierra. Salir de una estructura anquilosada y entrar en un nuevo tiempo de Dios con palabra, métodos y resultados jamás vistos antes y enteramente efectivos. Dios está levantando a gente desconocida con esta unción especial para cruzar el río.

La unción anterior jamás dejará de ser bendita pero ya no es útil en lo práctico, hoy. Durante cuarenta años hemos predicado la palabra. Bueno, hoy, en el ingreso del siglo 21, hay una generación que va a dar cumplimiento a esa palabra.

(Deuteronomio 29: 29)= Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley.

Moisés podía tomar un puñado de tierra en Egipto y convertirlo en piojos. Porque cuatrocientos años antes Dios le habló a Abraham y le dijo: ten por cierto que tu generación saldrá de Egipto. Cuando tenemos una palabra de Dios podemos y debemos actuar en la unción de esa palabra, ser luz del mundo y, como la sal, cambiar el sabor de la tierra.

Lo que ocurre es que el pasado glorioso humilla este presente. Ya los antiguos profetas supieron lo que era enfrentarse con los poderes del Estado en oposición a la iglesia. Ojo: dije que se enfrentaron, no que negociaran.

Dios creó a la familia para la procreación, a la iglesia para la proclamación y al Estado para la protección. Son tres poderes de Dios y qué sencillo sería todo si cada uno cumpliera la parte que le corresponde, ¿No? Si la familia no procrea, no puede pretender que lo haga el Estado en su lugar y, si la iglesia no proclama, no puede permitir que lo haga el Estado en su lugar.

El Estado no puede ser protector y salvador. En Babilonia, ellos dijeron: hagámonos un nombre, y crearon del Estado, un nuevo Mesías. Entonces el Estado, a través de los siglos, ha abusado del poder. Pero Dios tiene profetas para hablarles a los gobiernos.

(Salmo 2: 10)= Ahora, pues, oh reyes, sed prudentes; admitid amonestación, jueces de la tierra.

(11)Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor.

(12)Honrad al Hijo, para que no se enoje, y perezcáis en el camino; pues se inflama de pronto
su ira. Bienaventurados todos los que en él confían.

Jeremías fue puesto para hablar a las naciones. Isaías dijo a las naciones: volved a Jehová. David profetizó y dijo: naciones y pueblos todos, alabadle, honradle. Pero hemos dejado, por una teología incompleta, en un analfabetismo profético a los estados.

Le hemos predicado muy bien a la familia, con seminarios y congresos especializados de gran valor y gran nivel. Le hemos predicado a la iglesia una teología inteligente, profunda y esclarecida, pero: ¿Qué mensaje tenemos para los estados? ¿Qué podemos decirles a los gobiernos, con sabiduría e inteligencia sin que se nos rían en la cara?

Dios, te repito, levantó a Jeremías para llevarle un mensaje a las naciones. Tenemos que empezar a mirar más allá de la puerta de nuestro templo. Jesús dijo: Id y haced discípulos a las naciones. Dios le dice a Jesús: pídeme, y te daré por herencia las naciones. Jesús dice: me fueron entregadas. Ahora ustedes vayan y hagan discípulos allí. Esto dice Dios a Jeremías:

(Jeremías 51: 20)= Martillo me sois, y armas de guerra; Y por medio de ti quebrantaré naciones, y por medio de ti destruiré reinos.

Es como si Cristo le estuviera diciendo a Rosario, a la Argentina, a tu país, al tuyo y al tuyo; a América Latina toda: ¡Cuidado naciones! Toda planta que no plantó mi Padre, en esos lugares, será desarraigada por la palabra de Dios.

La palabra tiene un poder operativo tremendo. El humanismo ya se quedó sin respuestas para los problemas del mundo. Ahora espera esas respuestas del único lugar de donde pueden venir: de Dios, de la iglesia. Puede seguir esperando; la iglesia todavía cree que es muy importante incorporar al humanismo a sus cultos para su mejor credibilidad y simpatía pública.

(21)Por tu medio quebrantaré caballos y a sus jinetes, y por tu medio quebrantaré carros y los
que en ellos suben.

(22)Asimismo por tu medio quebrantaré hombres y mujeres, y por medio de ti quebrantaré
viejos y jóvenes, y por tu medio quebrantaré jóvenes y vírgenes.

(23)También quebrantaré por medio de ti al pastor y a su rebaño, quebrantaré por tu medio a
labradores y a sus yuntas; a jefes y a príncipes quebrantaré por medio de ti.

Somos un arma de guerra de Dios. El mundo se maneja por ideas y nosotros tenemos la mejor, la perfecta, que es la palabra de Dios. Somos, si no tonteamos coqueteando con el mundo, martillo de Dios. Algo que golpea fuerte, que rompe las estructuras más sólidas.

Eso es el mensaje de Dios, no esa mezcla de gelatina, vaselina y queso de untar con que muchos intentan quedar bien con todo el mundo, no ofender a nadie y retener a congregaciones hambrientas de verdadero alimento espiritual.



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