En los capítulos anteriores Pablo se ocupó en describir ampliamente el ministerio que había recibido del Señor y la gracia divina que le había dado fuerzas para estar firme. Dios, a través de su gracia salvadora había reconciliado a Pablo consigo mismo. Por medio de la dádiva de Dios en Cristo su Hijo, esa reconciliación era eficaz y esta disponible para todos los seres humanos. A él se le concedió, por tanto, este ministerio de reconciliación, el cual 'tenía que ser anunciado a todos los hombres. Así vemos al apóstol en su papel de embajador de Cristo rogando a los hombres que se reconciliaran con Dios.
Aquí en el capítulo 6, Pablo se dedica a dar demostraciones de que él era en verdad un embajador de Cristo. El estaba consciente de que tenía enemigos y que éstos estaban haciendo todo posible por destruir los resultados del-ministerio que había desarrollado en Corinto. Esto lo hacían arruinando con astucia y falsedades la reputación del apóstol. Por otra parte él tenía muchos amigos en Corinto. Por lo tanto, por amor del evangelio, él dedica esta sección de su epístola para dar una descripción de su ministerio y sus sufrimientos por causa del evangelio. Lo que él deseaba era que sus lectores, los cristianos de Corinto, tuvieran suficiente información sobre el ministerio que él había venido desempeñando, y de esta manera poder hacer frente a las acusaciones y falsedades de los enemigos: El quería que supieran que su servicio o ministerio entre ellos estaba impregnado de amor genuino y sinceridad cristiana. También les asegura que el mensaje que anunciaba era real y verdadero.
Exposición Bíblica
I. Constancia en todo (2 Corintios 6:1-10).
A. Colaboradores de Dios
Pablo y Timoteo, en su carácter de embajadores de Cristo eran también sus colaboradores, sus ayudantes, sus asociados en el ministerio del evangelio.
Pregunta: ¿Qué parte tenían ellas en la obra de Dios?
Estos siervos de Dios, como todos los que le sirven a través de las generaciones, no pueden tomar parte en la realización de la obra de redención. Esto ha sido hecho por la gracia maravillosa de Dios por medio del sacrificio de Cristo en la cruz. Los hechos básicos para la redención de la humanidad fueron la muerte y la resurrección de Jesucristo. Como lo señalábamos en la lección anterior, Cristo, quien no conoció pecado fue hecho pecado para que nosotros pudiésemos ser hechos justicia de Dios en él. No había ni hay nada que nosotros podamos hacer para salvarnos del pecado. La salvación es algo que ejecutó Dios por medio de Jesús. Es cierto que no podemos hacer nada para añadir a la obra de Cristo, pero sí podemos participar en la propagación y extensión de ese amor de Cristo que busca al pecador y se moviliza en la iglesia de una manera especial.
En este capítulo Pablo muestra su preocupación y su amor por los hermanos de Corinto. El apóstol se interesaba en ver que los corintios no hubieran recibido la gracia de Dios en vano. Es decir, que no tuvieran en poco el ministerio de la reconciliación que Dios le había encomendado a Palo como una oferta de su gracia para que los hombres restauraran la comunión con El por medio de Jesucristo.
Enseñanza práctica
Los enemigos de Pablo no podían encontrar ninguna falta en el mensaje del evangelio que él proclamaba. Por cualquier lado que juzgaran su predicación siempre se encontrarían con la verdad de la Palabra de Dios. El mensaje del apóstol estaba basado en una demostración del poder divino (1 Corintios 2:1-5).
Pero cuando los oponentes de Pablo se veían frustrados en su intento de destruir el mensaje que él anunciaba se lanzaban a un ataque directo a su propia reputación personal. Ellos sabían que si triunfaban en esto también lograrían destruir todos los resultados de su ministerio.
Sin embargo, la paciencia de Pablo y Timoteo en sus acciones, la pureza de su corazón, sus sanas motivaciones y la forma sincera y valiente en que libraban la batalla del Señor los identificaban, sin temor a dudas, como fieles ministros de la Palabra de Dios.
B. Sirviendo con amor sincero
Pregunta: ¿Qué hacían Pablo y Timoteo para recomendarse "en todo como ministros de Dios"?
Todo lo que ellos hacían era parte de su vida de servicio a Dios. Para ponerlo en términos más claros ante sus lectores, Pablo enumeró una serie de cosas que eran suficientes para recomendarlos como verdaderos siervos del Señor. La primera cualidad mencionada es la paciencia. Es decir, una conducta paciente y estable para hacer frente a cualquier circunstancia, en vez de darse por vencido. En este aspecto del carácter se puede mencionar la actitud frente a las aflicciones, las tribulaciones, las presiones las catástrofes naturales y torturas ocasionadas por los hombres. Entre los sufrimientos infligidos por los adversarios pueden mencionarse los azotes que había sufrido el apóstol a manos de los judíos y también de los romanos, los encarcelamientos a los que fue sometido, los complots y tumultos religiosos y políticos, los desvelos y hambres.
La segunda cualidad por la que estos predicadores se recomendaban como verdaderos ministros de Dios estaba relacionada, no con las circunstancias, sino con la pureza interior del corazón y la sinceridad de sus motivos. Esto se veía en el conocimiento que tenían de las Escrituras y de los planes de Dios; también se manifestaba en la longanimidad, la tolerancia y la paciencia con la que actuaban hacia los demás, en su bondad y generosidad, en la obra que el Espíritu Santo realizaba por medio ellos, en la genuinidad de su amor, en la manera en que administraban la Palabra de verdad y en la forma en que se manifestaba en ellos el poder de Dios en su ministerio.
La tercera cualidad que caracterizaba el ministerio de Pablo y Timoteo era la manera en que se enfrentaban a la batalla a favor del evangelio. Ellos peleaban "con armas de justicia a diestra y a siniestra" (versículo 7). Esto podría entenderse como el uso de las armas de la justicia de Cristo tanto para atacar al enemigo por una parte y para defenderse de los ataques de afuera por la otra. Ellos procuraban que todas las cosas fueran hechas correctamente, sin importar lo que hiciera el enemigo. Esa era su manera de actuar ya fuera "por honra" o "por deshonra"; ya fuera que hablaran bien de ellos, o mal. Aunque los enemigos los consideraban como engañadores o impostores, ellos permanecían fieles a la verdad. Guando la gente los tenía por desconocidos y extraños, Dios les daba gracia para hacerlos bien conocidos de todos. Cuando parecía que se estaban acercando a la muerte Dios les daba poder para que se sintieran llenos de vida y fuerza espiritual. Cuando el enemigo los sumergía en dolor, tristeza y humillación, el Señor los alentaba y podían así regocijarse en El. Aunque aparentemente vivían en pobreza y escasez, a muchos llenaron de riquezas en todo sentido. Si bien ante los ojos de los hombres parecían no tener nada, realmente lo tenían todo, porque tenían al Señor a su lado. Por medio de Cristo Jesús ellos vinieron a ser cauces por los que Dios derramó abundantes bendiciones y mucha riqueza espiritual.
II La verdadera consagración 2 Corintios 6:11- 7:1
A. Separados del mundo
Los versículos 11-13 son muy interesantes. Antes de seguir con su elocuente y conmovedora exposición, el apóstol se detiene para demostrar que su corazón casi estallaba de emoción. El había estado hablando a los corintios. Su boca se había abierto para expresarles lo que sentía. Su corazón se había ensanchado; es decir, había abierto su corazón para hacerles conocer sus sentimientos. Si acaso ellos sentían alguna presión o algún resentimiento, eso sólo podía proceder de la manera en que ellos interpretaran sus palabras y sus hechos. Por eso les pide que ellos también se expresen como corresponde: "Pues, para corresponder del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos también vosotros" (versículo 18). Pablo quería que supieran que todo lo que él hada provenía de un corazón lleno del amor de un padre espiritual. Hasta para tratar de los problemas más serios, él hada uso de este amor sincero.
Pregunta: ¿En qué problema concentra su atención en esta parte de su carta?
El creyó muy necesario hacer la seria advertencia a los corintios en contra de unirse "en yugo desigual con los incrédulos". Los yugos se utilizan para hacer que dos animales trabajen juntos o lleven una carga. Algunos creyentes piensan que esta advertencia se refiere únicamente a los que hacen planes de casarse con personas inconversas. Pero parece que esta no es la aplicación primaria en este caso. Con estas expresiones el apóstol está haciendo un llamado a la separación de los creyentes del mundo para consagrase definitivamente a Dios.
El "yugo desigual" está relacionado con el aspecto doctrinal y la adoración. Algunos de los creyentes corintios corrían el riesgo de degenerar sus enseñanzas y mezclarlas con ideas que provenían de fuentes paganas. Parece que muchos de ellos estaban más interesados en estar en "compañerismo" con los paganos que en mantener una relación correcta con Dios y con la verdad de su Palabra. Estaban traspasando los límites de la justicia y la injusticia, y entre la luz y las tinieblas. Algunos de ellos ignoraban que no podía haber "concordia" (simfonesis) entre Cristo y "Belial" o el anticristo; o entre los creyentes y los incrédulos. No les importaba averiguar si había diferencia entre la verdadera adoración a Dios y la idolatría. Tal parece que habían caído en un estado de total indiferencia. Ya no halan distinción entre lo bueno y lo malo.
Enseñanza práctica
La idea básica de las palabras de Pablo en el versículo 14 probablemente se derive de Deuteronomio 22:10 y Levítico 19:19. Allí hay una clara distinción entre ciertas cosas que jamás deberían juntarse. De ninguna manera pueden unirse en yugo la pureza del cristianismo y la idolatría pagana. No puede haber compatibilidad entre lo bueno y lo malo.
Dios le habló a Abraham y le dijo: "Vete. . ." El mensaje angelical le ordenó a Lot que saliera de Sodoma. Como representantes de Dios, como embajadores de Cristo, como ciudadanos del cielo, los cristianos deben conducirse de tal manera que no haya en ellos ninguna apariencia de maldad, ni dentro ni fuera de la iglesia.
B. Dios recibe a los que se consagran a él
Como lo dijimos anteriormente, la idea aquí no está relacionada con matrimonios ni con las asociaciones que existen por causas comerciales o de trabajo: Estas instrucciones prohíben la asociación de los cristianos con las costumbres de la antigua comunidad pagana a la cual pertenecían. El persistir en la amistad y la unión con ellas solamente haría más difícil el desprendimiento de las cosas malas y la abstención de lo inmundo, especialmente la idolatría y otras costumbres paganas. En el versículo 17 se citan las palabras de Isaías 52:11, las cuales tienen que ver directamente con la adoración.
La razón por la cual es tan importante que nos separemos de todas las cosas inmundas, sin embargo, es que Dios quiere habitar en nosotros. El quiere ser nuestro Dios, y que nosotros seamos su pueblo. Pero el pecado, o la idolatría, que es la adoración de otras cosas fuera de Dios, son cosas que nos separan de El. Solamente cuando nos separamos por completo de la adoración idolátrica y de las costumbres pecaminosas de los incrédulos nos puede recibir el Señor para ser nuestro Padre, tal como El lo desea.
Pregunta: ¿Qué elemento nuevo hay en la promesa del Nuevo Testamento en cuanto a que Dios es nuestro Padre y nosotros somos su pueblo?
David exclamó: "Mi padre eres tú, mi Dios, y la roca de mi salvación" (Salmo 89:26). El salmista Asaf reconoció que todos los hijos de Israel eran "hijos del Altísimo' (Salmo 82:6). Oseas 1:10 promete que el Israel restaurado volverá a ser reconocido como pueblo de Dios, "y en el lugar en donde les fue dicho: Vosotros no sois pueblo mío, les será dicho: Sois hijos del Dios viviente". El Antiguo Testamento demuestra claramente la naturaleza paternal de Dios en la manifestación de su amor y misericordia (Salmos 27:10; 103:13; Isaías 1:2; 68:7, 8; Jeremías 3:22; 10:20; Malaquías 3:17).
Isaías reconoció esto mismo diciéndole a Dios: "Tú, oh Jehová, eres nuestro padre" (Isaías 63:16; 64:8; Jeremías 3:19; 31:9; Malaquías 1:6; 2:10). La gente del Israel del Antiguo Testamento también reconocía la paternidad de Dios en los nombres que les ponían a sus hijos. Los nombres Eliab y Abiel, ambos significan "Dios es mi padre" (Números 1:9; 16:1; 1 Samuel 9:1; 16:6; 1 Crónicas 11:32). Los nombres Abías y Ahí, igualmente significan "Jehová es mi padre" (1 Samuel 8:2; 1 Reyes 14:1; 1 Reyes 18:2).
Como nuestro Padre Dios quiere que seamos un pueblo separado para que podamos ser suyos de una manera muy especial. Dios dilo que El había escogido a Israel para que le fuera "un pueblo único", no en el sentido de que no pudiera haber otro como él, sino en cuanto a la consagración y .santificación que deberían caracterizarlo como pueblo suyo. (Vea Deuteronomio 14:2.) Los mismos términos que se usan en Deuteronomio - "pueblo único" - se traducen como "especial tesoro" en Éxodo 19:5, y en Malaquías 8:17. El Nuevo Testamento nos enseña que como cristianos hemos venido a ser posesión de Dios de una manera especial (1 Pedro 2:9). Si nos separamos de las cosas del mundo y nos consagramos a su servicio y adoración, El se nos manifiesta como nuestro Padre y nos trata como sus hijos.
III. Cuando los cristianos cuidan los unos de los otros 2 Corintios 7:2-16
A. la preocupación de Pablo por los corintios
Ahora el apóstol concentra su atención en la carta a la relación que sostenía con los hermanos de Corinto. El les pidió no solamente que lo recibieran, sino que también le abrieran ampliamente su corazón para darle lugar.
Pregunta: ¿Tenían los corintios una razón legítima para no abrir su corazón a Pablo?
Algunos corintios habían estado acusando a Pablo de cometer algunos errores en su trato injusto hacia algunas personas. Otros lo acusaban falsamente de estar arruinando a la gente en lo financiero, hasta el grado de defraudarlos y engañarlos. Sin embargo, viéndolo bien estos argumentos no tenían validez alguna porque eran formulados por enemigos del evangelio. Por su parte, los creyentes corintios conocían perfectamente bien a Pablo. Ellos sabían que él no era capaz de hacer ninguna de las cosas de las que se le acusaba. Por otra parte, Pablo tampoco mencionaba estas cosas con el ánimo de condenar a los que lo acusaban. En el fondo de su corazón él sentía un verdadero amor hacia ellos. Los tenía en su corazón para morir o vivir con ellos. También se implica aquí que no importando lo que sucediera con él, su amor por ellos permanecería fiel. Si bien algunos le causaban aflicciones y dolor, otros le eran una verdadera consolación y le servían de apoyo moral en medio de sus sufrimientos.
B. Un buen informe acerca de los corintios
Cuando se encontraba en Macedonia, Pablo se sintió bastante preocupado por no saber cómo les iba a ellos en Corinto. Es probable que temiera por el estado espiritual de la iglesia. Pero llegó Tito y le trajo buenas noticias. El se lamentaba por haber tenido que mandarles una carta tan severa cuando ellos no respondieron a 1 Corintios. Sin embargo, la tristeza que les causó dicha carta (la cual no llegó a nuestras manos) obró para bien, "la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación" (versículo 10).
Enseñanza práctica
Hay momentos en que aun en la iglesia se hace necesaria la severidad. A veces, por no ser firmes y por no tener confrontaciones con los que andan mal (lo cual no es nada agradable), las cosas pueden ser más desastrosas para la iglesia.
El reproche no es cosa de la que uno pueda gozarse, y tampoco debe ser así. Vemos con horror que se goza en infligir dolor a otros. Pero ¿qué podemos decir acerca de los que se deleitan en hacer daño a los demás con el veneno de la lengua? ¿Qué diremos de los falsos acusares y los difamadores? Sin embargo hay un tipo de reproche que sí es eficaz y lleva buen fruto en la iglesia - es el que se hace bajo la dirección divina, con amor y con la intención de ayudar a los cristianos para que sean o que deben ser dentro de la familia de Dios.
Pregunta: ¿Qué diferencia hay entre la tristeza que es según Dios y la del mundo?
La tristeza provocada por el mundo conduce a la depresión, la culpabilidad y la miseria; es una tristeza destructiva. En cambio, la tristeza que es según Dios conduce al creyente al arrepentimiento, del cual puede provenir la restauración. Esta fue otra razón por la que Pablo podía tener tanta confianza en ellos.
Enseñanza práctica
Nosotros no podemos tener un corazón amoroso sin amar a la gente. Muchas veces la caridad se expresa sin que haya un verdadero amor que la respalde. Esto ha provocado críticas abundantes contra los líderes de muchas organizaciones religiosas llamadas de caridad. Pero si estamos dispuestos a hacer nuestra parte, Dios hará la suya. Si nosotros actuamos honradamente no tendremos necesidad de defendernos de las falsas acusaciones. Tampoco tenemos que preocupamos por la defensa de la Palabra de Dios. El servicio eficaz empieza cuando nos separamos del mundo y nos consagramos a Dios.
Recordemos que no se necesita mucho para demostrar nuestro amor y preocupación por los demás. Una palabra amable, un gesto amistoso, una actitud compasiva, algunas veces solamente hacer acto de presencia es suficiente.
viernes, 8 de julio de 2011
Cristianos en acción
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