lunes, 15 de marzo de 2010

La Fe que mueve la Mano de Dios

Me sorprenden los niños la capacidad que tiene para recordarte lo que le prometiste…uno de mis sobrinos muchas veces me recordaba promesas como: la semana pasada me dijiste que me llevarías al cine…o prometiste traerme un regalito, y muchas promesas más que uno se olvida pero los niños… No!

Jesús dijo que debíamos hacernos como niños, y no es que empecemos a tirarnos al piso en capricho hasta que papito Dios nos de lo que nosotros queramos.

Sino que creamos a las promesas que Dios nos hace y reclamárselas exactamente como nos prometió, no agregar nada ni quitar nada, solo creyendo.

Quiero compartirles de la Fe… y de las variantes que encontramos en las personas y su contrastes con La Palabra de Dios.

La gente tiene fe o deposita la fe en diferentes “fuentes”. Hay personas que dicen:

* Les tengo fe a estos jugadores y al equipo…o…tengo fe en este proyecto, se que vamos a salir adelante.
* Tengo una fe bárbara en la virgencita milagrosa…o… le tengo fe al gauchito…o… tengo fe en mi Iglesia, denominación, etc.
* Yo no creo en las instituciones, solo tengo mi fe en Dios.
* Tengo fe en Dios…Ojala todo cambie…..
* Tengo fe en este numerito y con un golpe de suerte voy a ganar…solo necesito suerte.
* Tengo Fe en el Hijo de Dios en quien mi vida esta escondida en el hueco de su mano.

Estos más o menos son algunos de los aspectos de la fe que la gente tiene. Todos tienen fe. De alguna manera a todos les sirve para sus propósitos.

Ya sea para:

* Depositar nuestra fe en cosas o personas son circunstanciales, según las necesidades especificas de ese momento y son mas un deseo que una verdadera fe fundamentada.
* Otra clase de fe, es la popular o religiosa heredada de los antepasados y las creencias populares, esto la Biblia lo llama Idolatría y paganismo.
* Están los que creen en Dios a su manera, pero no se sujetan a sus leyes, dicen conocer y tratar con el “barba” a su manera, pero estan bien lejos de la realidad de una verdadera fe.
* También los que creen en Dios y dudan de su efectividad por desconocer verdaderamente en quien creen. Usando expresiones de deseos, anhelos, o siendo incrédulos. Creen en Dios pero mentalmente, y desconocen de su Poder.
* Los que creen en la suerte, te bendicen siempre diciendo: suerte…aunque el deseo es que te vaya bien, confian en la suerte.
* Y la Fe verdadera ejercida a través de Jesucristo.

Jesús enseño que si tuvieras una fe como el grano de mostaza, moverías las montañas.

NO es que si tienes aunque sea un poquito de fe…sino que la semilla de mostaza es la más chiquita de las hortalizas pero cuando crece se hace un gran árbol.


Así a cada uno de nosotros se nos ha dado un deposito de fe como una semilla de mostaza, y debemos hacerla crecer.

Ahora, hay una clase de Fe que me gustaría hablarles.

Hebreos 11 es mi pasaje favorito y me gustaría que lo leyeran.
La confianza en Dios
1 Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no podamos verlo.2 Dios aceptó a nuestros antepasados porque ellos confiaron en él.3 Y nosotros creemos que Dios creó el universo con una sola orden suya. Lo que ahora vemos fue hecho de cosas que no podían verse.

4 Abel confió en Dios, y por eso le ofreció un sacrificio mejor que el de Caín. Por eso Dios consideró que Abel era justo, y aceptó sus ofrendas. Y aunque Abel ya está muerto, todavía podemos aprender mucho de la confianza que él tuvo en Dios.

5 Henoc confió en Dios y, por eso, en vez de morir, Dios se lo llevó de este mundo y nadie volvió a encontrarlo. La Biblia dice que, antes de que Henoc fuera llevado, fue obediente, y eso le agradó a Dios.6 Porque a Dios no le gusta que no confiemos en él. Para ser amigos de Dios hay que creer que él existe, y que sabe premiar a los que buscan su amistad.

7 Noé confió en Dios y, por eso, cuando Dios le avisó que sucederían cosas que todavía no podían verse, obedeció y construyó un barco para salvar a su familia. Por su confianza en Dios, Noé recibió las bendiciones que Dios da a todos los que le obedecen. También por su confianza en Dios, Noé hizo que la gente de este mundo fuera condenada.

8 Abraham confió en Dios, y cuando él le ordenó que saliera de su tierra para ir al país que le daría, Abraham obedeció, aunque no sabía hacia dónde iba.9 Abraham confió tanto en Dios que vivió como un extranjero en el país que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña, igual que Isaac y Jacob, a quienes Dios también les había prometido ese país.10 Abraham confiaba en que algún día vería la ciudad que Dios había planeado y construido sobre bases firmes.

11 Abraham confió en Dios y, por eso, aunque su esposa Sara no podía tener hijos y él era ya muy viejo, Dios le dio fuerzas para tener un hijo. Abraham confió en que Dios cumpliría su promesa de darle un hijo.12 Por eso Abraham, aun cuando ya iba a morir, pudo tener tantos descendientes como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar. ¡Nadie puede contarlos!

13 Todas las personas que hemos mencionado murieron sin recibir las cosas que Dios les había prometido. Pero como ellos confiaban en Dios, las vieron desde lejos y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos eran como extranjeros que estaban de paso.14 Queda claro, entonces, que quienes reconocen esto todavía buscan un país propio.15 Y que no están pensando en volver al país de donde salieron, pues de otra manera hubieran regresado allá.16 Lo que desean es tener un país mejor en el cielo. Por eso Dios no tiene vergüenza de ser su Dios, porque les ha preparado una ciudad.

17 Abraham confió en Dios cuando Dios quiso probar si le obedecía o no. Por eso Abraham tomó a su hijo Isaac para ofrecerlo como sacrificio. No le importó que fuera su único hijo, ni que Dios le hubiera prometido que18 por medio de Isaac tendría muchos descendientes.19 Abraham sabía que Dios tiene poder para hacer que los muertos vuelvan a vivir. Esa confianza hizo que Abraham no tuviera que matar a su hijo; y fue como si Isaac hubiera vuelto a vivir.

20 Isaac confió en Dios, y por eso le prometió a sus hijos Jacob y Esaú que Dios los iba a bendecir.

21 Jacob confió en Dios y, por eso, cuando ya estaba por morir, les prometió a los hijos de José que Dios los iba a bendecir. Luego, se apoyó en la punta de su bastón y adoró a Dios.

22 José confió en Dios y, por eso, poco antes de morir, anunció que los israelitas saldrían libres de Egipto y dejó instrucciones para que supieran qué hacer con sus huesos.

23 Los padres de Moisés confiaron en Dios y, por eso, cuando Moisés nació, lo escondieron durante tres meses. El rey de Egipto había ordenado que se matara a todos los niños israelitas, pero ellos vieron que Moisés era un niño hermoso y no tuvieron miedo, porque confiaban en Dios.

24 Moisés confió en Dios y, por eso, cuando ya fue hombre, no quiso seguir siendo hijo adoptivo de la hija del rey.25 No quiso disfrutar de lo que podía hacer y tener junto a ella, pues era pecado. Prefirió que los egipcios lo maltrataran, como lo hacían con el pueblo de Dios.26 En vez de disfrutar de las riquezas de Egipto, Moisés decidió que sería mejor sufrir como también iba a sufrir el Mesías. Él sabía que Dios le daría un buen premio.

27 Moisés confió en Dios y, por eso, salió de Egipto sin tenerle miedo al rey. No se rindió nunca, y actuó como si estuviera viendo a Dios, que es invisible.28 Moisés confió en Dios, y por eso celebró la Pascua. También mandó rociar con sangre las puertas de las casas israelitas. Así, el ángel enviado a matar no le hizo daño a ningún hijo mayor de las familias israelitas.

29 Los israelitas confiaron en Dios, y por eso cruzaron el Mar de los Juncos como si caminaran sobre tierra seca. Pero cuando los egipcios quisieron pasar, todos ellos se ahogaron.

30 Los israelitas confiaron en Dios y, por eso, cuando marcharon alrededor de la ciudad de Jericó durante siete días, los muros de la ciudad se vinieron abajo.

31 Rahab, la prostituta, confió en Dios y, por eso, no murió junto con los que habían desobedecido a Dios en Jericó, porque ella trató bien a los espías de Israel.

32 ¿Qué más les puedo decir? No me alcanzaría el tiempo para hablarles de la confianza en Dios de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, de Samuel y de los profetas.33 Ellos confiaron en Dios, y por eso conquistaron países; y como actuaron con justicia, recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron la boca de leones y34 apagaron grandes incendios. Escaparon de que los mataran con espada, recibieron fuerzas cuando más débiles estaban, y en la guerra fueron tan poderosos que vencieron a los ejércitos enemigos.

35 Algunas mujeres confiaron en Dios y, por eso, Dios hizo que sus familiares muertos volvieran a vivir.

Algunos confiaron tanto en Dios que no quisieron que los dejaran en libertad. Al contrario, dejaron que los mataran, porque sabían que volverían a vivir y así estarían mucho mejor.36 Mucha gente se burló de ellos y los maltrató, y hasta los metieron en la cárcel.37 A otros los mataron a pedradas, los partieron en dos con una sierra, o los mataron con espada. Algunos anduvieron de un lugar a otro con ropas hechas de piel de oveja o de cabra. Eran pobres, estaban tristes, y habían sido maltratados.38 La gente de este mundo no merecía personas tan buenas, que anduvieron sin rumbo fijo por el desierto, por las montañas, por las cuevas y las cavernas de la tierra.

39 Dios estaba contento con todas estas personas, pues confiaron en él. Pero ninguna de ellas recibió lo que Dios había prometido.40 Y es que Dios tenía un plan mucho mejor, para que nosotros también recibiéramos lo prometido. Dios sólo hará perfectas a esas personas cuando nos haya hecho perfectos a nosotros.



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