martes, 5 de julio de 2011

Supliendo las necesidades

El crecimiento puede traer problemas, y la Iglesia Primitiva no fue la excepción. El avivamiento que trae a las multitudes también puede producir crisis que tarde o temprano tendrán que tratarse con sabiduría. Uno de los problemas mayores de cualquier sociedad es la tensión que resulta cuando personas de diferentes culturas se juntan.

A pesar de que los primeros cristianos estaban convertidos, todavía traían a la iglesia sus diversas características culturales. Tal combinación de personas con diferentes costumbres y de diferentes razas puede causar problemas aun cuando sean cristianos. Los apóstoles, que eran los líderes de la Iglesia, pronto se dieron cuenta de una inminente crisis. Porque estaban llenos del Espíritu Santo, trataban con problemas a medida que el Espíritu les daba sabiduría.

Comentario bíblico

I. Respondiendo a las necesidades (Hechos 6:1-7)

A. La discordia Interna

El capítulo 5 de Hechos cierra con la escena en que los creyentes se ven predicando a Cristo diariamente a pesar de que los apóstoles son encarcelados y castigados en otra ola de persecución. No sabemos cuánto tiempo transcurrió entre Hechos 5:42 y 6:1. Sin embargo, vemos inmediatamente que la Iglesia goza de gran crecimiento.

La Iglesia no sólo había experimentado problemas con los de afuera, sino también con los de adentro de la Iglesia. Entre otras cosas, los miembros murmuraban entre sí. Habían llegado a la iglesia muchas personas de diferentes culturas y tan rápido que el problema causante de la discordia era inevitable.

Pregunta: ¿Por qué es que la presencia de viudas en la Iglesia presentó una situación tan delicada en esa época?

La sociedad durante la época de la Iglesia Primitiva era totalmente diferente a la del mundo actual. No existían oportunidades de una carrera para las viudas. Tenían que depender de sus familiares para el sustento, y si no tenían familia, la responsabilidad recaía sobre la Iglesia. El deber de la Iglesia respecto a esta responsabilidad fue puesta en debate en Hechos 6 por los creyentes griegos que pensaron que los creyentes hebreos no estaban distribuyendo esta ayuda igual a todos.

Los creyentes llamados griegos en el versículo 1 eran helenistas, es decir judíos que habían nacido fuera de Palestina y hablaban griego. Además de haber adoptado el idioma griego, ellos también habían adoptado mucha de la cultura de los países donde habían vivido. Los llamados hebreos habían nacido en Palestina y hablaban hebreo o arameo. Ellos habían guardado las costumbres judías. De ahí que había una cierta tensión cultural entre los dos grupos aunque ambos eran judíos.

Los hebreos dominaban la Iglesia, y justificados o no en sus acciones, los helenistas sentían que las viudas de su grupo no recibían el mismo trato en la distribución diaria de la comida. Esta era una situación que no se iba a terminar pronto.

B. Uno solución sabia

Los doce apóstoles tuvieron que enfrentar la situación. Ellos sabían que tenían que encontrar una mejor solución para la distribución de la comida. Una manera que fuera más justa para todos. Los doce también llegaron a la conclusión de que no podían cumplir con esta tarea y continuar efectivamente en su liderazgo espiritual. Hay que servir las mesas, por decirlo así, pero también hay que ministrar la Palabra de Dios. La única solución lógica era encontrar a otros que fueran aptos para vigilar por la distribución de la comida.

Indudablemente el Espíritu Santo dio a los líderes de la Iglesia una palabra de sabiduría para llegar a una solución. El plan protegía la autoridad de los apóstoles así como los derechos de la congregación. Para que los apóstoles no tuvieran que elegir a los hombres, pidieron a la gente que ellos hicieran la elección. Sin embargo, tenían que cumplir ciertos requisitos. Los requisitos espirituales eran los más importantes.

Pregunta: ¿Eran tos requisitos para estos administradores los mismos que deben considerarse hoy cuando se eligen a líderes en la Iglesia?

¡Qué criterio mejor que el mencionado aquí para elegir a los líderes de cualquier época! Su conducta pasada debió ser impecable. Debían tener una reputación impecable y honrada. También era necesario que estos hombres fueran llenos del Espíritu Santo y fueran reconocidos por tener la clase de sabiduría que el Espíritu imparte.

Siendo que los apóstoles eran líderes llamados por Dios, tenían que aprobar la selección de estos siete hombres. Después que éstos fueron escogidos, los apóstoles podrían dedicarse de lleno a la oración y a la predicación de la Palabra. Tal arreglo aseguraba la continua salud espiritual de la Iglesia. Lamentablemente hay pastores hoy día que no tienen suficiente ayuda, y por lo tanto están recargados de deberes que cumplir.

En el versículo 5 leemos que toda la multitud aprobó el plan de los apóstoles que había sido inspirado por el Espíritu Santo. La unidad sustituyó a la fricción y el desacuerdo que había existido anteriormente. La distribución justa de la comida se llevaría a cabo sin interrupciones y la Iglesia disfrutaría del liderazgo de los apóstoles.

Los comentaristas, al escribir sobre este pasaje, señalan que los siete hombres elegidos tenían nombres griegos, indicando que eran del grupo que había hecho una acusación contra la falta de justicia en la distribución de los alimentos. La elección de éstos aseguró que las viudas griegas serían tratadas justamente. Una vez que la congregación hubo hecho la selección, los apóstoles impusieron sus manos sobre los siete.

En este pasaje vemos cómo los apóstoles veían la misión de la Iglesia. El ministerio espiritual tenía la prioridad más alta, pero reconocían que no podían pasar por alto las necesidades materiales del pueblo. Dirigidos por el Espíritu Santo, hicieron lugar en los ministerios de la Iglesia para que se suplieran esas necesidades.

Los resultados espirituales se vieron inmediatamente. Al disolverse la tensión en la Iglesia, la libertad del Espíritu floreció y el avivamiento continuó. Multitudes de almas fueron salvas, incluso un gran número de sacerdotes.

II. Compasión por otros (Santiago 1:27; 1 Juan 3:17,18)

A. Viudas y huérfanos

Los cristianos no usan la palabra "religión" con mucha frecuencia simplemente porque hay tanto en ella que no es genuino. En nuestra época, "religión" no es siempre sinónimo de salvación. Hay muchas personas que son consideradas religiosas pero que no son nacidas de nuevo.

En este versículo, sin embargo, Santiago describió la clase de religión que Dios acepta. No estaba tratando de dar una definición completa de la religión, pero recalca dos características esenciales que la hacen germina ("pura" y "sin mácula") Una se refiere a la santidad interior, y la otra a la generosidad exterior.

Pregunta: ¿Qué quiso decir Santiago al llamar a los creyentes a estar "sin mancha del mundo"?

Su afirmación es consistente con toda la enseñanza de las Escrituras: que el pueblo de Dios debe estar separado del mundo. En este caso "mundo" significa el sistema del mundo organizado por Satanás para resistir el gobierno de Dios. Debemos guardamos de que las manchas de este sistema impío no se vean en nosotros.

Junto con esta separación interna debe haber una manifestación externa de nuestra religión que se manifieste en una verdadera preocupación por otros. Santiago era un hombre práctico que insistía que la verdadera fe debía manifestarse en hechos visibles. El incluyó específicamente cuidar de los huérfanos y las viudas. No limitamos nuestro cuidado a ellos; sin embargo, en la antigüedad ellos representaban a los indefensos y a los desamparados. Sin que alguien los amara y protegiera, estas personas se encontrarían a la merced de todos. Siempre ha habido gente que busca explotar y aprovecharse de ellos. De ahí, la ley de Moisés tenía muchas instrucciones acerca de cuidar de los huérfanos y las viudas.

B. Los que están necesitados

Primera de Juan 3:17, se refiere particularmente a ayudar a los necesitados entre los creyentes, pero la Iglesia debe demostrar el amor de Jesús al darles ayuda material. Esta puede ser la manera en que los incrédulos respondan positivamente al evangelio.

Juan enfatizó el mismo principio de Santiago. Juan dijo que el "cristiano" que ve a otro que tiene necesidad pero lo ignora, tiene razón para preguntarse si el amor de Dios realmente mora en él.

Pregunta: ¿Podemos obedecer este mandamiento bíblico aun si no somos ricos?

En este pasaje Juan no se dirige a los ricos, sino a los cristianos que tienen suficientes recursos materiales. Aunque dicho individuo no sea rico, debe compartir lo que tiene con los que tienen menos que él. Juan, el apóstol del amor, nos llama a hacer más que sólo hablar sobre la compasión. El dice: "No amemos de palabra ni de lengua, sino de hecho y en verdad."

III. La fe en acción (Santiago 2:14-17)

A. Frutos de salvación

Pregunta: ¿Si somos salvos por grada y no por obras, por qué es que Santiago dice que también debemos demostrar buenas obras?

En este pasaje Santiago no estaba enseñando que las buenas obras son un medio para ser salvo. Más bien, decía que las buenas obras deben seguir a la salvación. Santiago nos dijo que no sólo debemos hablar de nuestra fe, sino que debemos vivirla.

Las palabras "de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe" parecerían un poco fuertes. El hablar no cuesta, pero las acciones sí. Podemos hablar por muchas horas sobre lo que debemos hacer, pero si nunca lo hacemos, estamos perdiendo tiempo y nuestra conversación no tiene ningún valor.

La pregunta, "¿Podrá la fe salvarle?" se hace de tal manera que parece que la respuesta debe ser "No". Debemos considerar esto a la luz del contexto. La Biblia no enseña en ningún lugar que las buenas obras pueden ganamos el favor de Dios, Santiago no estaba hablando del asunto de la conversión. Su tema era la vida cristiana práctica que sigue a la conversión. Indicó el fruto de la salvación. Santiago lanzó una fuerte exhortación contra una profesión vacía y hueca de fe que no produce ningún fruto espiritual.

B. La vida cristiana práctica

Para que tuviera más efecto su enseñanza, Santiago usó un ejemplo que es poderoso debido a la imagen ridícula que sugiere. Un cristiano no tiene ropas ni comida, así que hace notoria a otro cristiano su necesidad, esperando su ayuda. Pero en vez de ello, recibe sólo buenos deseos. Es como si la persona que debía ayudarle le dijera: "Que lo pases bien." Esta persona tema los medios para ayudar al otro, pero no quiso esforzarse en hacerlo.

Además de su enseñanza sobre la fe, Santiago explicó que es importante ministrar a las necesidades materiales de la gente. ¿Cómo puede el cristiano que ve a alguien con hambre y sin abrigo, despedirlo sólo con palabras?

"¿De qué aprovechará?" continúa Santiago. La respuesta es un simple "nada". El individuo egoísta no promueve su testimonio delante del mundo ni delante de Dios. El apóstol aplicó el mismo principio a toda la conducta del cristiano. Si alguien dice que tiene fe pero no muestra evidencias de ella por sus obras, su profesión de fe viene a ser anulada.

Santiago dijo que esa fe "es muerta en sí misma". No respira, no se mueve, y tampoco tiene vida. No produce ningún fruto para los hombres ni trae gloria a Dios.

Aplicación

No es difícil responder a las necesidades de un individuo que se identifica con nosotros en nuestra cultura y tradiciones. Sin embargo, en muchas otras ocasiones existen enormes diferencias culturales y sociales entre nosotros y los que necesitan ayuda. Dichas situaciones ponen a prueba nuestra dedicación a Cristo. Con frecuencia uno absorbe con gran facilidad el egoísmo de esta época.

A través de los siglos, la Iglesia ha sido la primera en ayudar a la gente en sus tribulaciones y emergencias. Sin embargo, es más fácil contribuir dinero a dichos programas que tomar parte personalmente. Seguramente hay personas en nuestro vecindario a quienes podemos ministrar. Puede que sus necesidades no sean financieras. Hay muchas personas que sencillamente necesitan que alguien los oiga y les de ánimo.

Sin embargo, habrá necesidades individuales y domesticas que siempre estarán con nosotros. Siempre habrá alguien que necesita nuestra ayuda. Durante el tiempo de Navidad o cuando se presentan programas para recaudar fondos de parte de organizaciones de caridad, podemos sentimos generosos. No obstante, esto no es una excusa para permanecer insensible a las necesidades de la gente el resto del año.

Ojalá que nunca estemos en el grupo del cual Santiago dice que "hablan mucho de su fe, si bien es una fe sin obras". Necesitamos conducimos de tal manera que la gente fuera de la Iglesia diga: "Este cristiano practica lo que predica."



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