martes, 11 de mayo de 2010

La Iglesia echa raíces en la cordillera de los Himalayas

Imagine un lugar donde le nieguen trabajo por ser cristiano o donde lo encarcelen por compartir el Evangelio en público. Eso enfrentan a diario los cristianos en la pequeña nación himalaya de Bután.

Es un país aislado, durante años han excluido toda influencia del mundo exterior. Pero algunos aspectos de la cultura occidental están entrando poco a poco. Menos gente en la calle usa el vestido tradicional butanés y parece que todo el mundo tiene un teléfono celular.

Es un tiempo de cambio. Un jóven rey subió al trono en noviembre de 2008 y sigue los pasos de su padre en el proceso de transición del país hacia la democracia. Ese mismo año también se realizaron las primeras elecciones parlamentarias y se adoptó una nueva constitución.

Aunque en la práctica se garantiza la libertad religiosa, la actitud del gobierno y de la gente es: ‘si eres butanés, eres budista’.

Pero hay una pequeña comunidad cristiana subterránea en Bután, a la cual asisten inmigrantes nepaleses. Algunos de sus miembros caminan varias horas sólo para asistir a la reunión del domingo en la mañana.

También un creciente número de butaneses está empezando a seguir a Cristo. Como están esparcidos por todo el país reuniéndose en casas-iglesias, nadie sabe con certeza cuántos cristianos étnicamente butaneses hay.

Un líder de la Iglesia habló con nosotros solo porque ocultamos su identidad. Él dice que la iglesia butanesa empezó a crecer en los años setentas. “El crecimiento ha sido poco, pero sigue creciendo. Es pionero en cierto sentido, como la Iglesia en los días de Pentecostés. No hay pastores ni líderes teológicamente capacitados. Los que dirigen son laicos. Todo se hace en hogares, grupos muy pequeños, no muy estructurado”.

Ellos se reúnen en casas porque la construcción de edificios religiosos no-budistas es restringida por el gobierno. La importación de material cristiano es prohibida y también la entrada de misioneros cristianos.

Además el gobierno niega a los cristianos el derecho de compartir su fe en público. “Lo pueden multar, o en el peor de los casos, encarcelarlo”, agrega el líder cristiano.

Los periódicos nacionales están reconociendo que existe una comunidad cristiana en Bután y a menudo presentan a los cristianos negativamente.

Un periódico del gobierno, el Kunsel, dijo en unas de sus notas que los butaneses “se vuelven cristianos por razones económicas” para “evitar los gastos de los rituales budistas”.

Hace poco el Bután Times denunció lo que llamó ‘dudosos’ sitios web evangélicos que hablan de persecución en Bután y declaró que ‘el gobierno no está en el negocio de la persecución’.

Un cristiano contó a este medio como un enfurecido oficial de gobierno amenazó con matarlo si no renunciaba al cristianismo y volvía al budismo.

“El oficial me dijo, ‘vuelves al budismo o te pueden expulsar del país, por el bien del país yo también te puedo matar y el gobierno no se opondrá porque matarte es evitar que la gente se convierta al cristianismo’”, dijo este cristiano.

Aún así, siguen adelante, casi siempre en secreto. Algunos pastores asistieron recientemente a una capacitación. Los líderes cristianos dicen que se necesita más enseñanza bíblica sana y más capacitación. También piden a los cristianos en el mundo que oren por ellos.

“Pidan que la iglesia esté preparada para enfrentar sus retos. Con la certeza del amor y las oraciones de otros cristianos aquí podremos estar firmes, bajo la protección del Señor”.



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