Una vez alguien dijo: "La oportunidad sólo llama una vez a la puerta." Cuando la oportunidad llama a la puerta, el no responder puede muy bien significar que se haya perdido para siempre.
Algo que impide que las personas, incluso cristianas, aprovechen las oportunidades, es el temor. Nuestra más firme resolución puede debilitarse cuando nos enfrentamos a circunstancias desconocidas o inciertas. Aun cuando tengamos una oportunidad dada por Dios, pudiéramos rechazarla debido al temor y a la duda.
El antídoto para el temor y la duda es la fe. Puede lograr mucho la persona que se enfrenta con fe a la oportunidad dada por Dios. Considere a Abraham. Dios le dio a Abraham una tremenda oportunidad, pero también la oferta tenía exigencias y situaciones difíciles. Pero Abraham reaccionó con fe y dejó un legado de fe para todas las personas.
Si seguimos el ejemplo de Abraham, hallaremos la confianza y el valor para enfrentarnos con éxito a los problemas de la vida. Y en el proceso experimentaremos el placer y la presencia de Dios.
Comentario Bíblico
I. Fe para el futuro (Génesis 12:1-3)
A. Promesa de bendición
Pregunta: ¿Por qué se preocupa la gente por el futuro?
Algunos se preguntan y hasta se preocupan por los días y semanas venideros. Aunque podemos recordar el pasado, y podemos enfrentarnos a nuestras circunstancias actuales, nuestro futuro sigue siendo incierto. No sabemos lo que nos depara. Ni siquiera tenemos garantizado el mañana (Proverbios 27:1 Santiago 4 13,15. Al igual que Abraham, la mejor forma de enfrentarnos al futuro es mediante la fe en el que tiene el futuro en sus manos: Dios.
En Génesis 12, Dios se le apareció a Abraham y le dio algunas instrucciones específicas. Esas instrucciones incluían dos requisitos.
1. Abraham debía salir de su tierra natal (v1).
Pregunta: ¿Por qué le ordenó Dios a Abraham que abandonara a sus parientes?
Josué 24:2 nos ayuda a entender la orden de Dios" para Abraham; su padre Taré era un idólatra. Sus influencias pecaminosas pudieran haber estorbado los planes de Dios para Abraham.
A menudo los llamamientos y las oportunidades de Dios exigen la separación de relaciones que pudieran resultar en detrimento de nuestra constante devoción a Dios. Aunque dolorosa, la separación puede ayudar en la obediencia a la voluntad de Dios para nuestra vida.
2. Abraham iba a trasladarse a un territorio desconocido: "Vete de tu tierra a la tierra que te mostraré" (Génesis 12:1).
La separación de la familia de su padre significaba que Abraham tendría que mudarse a otro sitio. Dios lo guió a la tierra de Canaán.
Pregunta: ¿De qué manera ha llamado Dios a los cristianos a apartarse de ciertas cosas y actividades?
Si hemos de ser eficientes para Dios, debemos apartarnos de todo lo que sea pecaminoso (2 Corintios 6:14—7:1). También debemos apartarnos de cualquier cosa que estorbe nuestro andar con Dios, aun cuando sea una actividad lícita (Hebreos 12:1).
Con los mandamientos de Dios para Abraham vinieron bendiciones (Génesis 12:2). Dios le prometió que sería una gran nación, tendría un gran nombre y sería una bendición.
Pregunta: ¿Cómo cumplió Dios esas promesas?
La nación de Israel procedió de los descendientes de Abraham. Sin duda Dios cumplió la promesa de que engrandecería su nombre porque Abraham es el progenitor de la raza hebrea y un hombre cuyo nombre es sinónimo de fe. Y no cabe duda de que Dios bendijo a Abraham, como revela más adelante Génesis 13:2.
Junto con la bendición personal. Dios hizo de Abraham un medio de bendición (12:3). Otros recibirían bendición o maldición en dependencia de cómo trataran a los descendientes de Abraham. Pero la mayor bendición vendría después. Por medio de Cristo, descendiente de Abraham, serían bendecidas "todas las familias de la tierra"
El aceptar nuevas oportunidades de Dios puede costamos desde el punto de vista de la separación, pero vale la pena desde el punto de vista de la bendición. Cualquier cosa que Dios nos exija palidece comparada con lo que Él nos devuelve como resultado de nuestra obediencia.
B. Reacción de fe
Sin embargo el cumplimiento de las promesas de Dios se basaba en la reacción de Abraham. Si Abraham se hubiera negado a obedecer a Dios, habría perdido la recompensa de Dios, Y si Abraham se hubiera quedado entre sus parientes idólatras, quizás habría caído en la idolatría en vez de ser un fiel siervo de Dios.
Pero Abraham obedeció a Dios, cargó con su familia y sus pertenencias, y salió rumbo a Canaán (Génesis 12:4-6). A su llegada, Dios volvió a aparecérsele a Abraham y confirmó su promesa (v. 7). Abraham adoró a Dios (v. 8) y después siguió hacia "el Neguev" (el desierto del sur, v.9).
Pregunta: ¿En qué sentido fue un acto de fe lo que hizo Abraham?
La narración bíblica da prueba impresionante de la fe de Abraham. Viajó a una tierra que Dios le había prometido, pero nada de ella le pertenecía. Y una vez allí, se estableció en una región árida, no en la zona exuberante de la tierra.
Abraham obedeció con fe, creyendo que Dios cumpliría todo lo que había prometido al hacerlo, Abraham da un ejemplo de cómo reaccionar ante las oportunidades que da Dios. Debemos reaccionar con fe, creyendo que Dios nos bendecirá por nuestra obediencia al cumplirnos sus promesas. Y, al igual que Abraham, cuando seguimos en obediencia podemos esperar una relación aun más profunda con el Señor.
II. Valor para creer (Génesis 15:1-3)
A. Los temores de Abraham
Pregunta ¿Por qué hizo temer á Abraham su situación?
No debemos desestimar las dificultades que implicaba la obediencia de Abraham. El abandonar su casa, con sus ambientes familiares a la edad de setenta y cinco años (Génesis 12:4) pudo haber sido sumamente difícil para Abraham. No sólo eso, sino que en Génesis 14 acababa de tener un conflicto con los reyes paganos de la región.
Tal vez Abraham se preguntara si otros gobernantes de la región tratarían de vengarse de él por haber derrotado a esos reyes. Pero Dios respondió a los temores de Abraham con otra revelación de si mismo.
Es probable que la descripción que Dios hizo de sí mismo en Génesis 15:1 consolara a Abraham. La palabra "escudo" también puede traducirse "protector". Dios le aseguró que no haría el viaje solo; Él lo acompañaría.
Dios también le dijo a Abraham que era su "galardón". Esa palabra indica el pago de un contrato. Dios estaba a punto de hacer un pacto con Abraham. Dios mismo era la garantía de que cumpliría las obligaciones de su pacto con Abraham.
En su reacción ante la revelación de Dios, Abraham enfocó su atención en que no tenía hijos (v. 2).
Pregunta: ¿Por qué era importante para Abraham tener un hijo?
El deseo de Abraham de tener un hijo iba más allá del instinto paternal. Abraham no había olvidado la promesa de Génesis 12. De él saldría una gran nación. Pero eso exigiría que Sara tuviera un hijo de él que llevara el nombre de la familia. Abraham expresó una preocupación lógica: no tenía ningún hijo y, a todas luces, su siervo heredaría su fortuna.
Esta parte de la historia de Abraham nos enseña por lo menos dos lecciones valiosas. En primer lugar, Dios no olvida a los suyos. Si damos el paso de fe para aceptar nuevas oportunidades que Dios nos da, podemos estar seguros de que Dios nos cuidará, tal como hizo con Abraham.
En segundo lugar, no debemos olvidar las promesas de Dios que no olvidó Abraham. La pregunta que le hizo a Dios acerca de que no tenía hijos revela que Abraham todavía recordaba que Dios había prometido que él seria una gran nación, y tomó eso al pie de la letra. En eso nos dejó un ejemplo acerca de la fe en las promesas de Dios. Dios llevará a feliz término lo que ha prometido.
B. Las promesas de Dios
Dios tiene soluciones para nuestros temores si nos volvemos a Él. Las promesas de Dios a Abraham llegaron en tres días. En primer lugar, Él prometió que Abraham tendría un hijo (Génesis 15:4). Eliezer no sería el heredero de la fortuna de Abraham, sino que el hijo de Abraham sería su heredero.
En segundo lugar, Dios garantizó descendientes innumerables (v. 5). Al contar, los descendientes físicos de Abraham, los judíos, y sus descendientes espirituales, los que son de Cristo (Gálatas 3:29), uno puede ver el cumplimiento al pie de la letra de la promesa de Dios.
Y en tercer lugar, Dios respondió a la fe de Abraham. Cuando Abraham creyó a Dios, Él contó la fe de Abraham como "justicia" (Génesis 15:6).
Abraham mostró valor al dejar su tierra e ir al país al que Dios lo guiaba. Abraham tuvo el galardón de la fe valerosa en la forma de lo que más necesitaba: una firme seguridad en Dios y una buena relación con Él. El creer a Dios, a pesar de las dificultades, resulta en gran galardón.
Nunca debemos negarnos a hacer lo que Dios nos mande, sino dar un paso de fe confiando en que Él cumple sus promesas. Cuando Dios dice "haré esto por ti", Él espera la respuesta de fe: "Sí, lo creo."
III. Dios confirma su palabra (Génesis 15:7-11)
A. Preparación para el pacto
En Génesis 15:7, a Abraham se le volvió a recordar que Dios lo llamó de "Ur de los caldeos". Dios le aseguró a Abraham que Él le daría esa tierra. Pero Abraham, el hombre de fe, todavía necesitaba más pruebas de que Dios le estaba diciendo la verdad (v. 8).
Aunque Abraham había derrotado antes los ejércitos de los reyes, sabía que no tenia un ejército lo bastante grande como para derrotar a los cananeos. Sencillamente quería saber cómo podía obtener la tierra. Desde el punto de vista lógico, eso parecía imposible.
La pregunta de Abraham no indicaba falta de fe, sino una búsqueda sincera basada en la fe. Abraham reconoció que Dios podía darle la tierra, como se indica por el título "Señor Jehová". Abraham sabía que Dios estaba en control de la situación y que podía hacer lo que quisiera. Abraham sencillamente pidió más detalles.
Aunque Dios reprende la incredulidad, Él no esquiva las preguntas sinceras dé la fe. Dar un paso de fe para responderle a Dios no significa que no tengamos dudas y hagamos preguntas. Si esas preguntas se basan en nuestra fe en Dios y no en la incredulidad, no hay que temer hacerlas.
En respuesta a la pregunta de Abraham, Dios le dijo que le llevara una becerra, una cabra, un carnero, una tórtola y un palomino para un sacrificio (w. 9,10). Abraham preparó los animales, partiendo todo por la mitad menos las aves.
En la época de Abraham, cuando dos personas hacían un pacto, hacían un sacrificio partiendo por la mitad los animales expiatorios y poniéndolos en el suelo. Entonces los dos que hacían el pacto caminaban entre las partes divididas (véase Jeremías 34:18).
Abraham preparó los animales expiatorios para este pacto entre Dios y él. Aunque Abraham pudiera no haber sabido exactamente qué esperar, ahuyentaba las aves que amenazaban los cuerpos muertos ansioso de hacer un pacto con Dios.
B. El pacto de Dios con Abraham
Parece que Abraham esperó todo el día para la consumación de ese sacrificio. Pero a la puesta del sol, ocurrió algo extraordinario: Abraham cayó en un sueño profundo (Génesis 15:12). Es probable que eso fuera más que sólo caer profundamente dormido. Abraham había hecho su parte en el pacto al creer en Dios. El cumplimiento del pacto dependía sólo de Dios.
Mientras Abraham dormía, Dios volvió a hablar de la historia futura y del triunfo de los descendientes de Abraham. Dios profetizó sus cuatrocientos años de esclavitud en Egipto, su éxodo y por último su asentamiento en la tierra (w. 13-16).
El versículo 16 parece indicar una razón principal para que Abraham y sus descendientes tuvieran que esperar para obtener la tierra: no había llegado al colmo la "maldad del amorreo". Esa nación pagana sacrificaba niños y practicaba adoración de ídolos y actos inmorales. Los descendientes de Abraham echarían a esas personas de la tierra cuando Dios indicara que era el momento oportuno. Aunque Abraham no viviría para ver el cumplimiento de esta promesa, sus descendientes heredarían la tierra.
A fin de mostrar que se cumpliría su promesa de darle la tierra, Dios hizo su pacto con Abraham. Aunque por lo regular las dos personas que hacían el pacto caminaban entre las partes del sacrificio, Abraham no pudo porque estaba dormido.
Pero Abraham no estaba haciendo ese pacto con Dios; Dios estaba haciéndolo con Abraham. Dios, simbolizado por el "horno humeando" y la "antorcha de fuego", caminó entre las partes, dando a entender su promesa de cumplir su pacto.
Dios es fiel. Él cumplirá lo que promete. Al igual que Abraham pudiéramos preguntarnos cómo nos cumplirá Dios su palabra. Pero cuando le rendimos nuestra vida Él nos será fiel, y nosotros sentiremos su presencia y fortaleza mientras-aguardamos el cumplimiento de su promesa para nosotros. Podemos estar seguros de que Dios cumplirá sus promesas.
Aplicación
Alguien dijo una vez que a menudo la oportunidad se disfraza de trabajo arduo. Tal vez eso explique por qué a veces descuidamos, e incluso rechazamos, la oportunidad. La dificultad asociada con ella puede asustarnos y hacer que rehuyamos las tareas que Dios desea que realicemos. Pero las oportunidades que Dios da, sobre todo las difíciles, nos permiten manifestar nuestra fe en Él.
Tal vez Dios le esté pidiendo que dé un paso de fe para servirle. Usted pudiera asustarse por causa de lo desconocido. Aun mientras usted pregunta, Dios puede darle seguridad de su presencia. Recuerde que el mismo Dios que lo llamó para que le sirviera estará con usted cuando obedece su llamado a servirle. Al obedecer a Dios, usted descubrirá su gracia capacitadora. Le concederá fortaleza, poder y sabiduría cuando dependa de Él. Su presencia y su unción estarán con usted de una forma que nunca creyó posible.
viernes, 22 de julio de 2011
Pacto de fe
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