miércoles, 30 de marzo de 2011

Guerra de Argumentos

¿A cuantos de ustedes les han enseñado que los demonios existen, pero que no pueden hacer absolutamente nada con los creyentes? En lo profundo, esto es absolutamente cierto y verdad, pero en los hechos concretos y reales, algunas cosas son bien diferentes.

Porque un creyente, (Y no estoy hablando de una persona que concurre a una iglesia, estoy hablando de un creyente), para ser más que vencedor, tiene que moverse por fe y la fe tiene un tremendo enemigo: una mente plagada de sugerencias demoníacas. Para evitar esto, hay dos caminos alternativos pero con igual objetivo: conocer nuestra identidad en Cristo y no ignorar las maquinaciones de Satanás.

(Oseas 4: 6)= Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.

La palabra CONOCER, tiene dos acepciones bien diferentes aunque con igual contenido. En términos generales y populares, significa no ignorar determinada cosa, saber de algo, y en términos bíblicos, significa intimidad.

Cuando Adán conoció a Eva y Eva concibió de él, es obvio que no se trató de un saludo ni de una presentación formal, sino de máxima intimidad. Lo cierto es que hay muchos cristianos espiritualmente ignorantes y derrotados en sus vidas cotidianas simplemente porque no entienden ni se dan cuenta que hay una batalla por el control de sus mentes.

La fe es el camino de Dios para la vida, mientras que el razonamiento es el camino del hombre. Y ambos están enfrentados. Nadie le dice a usted que no tenga que razonar, lo que le estoy diciendo es que nosotros no tenemos la capacidad par determinar los pensamientos de Dios por medio del razonamiento humano, por lo tanto, nos guste o no, dependemos de la revelación divina.

(Isaías 55: 9)= Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.

Esto significa que hay dos caminos para transitar: el camino de Dios operando por fe, o nuestro camino operando según nuestra limitada habilidad. Le pregunto, mi hermano, para que me lo responda con la máxima sinceridad de la que pueda ser capaz: Usted, ¿Ignora esto?

¿No, verdad? Y entonces, ¿Por qué cree que una gran mayoría de hermanos está empecinada en hacer aquellas cosas que suponen íntimamente que están muy bien y no las que Dios dijo que había que hacer?

¿Tan tontos hemos sido que no nos hemos dado cuenta que esto no es un pensamiento nuestro, sino una influencia maligna que se introduce en nuestras mentes, y a las que nosotros les damos mayor validez que a la mismísima Palabra de Dios?

Cuando nos conducimos así, entonces, es cuando nos justificamos con frases hechas: “Ah, no; yo no puedo ver eso como lo ve Dios”. O sino: “Dios lo dirá, pero yo no lo creo ni lo entiendo así”. ¿Nunca ha escuchado respuestas como esta?

Ahora pregunto, una vez más: ¿Qué es lo que hacemos después de estas opiniones? Hacemos la “nuestra”, es decir. La que mejor nos parece. Si nos sale bien, damos testimonio público del asunto, reservándole una pequeña parte a Dios, y si sale mal, preguntamos a los gritos como Dios pudo haber permitido eso.

(Proverbios 3: 5-6)= Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas.

Usted sabe muy bien que el camino de Dios es el mejor y tiene la intención de caminar íntegramente en ese camino, pero cuando se empieza a entretener con pensamientos o ideas que son contrarias a la Palabra, empieza a comprometerse con dos posiciones absolutamente contrapuestas.

Obedecer a Dios pero, por las dudas, su sabiduría humana está a la expectativa por si lo otro falla. Mientras más tiempo y fuerza usted invierta en masticar sus propios planes en cuanto a como vivir su vida, menos tiempo y fuerzas tendrá para buscar el plan de Dios y dejar de apoyarse en su propia prudencia.

(Santiago 1: 8)= El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos.

Cuando ocurre esto, su madurez en Cristo será obstruida, su crecimiento espiritual será impedido y su experiencia diaria como cristiano será marcada por la desilusión, el desánimo y la derrota. Es que en primer lugar nos encontramos con que su carne sigue generando pensamientos e ideas humanísticas.

La carne es la parte suya que fue entrenada para vivir independiente de Dios antes de su conversión. Cuando usted nació de nuevo, Dios le dio una nueva naturaleza y llegó a ser una nueva persona, pero lo cierto es que nadie le borró el cerebro. Entró en su nueva fe con todas las viejas costumbres y patrones de pensamientos de la carne.

Lo segundo de estas cosas, es que Satanás y sus demonios están activamente involucrados en tratar de distraerlo de su andar por fe llenado su mente con pensamiento e ideas de él. Esto desata la esencia de la batalla para la mente, que es un conflicto entre vivir en los caminos de Dios por medio de la fe, o vivir en los caminos del hombre al seguir los impulsos del mundo, de la carne y el diablo.

Tal vez usted sienta que es una víctima indefensa que está en el medio sacudido por las inclemencias de la tormenta, pero tengo que decirle que no, que usted no es ninguna víctima indefensa, sino todo lo contrario. Usted es, en definitiva, quien decide quien será el ganador en cada batalla.

(2 Corintios 10: 3-5)= Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

Esta es la naturaleza real de la batalla, y lo primero que usted necesita saber, es que las batallas no se libran en el nivel humano de la inseguridad o la habilidad. Usted no puede, por más esfuerzo que haga y por más que se lo proponga tozudamente, ser más inteligente o más fuerte que la carne o el diablo, por usted mismo.

Sus armas, necesariamente, tienen que ser divinamente poderosas si es que quiere, verdaderamente, salir más que vencedor de ese conflicto espiritual. Los principales blancos que se tienen que destruir son las fortalezas de su mente.

Las fortalezas son patrones negativos de pensamiento que han sido inculcados en nuestras mentes en una de dos formas: o bien por la repetición en el transcurso del tiempo, o a través de una experiencia traumática.

¿Cómo se establecen esas fortalezas en nuestras mentes? Generalmente, como resultado de cierto número de pasos sutiles que nos alejan del plan de Dios para nosotros y nos hunden en el comportamiento humano secular.

Aquí es donde, en la mayoría de los púlpitos, se aprovecha una verdad como la que le he compartido, para promocionar otra que, si bien tiene algo que ver, no es del todo la gran verdad. Se le suele decir a la gente, por ejemplo, que uno de esos mecanismos sutiles, es hacerle creer que si no viene a la iglesia, o que en la iglesia se aburre.

Eso, le aseguran los líderes, lo llevará a usted a la extinción paulatina pero total de su fe, cosa que no es tan así por dos motivos: porque cuando usted está fundamentado en Cristo, también puede llegar a aburrirse en un templo en donde no se le predica a Él, y porque no es la asistencia a un templo, a veces, sólo a participar de “shows cristianos” superficiales, lo que mantendrá viva la llama del Espíritu, sino su concreta relación personal con Cristo.

Yo aconsejo siempre a aquellos que están muy débiles o recién nacidos a la nueva vida, que no dejen de congregarse en los templos, pero cuando se trata de gente madura, lo que les digo, es que no dejen de congregarse, aunque aquí en este caso, dejo fuera de la conversación la palabra “templo”.

(Efesios 2: 1-2)= Y él os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia.

Hay una verdad irrenunciable: usted ha sido diseñado para vivir en comunión con Dios y para cumplir sus propósitos; pero nació físicamente vivo y espiritualmente muerto en un mundo hostil. Siempre sus máximos estímulos vinieron de allí, de ese medio ambiente.

Libros, películas, música o experiencias impactaron su vida. Pudo usted haber encontrado o no el método para soportar eso. Y eso mismo fue elaborando, con el correr de los años, una filosofía de cómo sobrevivir, haciéndole frente a los problemas y teniendo cierto éxito en este mundo, pero al margen de Dios.

Cuando usted se convirtió, sus pecados fueron quitados; pero su predisposición y comportarse de cierta manera, la cual desarrolló al ajustarse a su medio ambiente, siguen arraigados a su carne. Incluso, y esto no se dice por demagogia, usted puede ser creyente del nuevo nacimiento y seguir viviendo a base del estilo de vida que había desarrollado independiente de Dios. Es por eso que Pablo escribió lo que sigue:

(Romanos 12: 2)= No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, par que comprobéis cual sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.

Ahora: ¿Cómo se llama el impulso de vivir como se nos da la gana en lugar de cómo Dios quiere? Se llama Tentación. Esa es la esencia de la tentación, esa es la gran batalla y Satanás sabe como y donde tentarlo a usted.

Él lo ha observado muchos años y conoce cuales son sus puntos débiles y allí es donde apunta. Si cuando la tentación aparece, no hace usted lo que dice 2 Corintios 10:5, que es llevar cautivo todo pensamiento a Cristo, va a empezar a considerar a esa tentación, como una opción.

Y en cuanto usted comenzó a pensarlo, empieza a caminar en dirección al lugar en que el enemigo quiere tenerlo. Leí una vez en un hermoso libro, un gracioso ejemplo de cómo se puede ceder a la tentación.

Un hombre con algunos kilos de sobrepeso, de pronto, dice: “Voy a dar un paseo, pero por las dudas me tiente con algo, no voy a pasar ni cerca de la panadería” – Después dice: “¿Pero por qué voy a tener tanto miedo? ¡Voy a pasar frente a la panadería; lo que no voy a hacer, es entrar!”

Más adelante, agregará: “Creo que estoy lo suficientemente maduro y fuerte como para ingresar a esa sucia panadería y ni siquiera mirar sus masas”. – “Pensándolo mejor: ¿Por qué no voy a mirar esas masas? Lo importante es que no me lleve ninguna”.

“aunque…No veo el motivo de por qué mi problema de obesidad, tenga que perjudicar a toda mi familia. Voy a comprar una bolsa de esas masas y, sin tocar ninguna, la voy a levar a mi casa para que las coman mi esposa y mis hijos”.

“Sí señor, lo que a mí me perjudica es comerme esas masas, pero no oler y percibir su aroma. Así que voy a olerlas, y nada más”. – “Pensándolo mejor: ¿Qué puede tener de malo que pruebe un pequeño trozo de una? Lo que me engordaría, sería comérmelas a todas, ¿no es así?”

Último acto del drama cotidiano que nos está presentando esta historia. “¡Basta! ¿Quien me lo puede impedir? ¡Comeré, comeré y comeré esas masas, reviente quien reviente y engorde quien engorde!! ¿Lo puede usted entender? ¿Como hará para no caer en esto?

(1 Corintios 10: 13)= No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana, pero fiel es Dios quien no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.

Algo queda más que claro aquí: si no controla usted el primer cuadro, la primera medida, el primer milímetro de tentación, todo lo que sobrevenga después, va a caminarlo por encima. El problema más grave es subestimar a la tentación. Allí es donde ella e hace fuerte y lo vence.

Hechos concretos: el hombre natural tiene una tendencia clara a la inmoralidad y la promiscuidad. El hombre “normal” según la sociedad secular, es aquel que anda de juerga en juerga, bebe, fornica si es soltero o comete adulterio si es casado, consume pornografía y todo aquello que exacerbe sus sentidos. La conversión no cambia todo esto de un solo golpe, principalmente le cambia la visión. Ante la primera tentación, tendrá que huir, inexorablemente. De otro modo, va a caerse.

Las personas que estudian el comportamiento humano nos dicen que si se repite una acción durante seis semanas, terminará siendo una costumbre. Y si se ejerce aquella costumbre por suficiente tiempo, se establecerá una fortaleza.

En cuanto una fortaleza de pensamiento y de reacción está arraigada en su mente, prácticamente se ha perdido la habilidad de decidir y actuar de una manera contraria a ese patrón. La no manda nuestra sabiduría sino el patrón al cual hemos cedido.

Ejemplo: si una mujer es violada con el sonido de fondo de una sirena de ambulancia, cada vez que oiga sonar una sirena, refrescará en su memoria ese tremendo momento. Fortaleza. Otro ejemplo que da el autor de otro libro:

Tres muchachos, hijos de padre alcohólico. Cuando el hombre llegaba a su casa borracho y agresivo, estas eran las reacciones: el mayor, de dieciocho años, se le atrevía y lo enfrentaba; el mediano, de trece años, trataba de calmarlo y el menor, de nueve años, huía despavorido a esconderse. Esa, exactamente, será la actitud que cada uno de ellos tendrá ante las agresiones de la vida años y años después.

La hostilidad es una fortaleza. El primer plan de Dios desarrolla el carácter y el conocimiento de amar a los enemigos, orar por ellos y dar la otra mejilla. La inferioridad también es una fortaleza. Usted, un hijo o una hija de Dios, un santo, de ninguna manera podrá ser inferior a nadie.

Si se siente así, es víctima de una fortaleza. La manipulación es una fortaleza. ¿Siente usted que tiene que controlar a las personas y circunstancias de su vida? ¿Le es imposible dejar las cosas en manos de Dios? En algún momento ha desarrollado usted un patrón de control que, con el tiempo, se ha convertido en fortaleza.

La homosexualidad es una fortaleza. Ante los ojos de Dios, no hay tal cosa como un homosexual. Él los creó varón y hembra. Pero si hay un comportamiento homosexual, generalmente es el resultado de pasadas experiencias negativas con los padres o con el sexo.

Esas experiencias impulsaron a esas personas a dudar de su suficiencia sexual y a empezar a creer una mentira en cuanto a su identidad sexual. La anorexia y la bulimia son fortalezas. ¿Usted puede creer que una mujer que pesa cuarenta y cinco kilos, se mire al espejo y se vea obesa?

Cualquier reflejo que dirige sus pensamientos y acciones de manera negativa, significan una verdadera fortaleza en su mente. En algún momento usted formó esos patrones de comportamiento y hoy, simplemente, ha pasado a ser víctima de ellos.

Pero la batalla en su mente no es solamente entre el mundo y la carne. También tiene usted como oponente al diablo, que está maquinando como llenar su mente con pensamientos que estén opuestos al plan de Dios para su vida. Por eso es que Pablo dice que debemos llevar cautivos a Cristo nuestros pensamientos; simplemente porque son pensamientos que vienen del enemigo.

(2 Corintios 3: 14)= Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el Antiguo Pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.

(2 Corintios 4: 3-4)= Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es imagen de Dios.

Hay una palabra, en ambos versículos que hemos leído, que pese a estar traducidas de modo diferente, tienen la misma palabra griega como base. En el primero, dice que se embotó el ENTENDIMIENTO de ellos y, en el segundo, que cegado el ENTENDIMIENTO. En ambos casos, la palabra usada es NOEMA.

(2 Corintios 11: 3)= Pro temo que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestros sentidos (NOEMA) sean de alguna manera extraviados de la sincera fidelidad a Cristo.

(2 Corintios 2: 11)= Para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones (NOEMA).

La estrategia de Satanás es introducir los pensamientos e ideas de él en su mente y engañarlo de tal manera que usted crea que son suyos. Esto fue lo que le pasó a David cuando él lo incitó a que hiciese censo en Israel, un acto que Dios había prohibido.

Pero David actuó conforme a la idea de Satanás. ¿Se le habrá acercado Satanás a David, un día, para decirle: “Quiero que hagas un censo en Israel?” De ninguna manera. David era un hombre recto, y jamás hubiera obedecido a Satanás.

Pero: ¿Qué tal si Satanás le introdujo esa idea en su mente en la primera persona del singular? ¿Qué tal si el pensamiento le vino a David algo así como: “Necesito saber de qué tamaño es mi ejército, creo que voy a contar cuantos soldados tengo”?

Si usted supiera de inmediato que ese pensamiento no es suyo, lo rechazaría sin dudar. Pero como se cree que sí es suyo, y para usted, sus pensamientos son altamente importantes, entonces se lo cree totalmente y allí mismo es donde queda atrapado.

¿Se habrá dado cuenta, Judas Iscariote, que la idea de entregar a Jesús era de Satanás? ¿Nunca se dieron cuenta, Ananías y Safira, que la idea de mentir respecto a la heredad les llegó desde afuera?

Decía un reconocido sirvo de Dios en una ocasión que, en cada sesión de consejería, se encontraba con muchos hermanos que oían claramente voces en sus mentes, pero no decían nada por temor a que los demás creyeran que se estaban volviendo locos.

Él agregaba que la mayoría de los cristianos que conocía estaban plagados de dificultades en sus pensamientos que afectaban de manera negativa su tiempo devocional personal. Pocas veces reconocen que estas distracciones reflejan la batalla que sucede en sus mentes.

(1 Timoteo 4: 1)= Pero el Espíritu dice que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios.

¿Cómo es que se pelea esto? Con la verdad. Ya fue dicho: no es un encuentro de poderes, es un encuentro de verdades. Si con la verdad de Dios usted expone la mentira de Satanás, el poder de Satanás se rompe allí mismo.

¿Y cual es su papel en esta batalla? En primer lugar, ya se lo dije, tiene que ser transformado por la regeneración de su mente. ¿Y como es que puedo renovar mi mente? Llenándola con la Palabra de Dios.

Para poder ganar esa batalla tiene que permitir que la paz de Dios gobierne su corazón y que la palabra de Cristo more en abundancia en su vida, tal como dice en Colosenses 3:15-16. Al continuar almacenando en su mente la verdad de Dios, se estará equipando para reconocer la mentira y llevarla cautiva.

Hay un viejo ejemplo doméstico, lineal y callejero del que todos podemos extraer una buena enseñanza. Y dice que el cajero de un banco detecta más rápido que nadie al billete falso por una simple y sencilla razón: está acostumbrado a manejar el legítimo.

En segundo lugar, Pedro nos indica que preparemos nuestras mentes para la acción. En 1 Pedro 1:13 dice: Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios y esperad por completo la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado.

Tiene que deshacerse usted de las fantasías infructuosas. Si usted se imagina a sí mismo haciendo cosas sin hacerlas nunca, eso es peligroso. Porque pierde el contacto con la realidad. Pero si se imagina a usted mismo obedeciendo la verdad, podrá motivarse hacia la vida productiva siempre y cuando cumpla, al hacer las cosas que se imagina.

En tercer lugar, usted tiene que llevar cada pensamiento cautivo a Cristo. Aprenda a hacer esto desde el primer cuadro de sus pensamientos. Evalúe cada pensamiento que le sobrevenga con la verdad y no le de ninguna clase de lugar a la mentira.

(Filipenses 4: 6)= Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

Esto significa, en cuarto lugar, que usted tiene que volverse a Dios. Cuando su compromiso con la obediencia se vea amenazado por la imposición de sus ideas personales, las del mundo secular, las de su carnalidad o las del diablo, acérquese – Como recomienda este pasaje -, a Dios, en oración.

(7) Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

Aquí dice que al hacer eso, usted estará reconociendo a Dios y exponiendo sus pensamientos a la verdad en Él. Entonces su doble ánimo desaparecerá. Las emociones desempeñan un papel principal en el proceso de la renovación de su mente,

En sentido general, las emociones son producto de sus pensamientos. Si usted no está pensando correctamente, si su mente no está siendo renovada, si no está percibiendo a Dios y su Palabra apropiadamente, todo esto saldrá a relucir en su vida emocional. Y si no reconoce sus emociones, podría convertirse usted mismo en un blanco demasiado fácil para Satanás. He aquí una ilustración.

(Lamentaciones 3: 1)= Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo.

(2) Me guió y me llevó en tinieblas, y no en luz (3) ciertamente contra mí volvió y revolvió su mano todo el día.

(4) Hizo envejecer mi carne y mi piel; quebrantó mis huesos; (5) edificó baluartes contra mí, y me rodeó de amargura y de trabajo.

(6) Me dejó en oscuridad, como los ya muertos de mucho tiempo.

Fíjese la expresión de desaliento que aquí esboza Jeremías al interpretar erróneamente que dios está en contra de él y que Él es la causa de sus problemas físicos. Note sus pensamientos atemorizados de estar atrapado. ¿Sabe cuanta gente piensa lo mismo y se siente igual, hoy?

(7) Me cercó por todos lados, y no puedo salir; ha hecho más pesadas mis cadenas.

(Verso 11)= Torció mis caminos, y me despedazó; me dejó desolado.

(Verso 18)= Y dije: perecieron mis fuerzas, y mi esperanza es Jehová.

Mire: si su esperanza estuviera en Dios y estas palabras fueran una representación correcta de Él, usted también, probablemente, se sentiría derrotado. ¿Cuál era el problema de Jeremías? Que su idea de Dios, estaba totalmente fuera de centro.

Dios no era la causa de su aflicción. No lo obligó a caminar en oscuridad. Dios no es una fiera esperando que tropecemos para devorarnos. Yo sé que es mucha la gente que cree eso porque así ha sido enseñada, pero no es la verdad en absoluto.

Pero Jeremías estaba pensando correctamente; así que no se estaba haciendo bien, ni tampoco estaba respondiendo correctamente. Pero, sorpresivamente, Jeremías comienza a cantar otra melodía y las cosas comienzan a verse de otro modo.

(Verso 19)= Acuérdate de mi aflicción y de mi abatimiento, del ajenjo y de la miel; (20) lo tendré aún en memoria, porque mi alma está abatida dentro de mí; (21) esto recapacitaré en mi corazón, por lo tanto esperaré.

(22) Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.

(23) Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad.

(24) Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto en él esperaré.

¡Que cambio! ¿Es que habrá cambiado Dios? No. ¿Entonces cambiaron las circunstancias de Jeremías? Tampoco. Lo que sí cambió, entiende bien esto, fue su percepción de Dios y, por lo consiguiente, también sus emociones.

Usted no es afectado tanto por su medio ambiente como por su percepción del mismo. Los eventos de la vida no deciden quien es usted. Dios decide eso, y su interpretación de los eventos de la vida decidirán como enfrentará usted las presiones de la vida.

Nos vemos tentados a decir: ¡Como me hizo enojar! O: “No me sentía deprimido en absoluto, hasta que llegó esa persona y ¡Pum!” Eso es lo mismo que decir: “No tengo control sobre mis emociones o mi voluntad”.

En realidad, no tenemos mucho control sobre nuestras emociones, pero sí tenemos control sobre nuestros pensamientos y nuestros pensamientos deciden posteriormente nuestros sentimientos y reacciones.

Es por esa razón, por ese motivo, por esa causa, que es tan importante que usted llene su mente con el conocimiento de Dios y de su Palabra. No necesariamente seminario, estudio sistemático. Sí intimidad, estar a solas con el Señor. Usted necesita ver la vida desde la perspectiva de Dios y responder de acuerdo con eso.

Si lo que usted cree no refleja la verdad, entonces lo que usted sienta no refleja la realidad. El decirle a alguien que no debe sentirse como se siente, es una forma sutil de rechazo. Porque no puede hacer mucho en cuanto a como se siente. El problema real es que tiene una percepción equivocada de la situación, que lo hace sentirse como se siente.

El orden bíblico es conocer la verdad, creerla, caminar de acuerdo con la misma y permitir que sus emociones sean producto de la obediencia. Eso es orden bíblico, no método de vida conforme a determinada religión.

Cuando usted cree lo que siente en lugar de creer la verdad, ¿Cómo será usted? Será tan inconstante como sus sentimientos. Pero cuando usted cree y actúa de acuerdo con la verdad, sus sentimientos reflejarán la realidad.

¿Recuerda usted ahora, con cierta precisión, lo que al respecto dijo el propio Jesús? Dijo: …Si sabéis estas cosas, bienaventurados seréis si las hiciereis. Conclusión: no basta con saber. Usted debe, primeramente, saber, y luego decididamente hacer lo que ya sabe.



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