viernes, 8 de julio de 2011

La madurez espiritual

Existen paralelos entre la vida física y la vida espiritual. Ambas comienzan al nacer. En ambas se espera el crecimiento y la madurez, y si no se ve, hay razón para preocuparse. Así como un padre se preocuparía mucho al ver a sus hijos permanecer niños pequeños toda la vida, así Pablo expresaba a los corintios su preocupación por su inmadurez.

Habían experimentado el nuevo nacimiento en Cristo, pero se veía muy poco desarrollo espiritual en ellos. Su opinión de la vida cristiana era limitada, su razonamiento era infantil. Pablo todavía tenía que dirigirse a ellos como a niños espirituales a pesar que anhelaba darles la doctrina que les corresponde a los cristianos maduros.
La carnalidad los dominaba, y no había mejor evidencia de esto que las continuas divisiones en la congregación. El hecho de que todavía tenia que enfrentarse con aquellos que preferían a uno más que a otro como su líder espiritual revela la gravedad del problema. Era necesario deshacer de ellos tal conducta infantil si habían de crecer y llegar a ser adultos espirituales.

Comentario Bíblico

I. La carnalidad es reprendida (1 Corintios 3:1-7)

A. Todavía son niños
A los nuevos creyentes, conocidos como "niños en Cristo" (3:1), Pablo les presentó la verdad del evangelio en su forma más simple. Físicamente, el sistema digestivo del bebé no se puede ajustar a las comidas de carne y vegetales. El argumento se aplica también a los niños espirituales.

Pregunta: ¿Qué tipo de enseñanza se podría considerar como "leche" y cuál seria "carne"?

Como maestro sabio. Pablo primero les había dado a los corintios lo que podían entender cuando oyeron el evangelio por primera vez. Pablo esperaba que ya pudieran participar del alimento espiritual de los cristianos con conocimiento más maduro, pero los corintios estaban prácticamente en el mismo nivel que cuando Pablo les predicó por primera vez. Su desaliento se ve claramente en la frase "ni sois capaces todavía" (3:2). "Aún sois carnales" (3:3) dijo Pablo francamente. ¡Qué acusación!

Los corintios eran salvos; Pablo los llamó "hermanos" pero todavía permitían que su naturaleza camal bajo la influencia del mundo los dominara.

Los pleitos y los celos oscurecían el ambiente cada vez que se reunían. El problema principal era que habían ido más allá de la lealtad y del amor que comúnmente se expresaba hacia los líderes espirituales y decían: "Yo soy de Pablo" y "yo soy de Apolos" (3:4). Esto sugería que distintos grupos dentro de la iglesia se apegaban a la enseñanza de esos hombres sin tomar en cuenta la presentación del evangelio, que era lo primordial, resultando esto en una fuerte competencia. Ni Pablo ni Apolos habían promovido tales divisiones tan torcidas.

B. Plantar y regar
En el versículo 5 Pablo recalca el papel de los líderes espirituales como sierros. En los versículos 6 y 7 Pablo usó la ilustración de un campo de siembra. Cuando el dueño del campo contrató a los trabajadores, cada uno tema su propio trabajo, y si lo hacía bien, la cosecha era buena. Así como la semilla en el campo, el evangelio se tiene que plantar primero. Dios, el dueño, le había dado el trabajo de plantar a Pablo. Pablo fue el primero en plantar el evangelio en Corinto.

Pregunta: ¿Qué ministerios ayudarían a nutrir la semilla del evangelio que se plantó anteriormente?

La semilla ya plantada también se debe regar para que pueda madurar. En Corinto, Dios llamó a Apolos, un "varón elocuente, poderoso en las Escrituras" (Hechos 18:24), para regar la semilla del evangelio que Pablo había plantado. Después que Apolos había sido instruido en el evangelio, él "con gran vehemencia refutaba ... a los judíos, demostrando por las Escrituras, que Jesús era el Cristo" (Hechos 18:28).

Después que se había plantado la semilla, los que habían hecho la obra no podían hacer más que apartarse y dejar que se desarrollara la vida en la semilla. "Apolos y yo no somos nada", decía Pablo. "Simplemente hemos hecho nuestro trabajo. Es Dios el que merece la gloria, y al que ustedes deben seguir."

La vida estará bajo el control de la naturaleza camal o la espiritual. No habrá ningún desarrollo espiritual sin un mayor esfuerzo. La naturaleza espiritual debe alimentarse de la Palabra de Dios y recibir su fortaleza a través de la oración. Así como se evitan las comidas dañinas, también se debe eliminar de la vida toda influencia dañina que alimente la naturaleza camal.

II. Un fundamento firme (1 Corintios 3:8-11)

A. Diferentes tareas, una sola meta
Pablo dijo que aunque el que planta y el que riega tienen tareas diferentes, son uno. Trabajan para el único dueño del campo y tienen sólo una meta en mente, el crecimiento de la labranza y la buena cosecha. A los trabajadores se les paga según los trabajos que hacen, y Pablo indicó que esto se aplica también a la obra de la iglesia. Dios decide dónde cada siervo va a llevar a cabo su labor y el pago que va a recibir (3:8).

Pablo y Apolos eran colaboradores. El énfasis esta en "colaboradores" (3:9). No estaban divididos, y la gente no tenía que haber estado dividida por su liderazgo. Pablo y Apolos consideraban sus tareas como una sola. Sabían que colaboraban con Dios. No eran los dueños del campo, sino Dios, quien los había enviado con órdenes de plantar y regar.

Pregunta: ¿En qué sentido colaboran todos los cristianos con Dios?

B. Edificando para Cristo
Pablo explicó que la congregación de creyentes de Corinto era el campo de Dios o la "labranza" adonde había enviado a sus siervos a trabajar. Pablo los llama edificio de Dios. Se aplica la misma verdad. Aunque cada obrero tenga una tarea distinta, cada uno trabaja en la misma labor. Dios le había dado a Pablo la misión de poner el fundamento de Jesucristo, es decir, ir a lugares donde Cristo todavía no era conocido y establecer nuevas iglesias. El fundamento debe ser fuerte y construirse exactamente como se especifica o el edificio se derrumbara. Para que se establezca una iglesia, el mensaje de Cristo debe presentarse con claridad.

Pablo no pedía nada para sí mismo. Declaró que había sido escogido "conforme a la gracia de Dios" para poner el fundamento. Cuando se va a construir un edificio, se sobreentiende que se necesitaran albañiles, electricistas, plomeros, carpinteros, pintores y otros trabajadores hábiles. Mientras cada uno hace su trabajo, no ve la estructura terminada todavía, pero sabe que su trabajo es una parte necesaria de la obra.

Pregunta: ¿Hay personas hoy que tratan de "poner otro fundamento* en vez de edificar sobre Jesucristo?

Los versículos 10 y 11 incluyen una advertencia clara a todo siervo de Cristo de aquella época y de hoy: Pablo los exhorta a que "cada uno mire cómo sobreedifica" sobre el fundamento que es Jesucristo. Si alguien dice que es siervo de Cristo pero trata de poner otro fundamento, es mentiroso. Si el fundamento de un edificio se destruye, la estructura no permanecerá.

Los enemigos del evangelio siempre han tratado de destruir la credibilidad de nuestro fundamento. Rechazan la divinidad de Jesús y su nacimiento virginal, sangre expiatoria, resurrección y ascensión, ministerio como sumo sacerdote y segunda venida; verdades fundamentales que les parecen ridículas. Pero a través de los siglos, este fundamento jamás ha sido conmovido ni lo será.

III. Las obras serán probadas (1 Corintios 3:12-15)

A. La selección cuidadosa de los materiales
Pregunta: ¿Qué hechos específicos o características pueden representar estos distintos materiales de construcción?

En el ejemplo de Pablo, el oro, la plata y las piedras preciosas representan materiales de construcción costosos pero permanentes, y hace un paralelo con el trabajo para Dios que es costoso pero que tiene recompensas eternas. La madera, el heno y la hojarasca son baratos pero tarde o temprano se acaban. Representan las metas y acciones que sólo tienen valor pasajero y ningún significado más allá de esta vida.

Pregunta: ¿Cómo podemos decidir a cuál categoría pertenece nuestra obra?

Podemos ser tentados a tomar la ruta más corta o fácil. El testimonio cristiano que se oculta mientras el placer terrenal domina es como la madera, el heno y la hojarasca que Pablo menciona. Lo que demuestra si nuestro material merece el fundamento sobre el que construimos, que es Jesucristo, es la constancia con la que ponemos su voluntad primero que la nuestra. Puede ser que tengamos que pagar un precio alto por usar las "piedras preciosas" y "las joyas". La obra progresará más lentamente, las pruebas nos inundarán como plagas, pero tenemos la seguridad que la obra representada por este material concuerda con el fundamento y gozaremos de su bendición.

B. La prueba de fuego
Pregunta: ¿Por qué usa Pablo la figura del luego con relación al juicio de las obras?

Pablo nos recordó en el versículo 13 que algún día "la obra de cada uno" se someterá a una inspección hecha por el Señor mismo. Aquí no se contempla el juicio por el pecado, sino el juicio por las obras. El "día" que declarará la calidad de la obra que hemos hecho es el día cuando "comparezcamos ante el tribunal de Cristo" (2 Corintios 5:10). El someterá nuestra obra a un escrutinio tan intenso que Pablo lo compara con el fuego. "Cual sea" enfatiza que la base del juicio es la calidad y no la cantidad. El asunto no será cuánto hayamos hecho, sino "cuáles" sean las obras. Si la obra permanece después de la prueba de fuego, el que la hizo recibirá recompensa. Si su edificio está construido con madera, heno y hojarasca, no quedara nada más que ceniza, aunque el que lo hizo sea salvo (3:14,15).

IV. Mantenerse puros (1 Corintios 3:16-23)

A. El templo de Dios
Pregunta: ¿Por qué es el templo una buena ilustración del creyente y de la iglesia?

El templo no era simplemente un edificio cualquiera. En los días del Antiguo Testamento se consideraba el lugar donde Dios moraba. En el nuevo pacto Dios mora en el individuo por su Espíritu, y los creyentes son sus templos. En 1 Corintios 6:19, 20 Pablo se refirió al creyente como templo de Dios, y en 1 Corintios 3:16, 17 se refirió de la misma manera a todos los creyentes corintios. Los que estaban destruyendo la congregación en Corinto eran culpables de destruir el templo. En el versículo 17 Pablo advierte a los corintios que Dios trataría severamente a los que destruyesen su templo. El templo de Dios es un lugar santo, ya sea que hablemos individual o colectivamente, y el Espíritu de Dios mora dentro de él. Su morada jamás debe destruirse. Todo creyente debe mantenerse puro, y todos los creyentes deben hacer todo lo posible para que la iglesia permanezca pura. De otra manera, los individuos y la iglesia se enfrentarán a la severa disciplina de Dios.

B. EL camino hacia la verdadera sabiduría
Pregunta: ¿Qué quiso decir Pablo cuando habló de hacerse ignorante para poder llegar a ser sabio?

En los versículos 18-20 Pablo volvió a la razón por la que el templo se profanaba en Corinto, que era la sabiduría del mundo que muchos habían adoptado. Pablo dijo que la única manera como esa gente podía ser verdaderamente sabia era admitiendo la insuficiencia del conocimiento del mundo en cuanto a las cosas de Dios. Solamente así podían recibir la sabiduría de Dios. Pablo se refirió a Job 5:13 y al Salmo 94:11 para dar énfasis a la insensatez de la sabiduría del mundo ante Dios.

Los versículos 21-23 ponen en práctica esto con respecto a la sabiduría. Los corintios tenían que abandonar la locura de gloriarse en su lealtad a los humanos. Pablo, Apolos y Pedro pertenecían a la iglesia. Los corintios necesitaban ver que tanto sus líderes como ellos mismos estaban unidos en Cristo bajo la autoridad de Dios. La descripción final que hace Pablo de la unidad universal nos recuerda una vez más la supremacía de la sabiduría y el poder de Dios.

Aplicación

Cuando los cristianos crecen espiritualmente, su entendimiento y deseo de conocimiento de la Palabra de Dios crecen, al igual que su deseo de cumplir con todo lo que Dios ha planeado para su vida. Esto les ayuda a mantener todo en perspectiva, incluso el debido lugar de los líderes espirituales y la actitud hacia ellos. Los creyentes maduros reconocen los distintos ministerios que Dios le ha dado a la iglesia y se niegan a apegarse a unos y rechazar a otros. La madurez espiritual trae el reconocimiento de que somos parte de un solo cuerpo, y que cada miembro del cuerpo trabaja para el mismo Señor. Al progresar en la vida cristiana, nos damos cuenta de la gravedad tanto de lo que nos motiva como de nuestros actos. Vemos la necesidad de edificar la vida pensando en la eternidad en vez de hacer lo que parece conveniente en el momento. La madurez espiritual nos abre los ojos a la necesidad de vivir según las reglas de Dios y así ser santos ante Él. Desearemos complacerlo, sin importar el costo.



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