miércoles, 27 de abril de 2011

La voluntad de Dios nunca podrá llevarte a donde la Gracia de Dios no pueda protegerte


“Caminante no hay camino, se hace camino al andar” dice un verso de Antonio Machado.

Este verso me recuerda una película que aunque ya tiene unos años, tuve oportunidad de ver hace poco. No soy aficionado al cine, sólo que a veces, hay producciones que me llaman la atención por sus contenidos profundos. En este caso, el protagonista, que personifica a un arqueólogo, tiene que sortear muchas dificultades para llegar a su meta. Pero a medida que se va acercando a su objetivo, las cosas se van poniendo más y más difíciles. Una de las escenas que más me llamó la atención, es una en la que el personaje principal debe cruzar un precipicio. El sabe y conoce una clave para hacerlo, pero no logra interpretarla. Se encuentra estancado al borde de un abismo. De repente, decide tímidamente dar un paso literalmente en el vacío. Es entonces, cuando de la nada visualiza un escalón donde puede pisar con seguridad. Da otro paso y encuentra otro escalón… que antes no era visible, y así van apareciendo escalones hasta que logra cruzar al otro lado.

Así es muchas veces nuestra propia vida. Estamos estancados y aparentemente sin salida. Conocemos lo que Dios nos dice, pero no logramos conectar esas palabras con nuestra realidad. Hasta que ya, literalmente empujados por las circunstancias, no nos queda otra alternativa que dar un paso hacia delante, como el protagonista de esta película. Es entonces, cuando cobran trascendencia y significado las palabras de nuestro amado Dios y literalmente “aparece” ese escalón donde no lo había y comenzamos a caminar con seguridad en medio de un precipicio.

Marina, una lectora de nuestra revista electrónica, me escribió hace poco: “La voluntad de Dios nunca podrá llevarte a donde la Gracia de Dios no pueda protegerte”. ¡Qué grande! ¡Y qué palpable realidad!

No te estanques. No te quedes. Muchas personas que te presionan, te oprimen, creen que te tienen en sus manos. Pero con fe en Nuestro amado Dios somos mucho más que vencedores. Un pensador oriental dijo hace muchos años: “Toda gran travesía, no importa la distancia a recorrer, siempre comienza CON UN PASO”. Da ese paso literalmente al vacío confiado en que
¡La voluntad del Altísimo nunca te llevará a donde SU DIVINA GRACIA no pueda protegerte!



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