miércoles, 23 de marzo de 2011

¡Hay que Evangelizar el Alma!

En este trabajo, quiero que me acompañe usted a terminar de conocer el alma. Es una manera de decir, claro está, porque al alma no la vamos a conocer en el lapso que tarde usted en leer este artículo, eso es claro. Lo que estoy tratando de explicarle es que vamos a delinear algunas cosas que nos quedaron pendientes de otro trabajo paralelo a este que usted ya habrá leído (Si no lo hizo hágalo, tiene una unidad) que se titula “Cuestión de Imaginación”. No es que haya un “continuará”, sino que ambos conforman una unidad de conceptos que muy difícil hubiese sido intentar unificar o apretar en síntesis.

El caso es que es importante conocer el alma para saber cómo obra y cómo debemos tratar con ella. La mente se renueva. Hay tres órganos. Dios toma al hombre y lo parte en tres fases iguales: espíritu, alma y cuerpo. Una vez que ha separado los tres, toma al alma y también la divide en tres partes, nuevamente: mente, voluntad y emociones. Habíamos comenzado, de estas últimas tres, a indagar sobre la mente y allí nos encontramos con que la mente tiene cinco aspectos que denominaremos “órganos”: el que ya desglosáramos: Imaginación y los cuatro restantes que nos quedan en este estudio: Razonamiento, Pensamiento, Lógica e Intelecto. Antes de seguir adelante, quiero que recuerde usted que, cuando la Biblia le habla de la mente, usted no deberá quedarse con esa palabra a secas, le puede estar hablando de cualquiera de estas cinco cosas: Imaginación, Razonamiento, Pensamiento, Lógica o Intelecto. Habiendo conocido bastante sobre su imaginación, es que ahora pasaremos a su Razonamiento.

(Proverbios 4: 20)= Hijo mío, está atento a mis palabras; inclina tu oído a mis razones.

Esto le estaría demostrando algo que, a veces, en la euforia espiritual ambiente, podemos muy bien pasar de largo: Dios razona. Esto lo da como cosa concreta, ¿No le parece?

(Romanos 1: 21)= Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su negro corazón fue entenebrecido.

Aquí salta a la vista un segundo aspecto importante y clave: el hombre también tiene razonamiento. Esto es más que evidente. Y además es bastante antiguo al parecer.

(Romanos 2: 15)= Mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos.

El razonamiento. ¿Usted se da cuenta por qué el alma no fue creada para gobernar su vida? ¿Entiende ahora por qué el alma no puede entender a Dios? Más concreto, cotidiano y real se lo diré: ¿Percibe el motivo por el cual USTED no puede entender a Dios aunque se lo proponga de la mejor manera? Sencillamente es porque la manera en que usted concibe las cosas es por medio de su propio razonamiento. Ahora: de la misma manera en que usted se imagina cosas conforme al patrón que afectó su vida, también razona conforme a lo que otras personas le enseñaron a razonar.

¿Se ha puesto a pensar, alguna vez, si es que sus propios problemas le dejan tiempo y margen, qué es lo que hay detrás de un criminal, de un pervertido, de un lujurioso, de un pecador en suma? Ya sabemos que hay toda una historia, el medio ambiente en el cual ha convivido, una crianza que juega un rol muy valioso, una forma de vida que quizás lo haya marcado, pero, además: hay un razonamiento preconcebido. Porque el hombre razona, siempre razona. Y es más: le canta loas a su capacidad de razonar. Que no está mal par vivir en el mundo natural, secular e incrédulo de las cosas espirituales, pero que en el mundo del espíritu, de la fe, de las convicciones, se presentan de modo muy diferente.

¿Cuál es la base del evangelio y de nuestra relación con cristo? La fe, sin dudas. ¿Y qué es la fe? Le podría dar cientos de definiciones. Cientos de comentaristas han despuntado el vicio de sus creatividades esbozando celebridades relacionadas con la fe. Algunas poéticas, otras filosóficas, otras abstractas. Mire: yo me sigo quedando con Hebreos 11:1, que creo es el texto que encierra todo lo que tiene que ver con la fe dentro de la Palabra de Dios: Certeza de lo que se espera, convicción de lo que no se ve. ¿Está bueno, no? Sí, está muy bueno, pero; ¿Me quiere decir usted cómo hago para razonar eso? – Lo entiendo, pero... No sé si usted puede verlo desde la misma óptica, pero: las cosas de Dios no son para razonar...

Después tenemos otro órgano muy importante, que es el de La Lógica. ¿Cuántos entienden lo que es la Lógica? Para describirlo de un modo muy casero, le podría decir que la lógica es aquello que usamos para hacer lo que se sobreentiende que debemos hacer. Un pájaro cantando mientras se balancea en el columpio del cable de energía eléctrica y, debajo, una vaca mugiendo en un verde campo de hierba, es lógico, ¿Me entiende? Ahora bien; si lo que se ve es a una vaca cantando y balanceándose en el cable de energía eléctrica y al pájaro mugiendo en el campo, eso es ilógico. Es decir: un milagro. Porque Milagro significa: La alteración momentánea o prolongada del orden natural que conocemos mediante el uso de nuestros sentidos naturales.

¿Qué le diría a usted la lógica con respecto a si usted viene caminando por una acera en la cual está la iglesia? ¿Por donde debe usted entrar? Por la puerta, es lógico. Si usted ingresa a un lugar en donde toda la gente presente está en silencio, ¿Cuál es la lógica? Que usted también se mantenga en silencio.

Hay dos capítulos en la Biblia que hablan muy claramente de estas cosas. Esos son los capítulos 6 y 7 del evangelio según Mateo. ¿Sabe que dicen Mateo 6 y 7? Dice que el que quiere vivir en el evangelio tiene que entender que las leyes del reino de Dios son, muchas veces, la mayor parte de las veces, total y absolutamente ilógicas a su razonamiento y manera de pensar.

¿Por qué la gente no entendió Jesús? ¿Por qué lo seguían por multitudes cuando él hacía los milagros y no eran tantos los que lo seguían cuando Él se ponía a hablar? ¿Por qué cuando las condiciones estaban dadas para llenarse la barriga no bajaban de quince o veinte mil y cuando llegaba el momento de las palabras, a veces, ni los mismos discípulos querían quedarse a oír? Porque los milagros, aún en contraposición a lo que usted pueda pensar hoy, para ellos y de acuerdo a como se había presentado ese ministerio, les parecía algo lógico, mientras lo que sí les resultaba totalmente ilógica era la Palabra, que se daba de narices con lo que escribas y fariseos le habían enseñado al pueblo por años y años. Muy parecido a hoy.

Y si no, mire cuando se le apareció ese joven rico y le preguntó: “Señor, ¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna? Y Él le dijo: me temo que para que tú seas salvo, lo primero que tendrías que hacer es vender todo lo que tienes y dárselo a los pobres... - ¿¿Eh?? ¡¡No!! ¡Eso no es lógico! – “Señor...¿Qué hacemos cuando venga un soldado romano y nos quiera hacer llevar su carga una milla?” – Se la vas a tener que llevar dos millas... - ¿”Y si te pegan en una mejilla?” – Pon la otra... No. No les cerraba. No era lógico nada de eso.

¿Por qué cree usted que muchos cristianos tienen profundos dilemas, conflictos, a veces dramas interiores? Porque no tienen paz, no tienen gozo en el corazón. ¿Por qué? Porque todavía no han entendido que el evangelio va en contra de la lógica humana. Por eso dice la Biblia que a Dios le produjo placer salvar al hombre por intermedio de la “locura” de la predicación. Hay mucha gente que no tiene demasiados problemas para escuchar esto, pero hay otros que tienen que hacer cosas rarísimas para conseguirlo. ¿Estarán locos, tal vez?

Otra: ¿Por qué hay creyentes que nunca crecen en el evangelio? Porque todo lo que oyen lo transportan, inmediatamente, a la lógica. Y después lo empiezan a razonar. Si usted va a razonar que hay que levantar la mano para ser salvo eternamente, nunca llegará a ser salvo. Si usted tiene que razonar que hay que meterse en el agua y zambullirse en el agua como simbolismo de un paso de fe, donde usted dice que muere para el mundo incrédulo y resucita en Cristo Jesús... ¿Me puede decir quién le puede razonar eso?

El mundo dice: Para ser rico, a usted le tienen que dar mucho. El cristiano dice: Si quiere usted ser rico, ¿Cuánto tendrá que dar? El mundo le predica y le pregona: feminismo, machismo. Pero resulta que viene al evangelio y Cristo le dice: Someteos los unos a los otros. El mundo le dice: usted tiene que hacer la suya, seguir su onda y que los padres y demás viejos piensen lo que quieran. Y viene al evangelio y el Señor le dice: Hijos, obedeced a vuestros padres. Por eso es que dice que sin fe es imposible agradar a Dios, porque la fe tapa el razonamiento y, naturalmente, su amor por la lógica y le hace actuar. Y una vez que usted actúa, la misma palabra que lo hace actuar por fe, le hace entender y le hace razonar.

Por eso es que muchos creyentes no son libres. Porque viven pidiéndole a Dios que los haga libres. Nunca más le pida a Dios que haga algo en su vida, porque todo lo que Dios pudo hacer por nosotros, Él ya lo hizo. Dios nunca va a hacer en usted lo que Él ha dicho que usted, que nosotros debemos hacer.

Luego tenemos Los pensamientos. ¿Cuántos saben que tenemos pensamientos? ¡Como me gusta Filipenses 4:8! ¡Qué pasaje, ese! ¿No cree? Yo creo que Filpenses 4:8 es una perla encajada en la palabra, allí.

(Filipenses 4: 8)= Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

¡Qué sencillo que es el evangelio! ¿Por qué será que lo complicamos tanto nosotros? – “Hermano... ¡Es que ando mal!... - ¿Y para qué piensa usted en eso? La Biblia dice que hay que pensar en todo lo honrado, en todo lo que es digno de alabar. ¿Por qué muchos creyentes tienen problemas interpersonales con otros creyentes o con sus padres, madres u otros familiares? Por sus pensamientos no sujetos a la palabra y la voluntad de Dios y al señorío de Cristo. Porque si nosotros pensáramos en lo bueno y no en lo malo, las relaciones serían muy diferentes, no cree?

Si usted se levanta por la mañana pensando en todo lo mal que le van las cosas y en todo lo mal que le van a ir, yo le voy a decir ahora mismo cómo va a ser su vida sin necesidad de unción profética. Su vida va a ser mala. Ahora bien; si usted se levanta pensando en fe, aunque no vea nada, en que todo va a ir bien y lo declara con una palabra Rema, pero bien en fe, eh? No digo que mienta o que simule, digo que lo diga con la convicción inexplicable de que así será, las cosas van a ser bien diferentes. - ¡Ah! ¡Qué bien que estoy! Y lo está diciendo en el peor momento, en el momento en que todo le está yendo, como decimos en mi patria, bien para la mona. ¿Pero es que eso no es lógico! Claro que no es lógico, pero usted ha elegido a Cristo, y lo ha aceptado, y lo ha convertido en Señor de su vida y todo eso, no es así? Con la lógica usted se podrá dar cuenta de la verdadera situación natural, pero con su fe elige pensar con todos los pensamientos de Dios, no con los suyos.

Después, también tenemos El Intelecto, que es la capacidad de recepción, que es la facultad con la que el hombre piensa, la facultad con la que el hombre tiene entendimiento de las cosas razonables. ¿Quiere que le diga otra novedad? ¡Hay que evangelizar el intelecto! Porque según el hombre piensa, el hombre es. Hemos visto a una enorme cantidad de creyentes que tienen su inteligencia desarrollado al más mínimo poder de recepción. Quizás haya sido porque en sus vidas se privilegió esa especie de teología que predicaba que mientras más ignorante, más parecido y cercano a Dios.

¿De qué traducción bíblica sacaron eso? ¡Por Dios! Eso es falso. Es falso que no se deba estudiar, que no deba usted prepararse si puede hacerlo. Sé lo que está pensando. “Un alto intelecto suele ser un obstáculo para la fe”. Eso es verdad, no se lo puedo negar. Se lo termino de mostrar; puede serlo por ese asunto del razonamiento, la lógica y los pensamientos. Pero cuidado: eso no significa que el ignorante y analfabeto total (A menos que fuera por falta de posibilidades y no por propio gusto), sea preferido por Dios. Le pregunto: ¿Qué tiene que ver este pensamiento con el Dios inteligente que tenemos? ¿Nadie podrá tener en cuenta esto y abandonar posiciones que están más cercanas al orgullo social que a una fe auténtica?

Hay que evangelizar la inteligencia. Hay que introducirle datos. Hay mucha gente que cree que cuando hablamos de inteligencia, se trata solamente de meterle versículos bíblicos en la cabeza. No. No estamos hablando de eso. Muchos creyentes no tienen trabajo y no prosperan económicamente, le piden cosas a Dios y no reciben nada porque todavía no han evangelizado su inteligencia, su creatividad. Siguen metidos en sus cuatro pensamientos y no se mueven de allí pensando que es Dios el que tiene que cambiar de idea. ¿Sabe usted cuántos hay así aunque le cueste creerlo? Es más: ¿No se ha fijado si por una de esas enormes casualidades, en algún punto pequeño, no es usted mismo uno de esos?

Conforme vaya usted ampliando su capacidad, conforme usted tome su propio intelecto y toda su capacidad que Dios ha puesto en usted y la mantenga cerrada e inmóvil, Dios jamás podrá usarla conforme a su voluntad. Por eso decimos con tanta convicción que los jóvenes cristianos tienen que ser jóvenes que estudien. La visión de un cristiano tiene que ser lo más amplia que se pueda. Y no para competir, como hace el mundo, sino para ser competente, en el reino. Está lleno de creyentes, empleados, que son mediocres, que trabajan de manera mediocre y con resultados mediocres. ¡Somos hijos de Dios!, vociferan. Y el mundo piensa: ¿Es que Dios también será así de mediocre si es que engendró estos hijos? No se trata de que usted sea mejor que los otros, se trata que sea el mejor delante de Dios. Para Él. Hay que evangelizar el intelecto.

Si usted hoy encuentra un trabajo en donde le pagan, digamos, cien dólares por mes y no hace nada por superarse, por capacitarse más, por estudiar lo que le falta y por ampliar sus conocimientos, dentro de diez años, aunque ande por la vida ungido por el Espíritu Santo y rodeado de ángeles, querubines y serafines, usted va a seguir ganando los mismos cien dólares mensuales. Va a orar a Dios pidiendo que le prospere, pero como no ha evangelizado su intelecto y lo ha puesto en obediencia a Dios y al servicio de su prosperidad, no va a recibir nada.

Si usted es el mejor en su trabajo, no espere felicitaciones de los hombres. Lo que sí va a hacer es honrar a Dios con su testimonio laboral. La Biblia dice que al que honra, se le da honra. Y si usted honra a Dios con su imaginación, con su razonamiento, con sus pensamientos, con la lógica divina y con su inteligencia, Dios le va a honrar a usted.

¿Sabe cómo lo va a honrar Dios si usted es el mejor operario de una fábrica, por ejemplo? Como lo honró a José. Del José de Egipto estoy hablando. Dice que una vez lo tiraron en una cárcel y, a los pocos meses, era el jefe de la cárcel. Allí donde lo colocaban, allí era el mejor. Lo trajeron al reino y terminó siendo el gobernador. Eso sí; él no competía con nadie. Él había tenido una visión de Dios. Y esto no es orgullo, ni “yoísmo”, ni Ego. ES ser el mejor para la gloria de Dios.

Usted no puede decir “Hasta aquí llegué”. Gente con treinta, cuarenta años de edad que no han aceptado el desafío de que todavía pueden ser mejores que lo que son. ¿Quién les ha dicho que ya se lo saben todo? Ese, en todo caso, es su razonamiento, su lógica, porque ya no va a la escuela secundaria. ¡Se puede! ¡Claro que es difícil volver a tomar los libros! ¡Pero se puede! Alimente su intelecto con cosas positivas, no con papilla para el orgullo. Dios no se opone al conocimiento intelectual, lo creó para eso. Trate de no ser más ignorante de lo que naturalmente puede ser. Hay algunos que todavía creen que la Epístola era la esposa de Pablo!! Hay mucha gente que no se preocupa en leer más para así saber leer mejor. ¿Cómo se supone que van a entender la Biblia si aún no aprendieron a leer el abecedario completo? Si Dios no tiene un campo apto, no tiene sitio para hacer llover, entiende? Es ser el mejor para la gloria de Dios.

La cuestión es muy simple: o paga el precio o se la aguanta. John Nott fue el hombre que en el siglo diecinueve transformó a Escocia para Cristo. John Nott, dijo: “Señor; dame a Escocia o si no me muero”. Y Escocia fue sacudida por este tremendo hombre de Dios. Dijo lo que Raquel con sus hijos: “Señor; dame a Escocia o me muero”. Y Dios le entregó Escocia a John Nott en sus manos y Escocia vivió el avivamiento más grande de toda su historia. Muchos años después, cuando John Nott ya era viejo, vinieron sus discípulos a verlo y le dijeron: “Hermano Nott, volvamos a llevar a Escocia para Cristo”. El viejo lobo de mar se puso de pie, ya con muchas arrugas en su cara y les dijo: ¡Cómo no! Pero... ¿Quién pagará el precio esta vez? Claro; todos queremos lo lindo, pero el evangelio tiene un precio. La salvación es por gracia, pero hay un precio a pagar para entrar al reino.

Me he dado cuenta una cosa: el hombre no tiene problemas con el Cristo del evangelio. Todo el mundo quiere al Cristo del evangelio. Pero donde tienen problemas es para llevar al Cristo del evangelio a sus vidas, y que Cristo se vuelva un modelo para ellos. Allí está el precio. Todos queremos ser prosperados, pero si es posible, trabajar menos. Todos queremos ser calificados con un diez sobresaliente y distinguido, pero nos pasamos de vivos y nos hacemos la...¿Cómo se llama en su tierra el acto de faltar a la escuela para irse a vagabundear por allí? En Argentina le decimos “ratita”, “chupina”. Usted póngale el nombre que se use en su patria, da lo mismo. ¿Entiende?

No se confunda. El evangelio no es el arte de cambiar mágicamente las cosas. El evangelio no es mágico. Nadie va a ser mejor de un momento para el otro porque empiece a ir a una iglesia, si es que no tomamos íntimamente la decisión de llevar el evangelio a toda nuestra alma, empezando por nuestra mente, el razonamiento, el pensamiento, la lógica, el intelecto. Si no renovamos nuestra manera de pensar, no habrá resarcimiento.

¿Qué sucede, sin embargo, si yo soy un cristiano que no permitió que la palabra cambie su mente? Hago todo lo que hacen mis hermanos, pero no cambio. Mi vida no es afectada. ¿Qué produce el oír la palabra de Dios y no cambiar mi vida? Produce algo que vamos a llamar: “Asentamiento mental”.

¿Usted quiere saber cuándo una persona no ha sido afectada en su vida, todavía, por la palabra? Son personas que viven diciendo “Yo siento”, o “Yo siento de parte de Dios”. Yo siento. ¿Usted sabe, mi hermano, que no he podido encontrar nunca en la Biblia, algún profeta o predicador que dijera: “Yo siento”? Pero creyentes, sí; me los llevo por delante todos los días. Nadie dice que no sea cierto que se sienten cosas. ¿Claro que las sienten! Pero las sienten porque se mueven en el nivel del alma. Los hijos de Dios no necesariamente sienten cosas, simplemente le son reveladas cosas. Cristo dijo: Estoy con ustedes, todos los días, hasta el fin de los tiempos. Nunca dijo: me van a sentir todos los días.

A veces no sentimos absolutamente nada. Las circunstancias de la vida lo golpean a usted un poco y usted se siente casi como un miserable. Pero eso no cambia las cosas. Él siempre está allí.

Entonces qué ocurre. Tiene un asentamiento mental. Se llena de la palabra de Dios, pero nunca sabe solucionar un problema conforme a la palabra de Dios. Algunos repiten cincuenta versículos bíblicos, pero resuelven sus cosas, luego, como se les da la gana. “¡Pastor! ¡Estoy muy triste!” - ¿Qué le pasa, hermano? – “¡A mi mujer se le quemó la comida, justo el día en que tenía más hambre! ¡Me enojé y le pegué un golpe! Pero ya me arrepentí...” – Bueno... Al menos se arrepintió... – Una gran mayoría de nosotros vive arrepintiéndose hoy de lo que hizo ayer, ¡Todos los días! Eso indica, entre otras cosas, que todo lo que oímos está en el área del alma, pero no ha llegado a nuestro espíritu y no ha afectado en absoluto nuestra manera de ser.

(Salmo 112: 7)= No tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová.

Si usted es una persona que todo lo hace porque lo siente, entonces nunca oraría, porque su alma y su carne, diga la verdad sin disimulos, nunca quieren orar, no tienen ganas, se distrae, el cuerpo tienen escozor por todas partes. Si usted viene por lo que siente a las cosas de Dios, ¿Sabe cuándo vendría? Una vez muy cada tanto. Pero un cristiano verdadero no se guía por lo que siente, se guía por lo que sabe. Nuestros conflictos íntimos y profundos, los solucionamos sabiendo como funcionamos por dentro.

Aquí dice que no debemos tener temor de las malas noticias. Hay creyentes que viven lamentándose de que les están yendo tan bien las cosas que, seguramente, en cualquier momento se les va a desparramar todo. Y en lugar de confesar la palabra de fe, en lugar de creer que se van a levantar por la mañana y van a tomar victoria sobre ese día transformando la palabra en Rema, deciden declarar lo contrario. ¿Puedo preguntar por qué? Debemos traer palabra desde el mundo espiritual y materializarla en el mundo natural.

Cuando usted confiesa una palabra invisible, creyéndola, esa palabra se hace visible. ¿Lo sabía? Si usted es un cristiano que, en lugar de estar guiado por su mente y sus pensamientos, es guiado por el Espíritu Santo de Dios, cuando usted confiesa la palabra de Dios, esa palabra de Dios cobra vida y se hace creativa y efectiva.

¿Hay un problema en su vida? Primero, se fija muy bien si usted no es el culpable de ese problema. Si es el culpable, tiene que solucionar inmediatamente el problema. Si tiene culpa ya mismo pide perdón al Señor y a quien corresponda si es necesario. Si hizo algo malo, ya mismo repara el daño y empieza a hablar la Palabra de Dios. “Señor; me he arrepentido, Señor, he cambiado de manera de vivir. Estaba equivocado/a. Señor, pero en el nombre de Jesús empiezo ahora a hablarle a esa situación y le digo que, en el nombre de Jesucristo de Nazaret, va a cambiar y yo voy a ordenar que todo espíritu que se quiera levantar en contra de esto, va a quedar derribado. Y yo transformo esta situación por tu Palabra en una situación que pueda glorificar Tu nombre.”

Ahora bien; si en cambio las circunstancias le afectan a usted de tal manera que le dejan paralizado, la situación se ha enseñoreado de usted. Y entonces va a comenzar a recordarle tres viejos patrones de vida. “¿Te das cuenta que eres un fracasado? ¿Te das cuenta que antes, cuando no ibas a ninguna iglesia, todo te salía mejor y la pasabas espectacular y no tenías que darle cuentas a nadie?” Y es allí donde a usted comienzan a caérsele las comisuras de los labios cada vez más hacia abajo. La mente necesita ser renovada.

Hablemos ahora de LA Voluntad. ¿Qué hace la voluntad en nosotros? En la voluntad, mi hermano, mi amigo, es donde están todas nuestras decisiones. Mire todos los órganos que tiene la voluntad: Las Decisiones, Los Deseos, Las Intenciones del Corazón, Los Propósitos de Vida y Los Gustos. Cinco órganos que están dentro de la voluntad. ¡Qué tremendo cómo parte el alma la palabra! ¿Verdad?

¿Qué significará evangelizar nuestra voluntad? ¿Qué significa madurar en nuestra vida cristiana? ¿Qué significa ser un cristiano victorioso? Llevar a Cristo a cada una de esas áreas. ¿Sabe por qué muchos cristianos tienen problemas y conflictos internos? Porque todavía Cristo no está en señorío sobre sus voluntades.

Ahora le haré una pregunta: ¿Es Cristo el Señor de su voluntad? ¿Las decisiones que ha tomado en su vida, siempre las ha pasado por el filtro de la palabra de Dios? Mucha gente anda lamentándose por allí: “¡Oh Señor! ¿Por qué tengo que sufrir? Yo le voy a decir algo, hermano: hay decisiones que le pueden afectar el resto de su vida. Algo es muy claro: Cristo perdona, eso es cierto, pero a veces hay consecuencias.

Aprenda esto: nada de lo que le pasa a usted, es determinante en su vida, sino conforme a como reaccione ante cada cosa, ¿Lo entiende? Si a usted en el marco de una multitud de gente le pisan el pie justo en sitio en donde tiene ese molesto callo, eso no es problemático aunque le duela horrores, Lo problemático, en todo caso, es qué reacción va a tener usted cuando se lo pisen. ¿Se muerde los labios y se aguanta? ¿Da un alarido y se lamenta? ¿Lanza un aullido y se golpea inmediatamente con aquel que lo ha pisado? Fíjese que el asunto es el mismo, simplemente un callo dolorido, pero las reacciones son bien diferentes.

Porque es así: más importante que las acciones, son las reacciones. Si yo de pronto me vuelvo loco y voy y le doy un golpe al primero que se me cruza, esa persona no es culpable de esa situación ni del golpe, aunque le duela. No va a afectarlo mucho más allá de un ojo negro. Pero lo que sí puede afectarlo es la manera en que esa persona pueda reaccionar al momento de recibir mi golpe. ¿Está entendiendo lo que quiero decirle?

Sobre Jesús cayó, de pronto, todo el pecado de la humanidad. Dice la Biblia que se hizo pecado, pero Él jamás pecó. Quiere decir esto que tuvo el pecado de todos nosotros sobre sus hombros, pero que Él no tuvo pecado en su vida. Es el modelo.

Con todo esto estoy tratando de significarle, para que lo entienda de una vez por todas y para siempre, que todas las cosas que puedan haberle pasado a usted, no justifican de manera alguna que usted sea la persona que es. Ya sé que ciertas ciencias dicen otra cosa, pero esto es Biblia, no ciencia humana. Lo malo, en todo caso, habrá sido siempre la forma en que nosotros hayamos reaccionado a las cosas que nos pasaron.

Hay un principio indestructible: Toda decisión que yo tome en mi vida, produce consecuencias. Tiene que saber que cada vez que usted decide hacer algo, tiene que vivir luego con las consecuencias de esa decisión. Por eso es que cada vez que vayamos a tomar una decisión, por pequeña que esta sea, tendremos que pasarla por la Palabra primero. Porque si Jesús es el Señor también de nuestras decisiones, eso nos va a ahorrar llorar amargamente y lamentarnos después como ancianitas desvalidas.

Lo que sucede es que nosotros creemos que Dios es una especie de albañil, de constructor, que anda con sus elementos de albañilería colocando parches, remiendos sobre todo lo que nosotros arruinamos. Entonces decimos: “Señor! ¡Bendice esto que hice!” Mire; eso queda para cuando estábamos sin Cristo y nos manejábamos con los conceptos clásicos de las religiones oficiales, donde Dios parecería ser un oso de peluche al cual podemos tocar cuando necesitamos ayuda, pero no ahora que nuestras almas van a ser renovadas. Nuestras decisiones, a partir de este momento (Antes nadie se lo había hecho ver, pero lamentablemente ya lo sabe) nuestras decisiones van a tener que pasar por Él. Si hay que evangelizar la voluntad y uno de los órganos de la voluntad son los deseos, básicos en muchos problemas que vivimos, la gran pregunta, entonces, será: ¿Cómo se evangelizan los deseos? Simple. Viendo que nuestros deseos, son exactamente los deseos de Dios, usted me entiende muy bien, ¿Verdad?

Nuestras Intenciones. Mucha gente piensa una cosa y hace otra, esto es notorio. De allí viene la hipocresía. La hipocresía es un fruto de la intención de la voluntad.

Propósitos. Otra pregunta: ¿Cuántos de ustedes tienen propósitos para el futuro? Haga como en el templo, levante su mano allí donde se encuentra leyéndome. No interesa que yo no pueda verlo. Usted no lo está haciendo para mí, Dios lo está viendo ahora. Entonces ahora pregunto otra vez: Los que no la han levantado ni siquiera con el pensamiento, ¿Me están queriendo significar que no tienen ningún propósito para el mañana, salvo el de asistir a todos los cultos para que no lo regañe el pastor? ¡Qué mal que anda, mi querido hermano! ¿Puede cambiar? ¿Se atreverá? ¡Por favor! ¡Es su vida la que está en juego, no la mía!

Ahora para los que sí han levantado sus manos. Esos propósitos que tiene usted, ¿Los ha pasado convenientemente por el filtro de la palabra de Dios? ¿Sí? ¡Aleluya! ¿No? ¡Pues hágalo AHORA!

Por último: el órgano de la voluntad, fue dicho, tiene Los Gustos. ¡Hermano! ¡No me venga con eso! ¡El Espíritu es el dueño del querer y el hacer! ¡Y además a mí me gusta! ¡Entonces va y se toma enterita toda esa botella de whisky que tenía guardada, convencido que Dios lo está avalando! ¿Por qué juega con estas cosas si usted sabe muy bien que no es esa la voluntad de Dios por más que se engañe tratando de hacerle decir a la Palabra lo que la Palabra no dice?

¿Alguna vez se ha puesto a pensar si sus gustos personales son los gustos de Dios? Sí, ya sé; está pensando que esa es una posición muy religiosa, verdad? Mire hermano: no hay ser más libre que el propio Dios, y los gustos de Dios son los que le quedan bien, los que no le hacen daño, los que le convienen y los que le dan tremenda felicidad a usted, no los otros, esos que...se usan por allí... ¿No se ha dado cuenta aún que son los gustos del hombres, generalmente, los que denigran al hombre?

Sin ir mucho más lejos, el gusto por el vestir. Yo estoy total y absolutamente convencido que el creyente (Y esto incluye preponderantemente y obviamente a las hermanas mujeres) son personas que deben vestirse lo mejor que puedan, o mejor dicho: lo mejor que les permita su presupuesto económico. No necesariamente esos trajes fúnebres, calcados, repetidos, clonados, camisas blancas, corbatas grises, zapatos acordonados, anteojos sobrios, Ellos. No necesariamente vestidos largos, negros, con blusas o camisas blancas abotonadas hasta el mentón, Ellas. La mujer cristiana tiene que ser la mujer más bella de la tierra.

Sí señor, el cristiano tiene que vestir lo mejor que pueda, pero eso no significa que se haga un esclavo de la moda. Porque los dictados de la moda, mayoritaria y generalmente, provienen de hombres o mujeres que llevan, en sus intimidades, factores tremendos que no los convierten en bendiciones, sino todo lo contrario. Y que conste que esto de ninguna manera es discriminatorio. Lo que estoy haciendo es decir en voz alta a través de un texto una verdad que todos conocemos en murmullo doméstico. Vestirse bien es correcto, ser esclavo de la moda, no. Porque en última instancia, termina usted siendo esclavo, algo que Dios no aprecia en absoluto. Y mucho menos le agrada cuando su esclavitud, aunque no sea pecado en sí misma, se materializa en representantes del pecado.

Podría decirle, en el cierre: hay que evangelizar los gustos. Pero me cansé de ir parte por parte. Mejor cerramos con el título porque es lo que realmente deberemos hacer. Ore, encomiende todos sus actos de aquí en adelante al Señor de Señores y Rey de Reyes y comience, desde el momento mismo de finalizar la lectura de este artículo, a hace aquello que ya ha entendido y dígaselo en voz alta para usted mismo y para todos los que tengan oídos para oír: ¡¡Hay que evangelizar el Alma!!



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