martes, 14 de septiembre de 2010

La lengua, un miembro pequeño, pero capaz de hacer grandes daños

LOS PECADOS DE LA LENGUA

( Parte I )

Por Billy Graham

Si hay una palabra que en resumen pueda caracterizar el estado presente de la humanidad, es la palabra confusión.

Hay confusión en la esfera del programa político internacional.

Hay confusión en el aspecto moral. No tenemos un modelo ni un criterio que seguir. Hemos rechazado el Sermón del Monte y Los Diez Mandamientos como nuestras normas de moralidad, nuestra conciencia se ha cauterizado y en algunos respectos ya esta muerta. En su proceso de endurecimiento ya se esta solidificando. Hemos perdido la sensibilidad hacia el pecado.

Hay confusión en la esfera de la enseñanza. Hemos olvidado que la Biblia enseña que el principio de la sabiduría es el temor de Dios. Algunos educadores afirman que todavía podemos construir un nuevo orden en el mundo, aun cuando hemos abjurado nuestras tradiciones anteriores y nuestra herencia religiosa. El mundo educativo ha perdido su centro magnético y ya no es capaz de marcar el rumbo por el cual nuestra juventud debe caminar. La verdadera sabiduría no puede existir apartada del temor de Dios y de la confianza en Cristo...

Hay confusión en la vida de la política nacional. En ella se pueden ver las más grandes y enconadas divisiones del todas las que se han observado durante varias de las ultimas décadas. Grandes y viciosas campañas se llevan a cabo para elegir a este o a aquel individuo. El ciudadano ordinario se encuentra confundido de todo esto. Los hombres de la política hacen afirmaciones un día y cambian por completo su punto de vista el día siguiente con el propósito de agradar a algún otro partido político del país. La integridad moral y la veracidad parecen haber desaparecido. Ya no tenemos estadistas que defiendan lo que pretenden sino estadistas que están caminando para obtener algo para si mismos.

Uno de los problemas básicos reinantes en el mundo entero es que ya no tenemos confianza los unos en los otros. Hemos perdido la confianza en la veracidad y en la integridad de otro hombre. En el campo internacional no podemos creer la palabra de nuestros enemigos, y ellos dicen que no nos pueden creer a nosotros. Algunos de nuestros jefes en la política están mirando a través de lentes color de rosa y olvidan las palabras de la Biblia, que dicen: “Todo hombre es mentiroso.” Hemos puesto nuestra confianza en los hombres en vez de ponerla en Dios. Jesús dice: “Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira.”
( Juan 8:44b ) Cuando aprenderemos que el diablo está dirigiendo las vastas operaciones mundiales del comunismo? Ellos actúan sobre la suposición de que si se repite una mentira el suficiente número de veces la gente por fin la creerá.

La Biblia tiene tanto que decir acerca de la mentira como lo que dice acerca de cualquiera otra cosa. Santiago dijo: “y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua esta puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno”. (Santiago 3:6 ). Entre los grandes problemas de los cristianos se encuentran los pecados de la lengua. Si alguien puede dominar su lengua entonces podrá dominarse a si mismo. Si alguien puede vencer la lengua entonces podrá estar seguro de que tendrá una real y duradera victoria.

Santiago dice: “Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal.”

( Santiago 3:7-8 ).

Hay muchas manifestaciones de los pecados de la lengua. El enojo es una de ellas. Aunque la ira o el mal genio es un pecado del espíritu, en su sentido primario, acontece muchas veces, que el perder el dominio de la lengua se considera como un pecado de la lengua.

Hay muchas variedades de la ira, tales como la indignación, la irritación, la impaciencia, la vejación, el odio, la exasperación, el resentimiento, la pasión, el mal humor, la rabia, el furor, y estas se expresan con toda clase de coléricas palabras que se extienden desde las palabras fríamente picantes y llenas de sarcasmo hasta las que brotan candentes con la flama de la furia. Dios las condena a todas y dice que son pecados en su presencia. Cada expresión de ira esta llena de peligro, aun la forma más noble de la indignación. Alguien ha dicho que si se tiene la razón no hay motivo para perder el dominio de si mismo y si se esta equivocado nada se aventaja con dar rienda suelta a la lengua. Las palabras iracundas nunca han mejorado una situación. El hombre más sabio del mundo declaró que el que tarda en airarse es de grande entendimiento; mas el que es impaciente de espíritu enaltece la necedad. La Biblia dice: “La blanda respuesta quita la ira; mas la palabra áspera hace subir el furor.”

( Proverbios 15:1 )

La Biblia vuelve a decir: ” Cruel es la ira, e impetuoso el furor”; ( Proverbios 27:4.a ) Jesús dijo: “Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable del juicio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno del fuego.” ( Mateo 5:22 ) Pablo dijo: “Airaos, y no pequéis.” ( Efesios 4:26 a )

Muchos cristianos excusan su mal humor en diferentes formas. Algunos de ellos, entre los más rebeldes, en efecto, se sienten orgullosos de su espíritu ingobernable. He oído decir que una de las excusas más comunes es la de atribuir el mal genio a los nervios, haciendo así de una falta y un pecado un achaque. Es mucho mejor reconocer el pecado, arrepentirse, confesarlo, dejarlo y humildemente dar satisfacción de al. La Biblia enseña que Dios puede dar victoria en la vez de las más grandes derrotas.

Otro pecado de la lengua que es muy común en todo el mundo es la blasfemia. El tercer mandamiento declara: “No tomarás el nombre de Jehová tu Dios en vano; porque no dará por inocente Jehová al que tomare su nombre en vano.” ( éxodo 20:7 ). Una de las cosas más nauseabundas en el lenguaje hoy día es la blasfemia, la maldición y el tomar el nombre de Dios en vano. Muchos jefes en la política y hombres que ocupan puestos de importancia son dados a maldecir y blasfemar. En las aulas de los colegios y las universidades muchos profesores son culpables de usar el nombre de Dios en vano presentando así un pobre y terrible ejemplo a los alumnos a quienes están tratando de enseñar.

Muchas personas maldicen para asombrar a las personas que los rodean, para ser viles, para tratar de deshacerse de un complejo de inferioridad o sencillamente para exhibirse. Pero la Escritura dice: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificaci�n, a fin de dar gracia a los oyentes” ( Efesios 4:29 ).

La Biblia enseña que un hombre que pude gobernar su lengua puede gobernar toda su personalidad. Si usted no puede dominar su lengua en cuanto al maldecir, la Biblia enseña que esta usted esclavizado, y que el maldecir es un pecado del cual usted es culpable ante Dios. Hay lenguajes en el mundo con riqueza de vocabulario, pero, aun así, hay lisiados verbales que tienen que cojear con muletas de palabras sospechosas que los lanzan al infierno, según nos dice la Biblia.

Otro pecado de la lengua que prevalece en todo el mundo y que es la raíz de muchos de nuestros problemas actuales es el pecado de la mentira. Los Diez mandamientos condenan el falso testimonio y el Señor ordena directamente a Moisés y al pueblo de Israel que no mintieran los unos a los otros. El apóstol Pablo hace eco de la misma palabra cuando dice: “no os engañeís”. La Biblia entera condena la mentira como uno de los pecados más graves. Pone la mentira lado a lado con el asesinato y el adulterio.

Se han dicho mentiras en las campañas políticas de las cuales serán responsables los jefes de la política ante el juicio de Dios. Se hacen promesas que los que las hacen jamás intentaban cumplir y sólo las hacían para ganarse los votos y la influencia de los delegados o del publo. Qué Dios tenga misericordia de ellos! Cómo podremos limpiar el mundo de tanta infección de mentira?

La mentira no se relega solamente al campo de la política. Existe en la esfera de los negocios y en los intercambios sociales. A cuantas personas he oído contar, sin ruborizarse, las mentiras que han dicho para poder salir con ventaja de algún aprieto. Muchos cristianos son culpables de mentir. Algunas personas harán un esfuerzo para no mentir, pero si las circunstancias se vuelven comprometedoras, muchos no vacilaran en tomar el camino de la mentira para salir de su dificultad, considerando ellos que han escogido entre el menor de los

males; el otro mal sería, según su opinión, las consecuencias que vendrán de admitir la verdad. A todo cristiano se le dice que el debe evitar la mentira y tener desconfianza de los que la practican. �

Muchas personas han preguntado qué es lo que es una mentira? Una mentira es cualquier clase de engaño premeditado. Si no hay un intentado engaño entonces no es mentira; pero si se hace el esfuerzo en dejar una impresión contraria a la verdad pura, entonces se está mintiendo. Cuán innumerables son las falsedades perpetradas cada día en los negocios y en las relaciones sociales. Con palabras, miradas y acciones, los hombres traman el dejar impresiones sobre otros, por razones egoístas, que son contrarias a la verdad.

Si usted es culpable de mentir, yo oro a Dios porque usted lo confiese y deje de mentir desde hoy. La Biblia nos avisa que el que se da al falso testimonio no dejará de ser castigado, y el que habla mentira no escapará. Jesús dijo: “Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias. Estas cosas son las que contaminan al hombre” ( Mateo 15:19,20 ). En otras palabras, Jesús pone el mentir lado a lado con todos estos terribles pecados.

Otro pecado de la lengua que prevalece entre los cristianos es el pecado de criticar. Vamos por todas partes sacando las pajas de los ojos de nuestros hermanos cuando tenemos vigas en los nuestros. Jesús dijo: “No juzguéis para que no seréis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido.” ( Mateo 7:1,2 ). Y agrega: “Hipócrita! Saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces veras bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.” ( Mateo 7:5 ) Este consejo de Cristo no quiere decir que no debemos darnos cuenta de la maldad ajena, sino que debemos contender primero con el mal proceder en nuestra propia vida. Hay muchos cristianos que no se atreverían a hacer ciertas cosas mundanas, pero al mismo tiempo están llenas de orgullo, de chismes, de malicia y pecados del espíritu que son cosas mucho mas mundanas y pecaminosas ante los ojos de Dios que algunas de las faltas visibles. Mundanalidad es cualquier cosa que se interpone entre el cristiano y Dios.

Otro pecado de la lengua es el murmurar. La Biblia dice: “Haced todo sin murmuraciones y contiendas.” ( Filipenses 2:14 ). El único remedio que yo he encontrado para el murmurar es el orar sin cesar.

Otro pecado de la lengua es el lenguaje obsceno. La Biblia nos dice: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca.” ( Efesios 4:29.a ) En otras palabras no permitas ninguna palabra obscena salir de tu boca. Los cuentos impuro y lo chistes ambiguos que se encuentran por todas partes deben ser evitadas por los cristianos como si fuera una peste.

Los problemas del mundo se pudieran resolver de la noche a la maraña si el mundo pudiera tener la victoria del dominio sobre la lengua. Supongamos que no existiera la ira, que no existiera la blasfemia y que no existiera la mentira que todos dijeran la verdad en cada palabra, que nadie murmurara o se quejara; supongamos que nadie hablara asquerosa y suciamente qué diferente seria el mundo! La Biblia dice: “Porque donde hay celos y contención, allí hay perturbación y toda obra perversa. Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente pura , después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen paz.” ( Santiago 3:16-18 ).

Si usted es culpable de estos pecados, yo le ruego que venga a Cristo, confesando y dejando sus pecados, y pidiendo perdón.

La Biblia dice: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.” ( 1 Juan 1:9 ).

En este momento usted puede arreglar cuentas con Dios. Puede entregar su corazón y su lengua a Cristo Hoy, puede usted darle toda su personalidad a Cristo y así nacer de nuevo. Usted puede tener el poder sobrenatural del Espíritu Santo que le puede dar la victoria sobre la lengua.

Fuente: sacerdocioreal.wordpress.com



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