Verdad central: Los motivos correctos son de importancia fundamental ante los ojos de Dios.
Texto áureo: "Cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público" (Mateo 6:6).
Trasfondo bíblico: Mateo 6:1-18
Bosquejo
I. Motivo para dar
A. Motivos incorrectos
B. Motivos correctos
II. Motivo para orar
A. Oración hipócrita
B. Modelo de oración
A. Oración hipócrita
B. Modelo de oración
III. Motivo para ayunar
A. Abuso del ayuno
B. Ayuno espiritual
A. Abuso del ayuno
B. Ayuno espiritual
Objetivo: Reconocer el valor de los motivos correctos y actuar conforme a ellos.
Introducción
A veces las personas no distinguen a los actores y actrices de la televisión en la vida real de los papeles que desempeñan en las películas. Algunos les han hecho preguntas médicas a actores que hacen el papel de médicos, sin comprender que no son médicos. A menudo a esos actores se les cambia el tipo de personajes que representan en la pantalla.
Aunque es normal que eso ocurra en la televisión, esa manera de actuar no tiene lugar en asuntos espirituales. Eso se hace patente en Mateo 6, cuando Jesús trata sobre tres disciplinas importantes para el cristiano: da orar y ayunar.
Aunque esas tres disciplinas pueden ser eficaces cuando se emplean debidamente, también les dan a los hipócritas la oportunidad de exhibirse. Jesús llamó a los creyentes a que consideraran lo que motivaba su conducta. Los motivos incorrectos anularán cualquier beneficio o recompensa que consideremos que merezcamos.
Comentario bíblico
I. Motivo para dar (Mateo 6:1,2)
A. Motivos incorrectos
El atender a los pobres era una práctica común en la época de Cristo. El Antiguo Testamento mandaba a los israelitas a que ayudaran a los pobres (Levítico 19:9,10). Muchas comunidades tenían funcionarios que recogían y dinero y cosas materiales para darles a los pobres. Para los judíos devotos, el ayudar a los demás era parte importante de su vida social y religiosa. Fue del asunto de ayudar a los pobres de lo que trató Jesús en Mateo 6:1-4.
Aunque muchos identifican la palabra "limosna" en Mateo 6:2 con el dinero, tiene que ver con algo más. La "limosna" tiene que ver con cualquier acto de bondad que se haga para los demás por misericordia y amor.
Pregunta: ¿Cuáles pudieran ser algunos motivos incorrectos para dar?
Aunque la obra caritativa bendice a quien recibe, también da la oportunidad de vanagloria por parte del dador. Jesús indicó que a veces las personas dan para "ser vistos". Quieren atraer la atención sobre sí mismos por sus actos de bondad hacia los demás, asegurándose de que otros sepan cuan generosos son.
Otros pudieran dar por orgullo. Aun cuando la gente no se entere de lo que dan, su propia evaluación exaltada de sí mismos hace que se sientan superiores a los demás.
Por último, algunos pudieran dar porque quieren que quienes reciben se sientan obligados con ellos. Emplean lo que dan como poder sobre los menos afortunados. Pero todas esas actitudes están en contra de la enseñanza de Cristo respecto a nuestra generosidad hacia los necesitados.
Hay una tenue diferencia entre el dar para bendecir a los demás y agradar a Dios y el dar para alcanzar el respeto, la notoriedad y el placer que puede concedernos el dar. Debido a ese peligro, Jesús les dijo a sus discípulos que se "guardaran" respecto a sus obras de misericordia. Quería que se fijaran más en sus actitudes que en sus hechos.
Los fariseos de la época de Cristo comúnmente les daban publicidad a sus actos de generosidad para mostrar cuan justos eran.
Pregunta: ¿Por qué les llamó "hipócritas" Jesús a quienes daban con motivos incorrectos (v. 2)?
La palabra "hipócritas" describía a quienes actuaban en una obra de teatro. Hablaban para producir un efecto, fueran o no ciertas sus palabras. El dar con hipocresía es dar por motivos incorrectos ––llamando la atención hacia sí mismo— y no un deseo de aliviar la necesidad humanar
Jesús les dijo a sus discípulos: "No hagas tocar trompeta delante de ti." Aunque es probable que Jesús no estuviera refiriéndose al verdadero toque de trompeta, se refería al acto de llamar la atención sobre sí mismo.
Debemos tener cuidado de que nuestros actos de bondad no tengan motivos incorrectos. Jesús les advirtió a quienes dan por motivos incorrectos que perderán su recompensa.
La frase "Ya tienen su recompensa" era un término comercial que indicaba que "todo estaba pagado". No recibirían ninguna otra recompensa. Los que no hacen caso de la enseñanza de Cristo sólo se engañan a sí mismos. Mientras buscan el aplauso público, se pierden lo más importante —la recompensa de Dios en este siglo y en el venidero.
B. Motivos correctos
Pregunta: ¿Cómo podemos asegurar qué nuestros motivos para dar sean correctos?
En Mateo 6:3, Jesús resumió su método de dar. Él dijo: "No sepa tu izquierda lo que hace tu derecha." Su método de dar incluye secreto.
Pregunta: ¿Cómo es posible dar sin permitir que sepa tu "izquierda lo que hace tu derecha"?
Pudiéramos maravillarnos ante la imposibilidad de dar según las instrucciones de Jesús. Pero Jesucristo quiere que sus discípulos den de tal manera que no se vanaglorien de sus buenas obras ni de sus sacrificios. En otras palabras, no debemos dar publicidad a nuestras dádivas ni estar recordando nuestra generosidad.
Sin embargo, el silencio y la privacidad al dar no quiere decir que nunca se verá nuestra generosidad. El Señor la reconocerá y nos recompensará por nuestra generosidad (v. 4).
Pregunta: ¿Cómo puede incluso el dar en secreto tener motivos incorrectos?
Aun el dar en secreto puede tener motivos impuros, sobre todo si hemos dado únicamente para recibir una bendición. Jesucristo quiere que nos aseguremos de que damos por motivos correctos: agradar al Señor y ayudar a alguien. Dios recompensará esa forma de dar.
II. Motivo para orar (Mateo 6:5-8)
A. Oración hipócrita
En las sinagogas de la época de Cristo, se acostumbraba que un hombre dirigiera la oración en público de pie delante de la congregación. Como los judíos oraban tres veces al día, también era común ver a alguien de pie en una calle a la hora de la oración, con el rostro en dirección al templo, y orando. Jesús no condenó esas oraciones públicas. Más bien condenó la actitud equivocada como el fundamento de esas oraciones públicas.
Pregunta: ¿Cuál es el propósito de la oración?
La oración es la forma en que conversamos con Dios. Dios nos ha ordenado que le presentemos nuestras necesidades. Mediante la oración, hallamos fortaleza para afrontar las dificultades de la vida.
Pregunta: ¿Cómo puede volverse la oración un acto de hipocresía?
Si no tenemos cuidado, la oración pública puede emplearse fácilmente para demostrar cuan "espirituales" somos. Quienes escuchan nuestras complicadas y al parecer autoritarias oraciones pudieran pensar que tenemos una relación especial con Dios.
A veces se le ha llamado a la oración "el más elevado empleo del lenguaje humano", "la armadura para la batalla"o "el alma de rodillas". Jesús puso en claro que es importante la oración; no debe reducirse a un medio de simulación.
El consejo de Jesús respecto a la oración se oponía al abuso de la oración por parte del fariseo. En lugar de hacer un simulacro de oración pública. Jesús enseñó a sus discípulos a que oraran en secreto (v. 6).
A fin de subrayar la importancia de nuestra comunión con Dios, Jesús le dijo a cada uno de sus discípulos que entrara en su "aposento" y que cerrara "la puerta". Una puerta cerrada muestra que debemos interesarnos más en que Dios nos escuche que en que los demás nos escuchen orando. Entonces cuando oremos, nuestro Padre "que ve en lo secreto" nos recompensará "en público". El testimonio público de una vida de oración no es la elocuencia de nuestras oraciones públicas. Más bien, es la relación que tengamos con Dios gracias a nuestra estrecha relación con Él.
Jesús no prohibió que se orara en público. La Iglesia primitiva también oraba públicamente. Pero la oración pública nunca debe convertirse en espectáculo para impresionar a los demás. Más bien, en nuestras oraciones públicas, necesitamos el toque de Dios para las necesidades de los demás. La eficacia de nuestras oraciones no es resultado de nuestras palabras sino del hecho de que hemos pasado tiempo con Dios en la oración privada.
Dios no contesta nuestras oraciones basándose en la extensión ni en la repetición. La repetición caracterizaba las oraciones de los paganos en la época de Cristo. Los paganos repetían los nombres de sus deidades o expresaban sílabas sin sentido empleadas en encantamientos mágicos en sus oraciones. Esos paganos esperaban que la extensión de sus oraciones les ganara el favor de su dios.
Pregunta: ¿Acaso la afirmación de Jesús respecto a la repetición en la oración prohíbe que se ore por la misma necesidad más de una vez? ¿Por qué sí o por qué no?
Algunos enseñan que los creyentes no deben orar por nada más de una vez. El hacerlo es falta de fe. Pero la enseñanza de Jesús no prohíbe que se ore más de una vez por las necesidades. Eso sería contrario a su parábola de la viuda insistente en Lucas 18:1-8. Tampoco Jesús condenó la prolijidad en la oración. Él mismo pasó toda una noche en oración (Lucas 6:12). Lo que Jesús condenaba era una actitud del corazón, la creencia de que se nos oirá gracias a lo extenso de nuestras oraciones. Cuando eso motiva nuestra oración, nuestro esfuerzo pierde de vista el propósito que Dios tuvo para la oración.
B. Modelo de oración
Tal como hizo con el asunto de dar, Jesús pasó de lo que no es la oración a lo que sí es la oración. Lo hizo presentando un modelo de oración que se conoce hoy comúnmente como el padrenuestro.
Mientras la oración hipócrita se interesa más en la alabanza de los demás, la verdadera oración se concentra en Dios que es nuestro Padre y en nuestra relación con Él (v. 9). Después de todo. Dios es la fuente de las respuestas a nuestras oraciones.
La frase "santificado sea tu nombre" reconoce la santidad de Dios. Como Dios es santo, no debemos acercarnos a Él con petulancia ni irrespetuosamente. Él es el Dios soberano sobre toda la tierra.
Aunque podemos ir ante su presencia, debemos hacerlo con reverencia.
El reino de Dios es un tema central no sólo de los Evangelios, sino de toda la Biblia. Aunque el reino de Dios está en nosotros (Lucas 17:21), un día Dios establecerá su reino eterno. Se indican esos dos aspectos en la petición de Cristo en el versículo 10.
Cuando oramos "venga tu reino", queremos que su reino se manifieste en el corazón de nuestros familiares y amigos inconversos. Pero también anhelamos el día en que el gobierno de Dios se extenderá por toda la tierra. Entonces no habrá más tristeza ni dolor.
En Mateo 6:11-13, Jesús exhortó a sus discípulos a que confiaran en Dios día a día. La frase "el pan nuestro de cada día" significa algo más que el alimento. Dios es la fuente de todo lo que necesitamos.
El pecado impide que tengamos una buena relación con Dios. Pero Dios ha provisto un medio para que seamos limpios de pecado: pedirle a Dios que nos perdone nuestro pecado (v. 12).
Cuando servimos a Cristo, pronto descubrimos que nuestra oración pidiendo perdón incluye a los demás. Nuestra petición de perdón está modificada por la frase "como también nosotros perdonamos a nuestros deudores". Si no estamos dispuestos a perdonar a otros, no tenemos ningún derecho de pedirle a Dios que nos perdone.
Como vivimos en un mundo malvado, sufrimos la tentación de pecar. Pero no podemos ver cuan cerca del pecado estamos sin que en realidad pequemos. Debemos reconocer nuestras propias debilidades y pedirle a Dios que nos aparte de las cosas que pudieran llevarnos al pecado (v. 13).
Para que sea eficaz nuestra oración, no podemos tener un espíritu implacable (w. 14,15). Jesús volvió a tratar el asunto de nuestro perdón a los demás.
III. Motivo para ayunar (Mateo 6:16)
A. Abuso del ayuno
El tercer asunto que Jesús trató respecto a los motivos fue el ayuno. Al igual que en cuanto al dar y al orar, Jesús no criticó la práctica del ayuno, sino el motivo incorrecto de su abuso.
La ley mosaica exigía un ayuno anual el día de la expiación (Levítico 16:29,31), aunque muchos fariseos ayunaban dos veces a la semana. Al igual que de otros actos de piedad, los fariseos abusaban del ayuno.
Pregunta: ¿Cómo puede abusarse del ayuno?
Los fariseos redujeron la práctica del ayuno a un exhibicionismo de cuan buenos y justos eran. Cuando ayunaban, demudaban su rostro, se echaban cenizas en el cabello y se negaban a lavarse la cara. La apariencia de los fariseos durante sus ayunos sólo tenía el propósito de atraer la atención a su piedad. Pero al igual que el dar y el orar, los que ayunaban con motivos incorrectos ya tenían su recompensa.
B. Ayuno espiritual
Pregunta: ¿Cómo el ayuno de los fariseos se oponía al verdadero propósito del ayuno?
El día de la expiación, el ayuno era indicio de humildad respecto a la confesión de pecado. De igual manera, el ayuno de hoy implica abnegación para concentrarse en Dios y creer humildemente en que Él actúe a favor de nosotros. La palabra clave en la enseñanza de Jesús es "secreto": no darle entender a nadie que se está ayunando.
El único que debe saber que estamos ayunando es el Señor. Cuando les decimos a otros que estamos ayunando, nuestro ayuno pudiera volverse un medio de vanagloria en vez de una verdadera búsqueda de Dios.
Si seguimos los principios del ayuno establecidos por Jesús como se muestran en el Sermón del Monte, dejaremos pocas posibilidades de ceder a la tentación de buscar la gloria de nosotros mismos. Y en el proceso, recibimos la recompensa que el Señor tiene para nosotros.
Aplicación:
Esta lección subraya la importancia de los motivos correctos en su vida cristiana. Tal vez el Espíritu Santo le haya mostrado que los motivos de usted en determinados aspectos han sido incorrectos. De ser así, pídale a Dios que le ayude a evaluar sus motivos conforme a la Palabra de Dios. Luego pídale a Dios que le ayude a cultivar un motivo bíblico para servir a Cristo.
No permita que el enemigo le impida servir con eficiencia a Dios. Si fracasa en sus intentos por servir con motivos bíblicos, pídale a Dios que lo perdone. Aproveche su fracaso como una experiencia de aprendizaje y siga sirviendo a Cristo con motivos correctos.
Introducción
A veces las personas no distinguen a los actores y actrices de la televisión en la vida real de los papeles que desempeñan en las películas. Algunos les han hecho preguntas médicas a actores que hacen el papel de médicos, sin comprender que no son médicos. A menudo a esos actores se les cambia el tipo de personajes que representan en la pantalla.
Aunque es normal que eso ocurra en la televisión, esa manera de actuar no tiene lugar en asuntos espirituales. Eso se hace patente en Mateo 6, cuando Jesús trata sobre tres disciplinas importantes para el cristiano: da orar y ayunar.
Aunque esas tres disciplinas pueden ser eficaces cuando se emplean debidamente, también les dan a los hipócritas la oportunidad de exhibirse. Jesús llamó a los creyentes a que consideraran lo que motivaba su conducta. Los motivos incorrectos anularán cualquier beneficio o recompensa que consideremos que merezcamos.
Comentario bíblico
I. Motivo para dar (Mateo 6:1,2)
A. Motivos incorrectos
El atender a los pobres era una práctica común en la época de Cristo. El Antiguo Testamento mandaba a los israelitas a que ayudaran a los pobres (Levítico 19:9,10). Muchas comunidades tenían funcionarios que recogían y dinero y cosas materiales para darles a los pobres. Para los judíos devotos, el ayudar a los demás era parte importante de su vida social y religiosa. Fue del asunto de ayudar a los pobres de lo que trató Jesús en Mateo 6:1-4.
Aunque muchos identifican la palabra "limosna" en Mateo 6:2 con el dinero, tiene que ver con algo más. La "limosna" tiene que ver con cualquier acto de bondad que se haga para los demás por misericordia y amor.
Pregunta: ¿Cuáles pudieran ser algunos motivos incorrectos para dar?
Aunque la obra caritativa bendice a quien recibe, también da la oportunidad de vanagloria por parte del dador. Jesús indicó que a veces las personas dan para "ser vistos". Quieren atraer la atención sobre sí mismos por sus actos de bondad hacia los demás, asegurándose de que otros sepan cuan generosos son.
Otros pudieran dar por orgullo. Aun cuando la gente no se entere de lo que dan, su propia evaluación exaltada de sí mismos hace que se sientan superiores a los demás.
Por último, algunos pudieran dar porque quieren que quienes reciben se sientan obligados con ellos. Emplean lo que dan como poder sobre los menos afortunados. Pero todas esas actitudes están en contra de la enseñanza de Cristo respecto a nuestra generosidad hacia los necesitados.
Hay una tenue diferencia entre el dar para bendecir a los demás y agradar a Dios y el dar para alcanzar el respeto, la notoriedad y el placer que puede concedernos el dar. Debido a ese peligro, Jesús les dijo a sus discípulos que se "guardaran" respecto a sus obras de misericordia. Quería que se fijaran más en sus actitudes que en sus hechos.
Los fariseos de la época de Cristo comúnmente les daban publicidad a sus actos de generosidad para mostrar cuan justos eran.
Pregunta: ¿Por qué les llamó "hipócritas" Jesús a quienes daban con motivos incorrectos (v. 2)?
La palabra "hipócritas" describía a quienes actuaban en una obra de teatro. Hablaban para producir un efecto, fueran o no ciertas sus palabras. El dar con hipocresía es dar por motivos incorrectos ––llamando la atención hacia sí mismo— y no un deseo de aliviar la necesidad humanar
Jesús les dijo a sus discípulos: "No hagas tocar trompeta delante de ti." Aunque es probable que Jesús no estuviera refiriéndose al verdadero toque de trompeta, se refería al acto de llamar la atención sobre sí mismo.
Debemos tener cuidado de que nuestros actos de bondad no tengan motivos incorrectos. Jesús les advirtió a quienes dan por motivos incorrectos que perderán su recompensa.
La frase "Ya tienen su recompensa" era un término comercial que indicaba que "todo estaba pagado". No recibirían ninguna otra recompensa. Los que no hacen caso de la enseñanza de Cristo sólo se engañan a sí mismos. Mientras buscan el aplauso público, se pierden lo más importante —la recompensa de Dios en este siglo y en el venidero.
B. Motivos correctos
Pregunta: ¿Cómo podemos asegurar qué nuestros motivos para dar sean correctos?
En Mateo 6:3, Jesús resumió su método de dar. Él dijo: "No sepa tu izquierda lo que hace tu derecha." Su método de dar incluye secreto.
Pregunta: ¿Cómo es posible dar sin permitir que sepa tu "izquierda lo que hace tu derecha"?
Pudiéramos maravillarnos ante la imposibilidad de dar según las instrucciones de Jesús. Pero Jesucristo quiere que sus discípulos den de tal manera que no se vanaglorien de sus buenas obras ni de sus sacrificios. En otras palabras, no debemos dar publicidad a nuestras dádivas ni estar recordando nuestra generosidad.
Sin embargo, el silencio y la privacidad al dar no quiere decir que nunca se verá nuestra generosidad. El Señor la reconocerá y nos recompensará por nuestra generosidad (v. 4).
Pregunta: ¿Cómo puede incluso el dar en secreto tener motivos incorrectos?
Aun el dar en secreto puede tener motivos impuros, sobre todo si hemos dado únicamente para recibir una bendición. Jesucristo quiere que nos aseguremos de que damos por motivos correctos: agradar al Señor y ayudar a alguien. Dios recompensará esa forma de dar.
II. Motivo para orar (Mateo 6:5-8)
A. Oración hipócrita
En las sinagogas de la época de Cristo, se acostumbraba que un hombre dirigiera la oración en público de pie delante de la congregación. Como los judíos oraban tres veces al día, también era común ver a alguien de pie en una calle a la hora de la oración, con el rostro en dirección al templo, y orando. Jesús no condenó esas oraciones públicas. Más bien condenó la actitud equivocada como el fundamento de esas oraciones públicas.
Pregunta: ¿Cuál es el propósito de la oración?
La oración es la forma en que conversamos con Dios. Dios nos ha ordenado que le presentemos nuestras necesidades. Mediante la oración, hallamos fortaleza para afrontar las dificultades de la vida.
Pregunta: ¿Cómo puede volverse la oración un acto de hipocresía?
Si no tenemos cuidado, la oración pública puede emplearse fácilmente para demostrar cuan "espirituales" somos. Quienes escuchan nuestras complicadas y al parecer autoritarias oraciones pudieran pensar que tenemos una relación especial con Dios.
A veces se le ha llamado a la oración "el más elevado empleo del lenguaje humano", "la armadura para la batalla"o "el alma de rodillas". Jesús puso en claro que es importante la oración; no debe reducirse a un medio de simulación.
El consejo de Jesús respecto a la oración se oponía al abuso de la oración por parte del fariseo. En lugar de hacer un simulacro de oración pública. Jesús enseñó a sus discípulos a que oraran en secreto (v. 6).
A fin de subrayar la importancia de nuestra comunión con Dios, Jesús le dijo a cada uno de sus discípulos que entrara en su "aposento" y que cerrara "la puerta". Una puerta cerrada muestra que debemos interesarnos más en que Dios nos escuche que en que los demás nos escuchen orando. Entonces cuando oremos, nuestro Padre "que ve en lo secreto" nos recompensará "en público". El testimonio público de una vida de oración no es la elocuencia de nuestras oraciones públicas. Más bien, es la relación que tengamos con Dios gracias a nuestra estrecha relación con Él.
Jesús no prohibió que se orara en público. La Iglesia primitiva también oraba públicamente. Pero la oración pública nunca debe convertirse en espectáculo para impresionar a los demás. Más bien, en nuestras oraciones públicas, necesitamos el toque de Dios para las necesidades de los demás. La eficacia de nuestras oraciones no es resultado de nuestras palabras sino del hecho de que hemos pasado tiempo con Dios en la oración privada.
Dios no contesta nuestras oraciones basándose en la extensión ni en la repetición. La repetición caracterizaba las oraciones de los paganos en la época de Cristo. Los paganos repetían los nombres de sus deidades o expresaban sílabas sin sentido empleadas en encantamientos mágicos en sus oraciones. Esos paganos esperaban que la extensión de sus oraciones les ganara el favor de su dios.
Pregunta: ¿Acaso la afirmación de Jesús respecto a la repetición en la oración prohíbe que se ore por la misma necesidad más de una vez? ¿Por qué sí o por qué no?
Algunos enseñan que los creyentes no deben orar por nada más de una vez. El hacerlo es falta de fe. Pero la enseñanza de Jesús no prohíbe que se ore más de una vez por las necesidades. Eso sería contrario a su parábola de la viuda insistente en Lucas 18:1-8. Tampoco Jesús condenó la prolijidad en la oración. Él mismo pasó toda una noche en oración (Lucas 6:12). Lo que Jesús condenaba era una actitud del corazón, la creencia de que se nos oirá gracias a lo extenso de nuestras oraciones. Cuando eso motiva nuestra oración, nuestro esfuerzo pierde de vista el propósito que Dios tuvo para la oración.
B. Modelo de oración
Tal como hizo con el asunto de dar, Jesús pasó de lo que no es la oración a lo que sí es la oración. Lo hizo presentando un modelo de oración que se conoce hoy comúnmente como el padrenuestro.
Mientras la oración hipócrita se interesa más en la alabanza de los demás, la verdadera oración se concentra en Dios que es nuestro Padre y en nuestra relación con Él (v. 9). Después de todo. Dios es la fuente de las respuestas a nuestras oraciones.
La frase "santificado sea tu nombre" reconoce la santidad de Dios. Como Dios es santo, no debemos acercarnos a Él con petulancia ni irrespetuosamente. Él es el Dios soberano sobre toda la tierra.
Aunque podemos ir ante su presencia, debemos hacerlo con reverencia.
El reino de Dios es un tema central no sólo de los Evangelios, sino de toda la Biblia. Aunque el reino de Dios está en nosotros (Lucas 17:21), un día Dios establecerá su reino eterno. Se indican esos dos aspectos en la petición de Cristo en el versículo 10.
Cuando oramos "venga tu reino", queremos que su reino se manifieste en el corazón de nuestros familiares y amigos inconversos. Pero también anhelamos el día en que el gobierno de Dios se extenderá por toda la tierra. Entonces no habrá más tristeza ni dolor.
En Mateo 6:11-13, Jesús exhortó a sus discípulos a que confiaran en Dios día a día. La frase "el pan nuestro de cada día" significa algo más que el alimento. Dios es la fuente de todo lo que necesitamos.
El pecado impide que tengamos una buena relación con Dios. Pero Dios ha provisto un medio para que seamos limpios de pecado: pedirle a Dios que nos perdone nuestro pecado (v. 12).
Cuando servimos a Cristo, pronto descubrimos que nuestra oración pidiendo perdón incluye a los demás. Nuestra petición de perdón está modificada por la frase "como también nosotros perdonamos a nuestros deudores". Si no estamos dispuestos a perdonar a otros, no tenemos ningún derecho de pedirle a Dios que nos perdone.
Como vivimos en un mundo malvado, sufrimos la tentación de pecar. Pero no podemos ver cuan cerca del pecado estamos sin que en realidad pequemos. Debemos reconocer nuestras propias debilidades y pedirle a Dios que nos aparte de las cosas que pudieran llevarnos al pecado (v. 13).
Para que sea eficaz nuestra oración, no podemos tener un espíritu implacable (w. 14,15). Jesús volvió a tratar el asunto de nuestro perdón a los demás.
III. Motivo para ayunar (Mateo 6:16)
A. Abuso del ayuno
El tercer asunto que Jesús trató respecto a los motivos fue el ayuno. Al igual que en cuanto al dar y al orar, Jesús no criticó la práctica del ayuno, sino el motivo incorrecto de su abuso.
La ley mosaica exigía un ayuno anual el día de la expiación (Levítico 16:29,31), aunque muchos fariseos ayunaban dos veces a la semana. Al igual que de otros actos de piedad, los fariseos abusaban del ayuno.
Pregunta: ¿Cómo puede abusarse del ayuno?
Los fariseos redujeron la práctica del ayuno a un exhibicionismo de cuan buenos y justos eran. Cuando ayunaban, demudaban su rostro, se echaban cenizas en el cabello y se negaban a lavarse la cara. La apariencia de los fariseos durante sus ayunos sólo tenía el propósito de atraer la atención a su piedad. Pero al igual que el dar y el orar, los que ayunaban con motivos incorrectos ya tenían su recompensa.
B. Ayuno espiritual
Pregunta: ¿Cómo el ayuno de los fariseos se oponía al verdadero propósito del ayuno?
El día de la expiación, el ayuno era indicio de humildad respecto a la confesión de pecado. De igual manera, el ayuno de hoy implica abnegación para concentrarse en Dios y creer humildemente en que Él actúe a favor de nosotros. La palabra clave en la enseñanza de Jesús es "secreto": no darle entender a nadie que se está ayunando.
El único que debe saber que estamos ayunando es el Señor. Cuando les decimos a otros que estamos ayunando, nuestro ayuno pudiera volverse un medio de vanagloria en vez de una verdadera búsqueda de Dios.
Si seguimos los principios del ayuno establecidos por Jesús como se muestran en el Sermón del Monte, dejaremos pocas posibilidades de ceder a la tentación de buscar la gloria de nosotros mismos. Y en el proceso, recibimos la recompensa que el Señor tiene para nosotros.
Aplicación:
Esta lección subraya la importancia de los motivos correctos en su vida cristiana. Tal vez el Espíritu Santo le haya mostrado que los motivos de usted en determinados aspectos han sido incorrectos. De ser así, pídale a Dios que le ayude a evaluar sus motivos conforme a la Palabra de Dios. Luego pídale a Dios que le ayude a cultivar un motivo bíblico para servir a Cristo.
No permita que el enemigo le impida servir con eficiencia a Dios. Si fracasa en sus intentos por servir con motivos bíblicos, pídale a Dios que lo perdone. Aproveche su fracaso como una experiencia de aprendizaje y siga sirviendo a Cristo con motivos correctos.
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