Debemos recordar que no podemos tomar decisiones basadas en lo que “sentimos”
Por: Pastora Sonia Luna, marzo 17, 2011
¿Cómo saber si el joven que me gusta es el idóneo? Tengo miedo de perder mi verdadero amor. ¿Cómo puedo saber cuando un hombre no es el indicado para mí y para unirme conyugalmente con él? ¿Puedo pedirle a Dios por un hombre que yo quiero específicamente? ¿Cómo puedo saber quién será mi esposo? Tengo tiempo orando por esto.
Estas son algunas de las interrogantes que muchas jovencitas se plantean constantemente, lo cual es natural, pero primeramente debemos evitar toda ansiedad al respecto y poner nuestra confianza en Dios.
Decidir con quién vamos a pasar el resto de nuestras vidas, es una de las decisiones más difíciles de tomar.
Esta decisión se puede complicar más cuando no hemos recurrido a la palabra de Dios a buscar su dirección según nuestra situación.
Debemos recordar que no podemos tomar decisiones basadas en lo que “sentimos”, ya que esas decisiones no siempre serán las más sabias. Así lo dice Su palabra en Jeremías 17:9.: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá?”
Proverbios 3:6 y 8 “Fíate de Jehová de todo tu corazón; y no te apoyes en tu propia prudencia. No seas sabio en tu propia opinión; teme a Jehová, y apártate del mal.”
Mis decisiones deben tener como base la dirección que nos da la palabra de Dios… ¿y qué dice Su palabra?
Que no confiemos en lo que dicta el corazón (Jeremías 17:9). Hoy puedo sentir ilusión, mañana no. En el corazón residen los sentimientos y la palabra dice que pueden ser engañosas, un día sentimos algo, al otro día otra cosa.
Debo “aferrarme” a Dios de todo mi corazón (Proverbios 3:6). No apoyarme en mi propia prudencia, considerando que me puedo equivocar, temiendo a Dios y apartándome del mal...
Haciendo estas dos cosas, ¿a que me está llevando Dios? A no tomar decisiones sola, a buscar el consejo en Su palabra y en las personas que nos han dado un buen ejemplo con respecto a este tema:
“Hijo mío, no te olvides de mi ley, y tu corazón guarde mis mandamientos; porque largura de días y años de vida y paz te aumentarán.” Proverbios 3:1-2. “…sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas”. Hebreos 6:12
Todas las preguntas tienen una solución en Su palabra: ¿Cómo saber si el joven que me gusta es el idóneo? Y ¿Cómo puedo saber cuando un hombre no es el indicado para mí?
2 Corintios 6:14. “No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué compañerismo tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas?”
Salmos 1:1-2 “Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche.”
El idóneo y el indicado para mi será aquel que también es un hijo de Dios, con el que compartimos la misma pasión y amor por Dios; la misma visión de servicio a Dios. El hombre indicado es aquel que es como el Salmo 1, porque si teme al Señor, si sabe honrarlo, lo hará también conmigo.
¿Puedo pedirle a Dios por un hombre que yo quiero específicamente? ¿Cómo puedo saber quién será mi esposo? Tengo tiempo orando por esto.
En la palabra de Dios podemos ver como Dios creó para Adán una esposa que salió de su carne y sus huesos, una mujer específica para él, es decir no le dio opciones. Sin embargo, fue una ocasión única, porque vemos al resto de sus hijos (Abraham, Isaac, Jacob, David, etc.) escogiendo de diferentes formas la persona con la que se unirán en matrimonio. De la misma forma, ésta es una decisión que Dios me deja a mí, El cree que soy capaz de escoger bien.
¿Cual es la clave entonces para no equivocarme y escoger bien a mi esposo? Tu relación íntima con el Señor y tu compromiso de conocer lo que Dios tiene preparado para ti, buscando su dirección en Su palabra, ver por medio de ella si lo que es esa persona y lo que hace está de acuerdo a los principios de Dios.
También recuerda que en la multitud de consejos hay sabiduría, por lo que si buscas consejo, recurre al de los expertos. Presta mucha atención a lo que dicen tus padres, tus autoridades, tus pastores y líderes de la iglesia. Es fácil pensar “no lo conocen” o “no me conocen”, pero su experiencia y su amor por ti te van a guiar a tomar buenas decisiones.
¡Estoy segura que lo vas a lograr! Al terminar de leer estas recomendaciones probablemente el Espíritu Santo ya te habrá hablado de esa persona en la que has estado pensando como una opción. El te ha estado hablando y dando dirección, por medio de Su voz o por medio de tus autoridades. Afina tu oído, lee Su palabra y obedece la instrucción de tus padres y otras autoridades. Puede ser que tu corazón “te dicte” lo contrario, pero hemos aprendido que no le prestaré atención, porque es engañoso.
Sé que escogerás bien y tendrás el matrimonio que tanto has soñado, porque es uno de los buenos planes que tu Padre celestial tiene para ti.
Fuente: cashluna.org
viernes, 18 de marzo de 2011
¿Con quién me casaré?
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