jueves, 20 de mayo de 2010

Segunda etapa del matrimonio!!!


Esta etapa inicia al tercer año de casados y finaliza a los diez años y se llama el "Amor realista"

AMOR REALISTA, del tercer año al año diez

Todo el mundo sabe que los seres humanos son joyas de muchas facetas. Operamos en muchas dimensiones; en unas brillamos, en otras no. Las razones son variadas. El mero hecho que son del sexo opuesto les da reacciones, ideas, emociones, valores, ambiciones, deseos y puntos de vista que no solamente se distinguen, sino que a veces también se oponen. Luego existen las diferencias que resultan de distinciones económicas, escolares, religiosas y ambientales. Sin embargo, casi nadie usa ese conocimiento para comprender y ajustarse a otros. Aun cuando los hombres y las mujeres fuesen personajes simples, de una sola dimensión todavía así se entremezclarían con dificultad. No obstante, son infinitamente complejos y eso hace la verdadera intimidad mucho más difícil, porque no hay manera en que dos personas se puedan complementar mutua y completamente en todos los aspectos. Incluso los medios de comunicación nos han convencido de que las personas que están verdaderamente enamoradas pueden avanzar por la vida juntas en perfecta sincronización.

Pueden dos personas aprender a caminar juntos sin tropezarse? Lo interesante es que el resultado depende en gran manera de la pareja. La tarea en esta etapa del matrimonio es simple y sin embargo, extraordinariamente dificultosa: persista en el amor aunque la realidad lo golpee.
Las parejas andan siempre de prisa, persiguiendo metas, ganándose el sustento, criando hijos, tratando de pagar la casa o el auto, o sencillamente la comida diaria. El mismo oleaje que los lleva hacia adelante también le quita el brillo a todos sus sueños.


Para que funciona ahora, el matrimonio requiere tiempo y esfuerzo, las dos exigencias cuya provisión es muy escasa en esta temporada que es la más atareada de la vida. Además ahora es el tiempo en que los esposos empiezan a tomarse en cuenta mutuamente. Con mucha frecuencia la desilusión reemplaza la chispa del amor joven.

A medida que la realidad se impone y el primer hervor del verdadero amor se atenúa, surgen problemas, logra dominar una pequeña dificultad y surgen otras dos mayores. Esto puede ser desastroso en este tiempo crucial del matrimonio; debe ser matada, solucionado un problema a la vez. Los principales conflictos son la duda, la polarización y el aburrimiento, la mayoría de las cuales entran en el matrimonio durante este tiempo.

La Biblia dice sin equivocación que Dios toma a dos y los une en uno. Esto significa que ya no debo vivir para mi bien, sino para nuestro bien. Significa que mi vida y su desarrollo quedan inseparablemente enredados con la vida de mi esposa. Nuestras vidas son para compartir entre nosotros. Debe existir entre nosotros un nivel de comunicación que no existe en ninguna relación que podamos tener con cualquier otra persona.

Cualquier matrimonio puede ser feliz, exitoso y lleno de nosotros. Pero la abundancia matrimonial en todos sus aspectos es la bendición exclusiva de aquellos cónyuges que conocen a Dios. Para transitar este ajuste de nosotros (y cualquier otro ajuste), busca el apoyo y la ayuda de Dios. El puede hacer los cambios fundamentales en el corazón para cambiarnos de yo a nosotros. El especializa en cambiar puntos de vista y propósitos de vida.

Todos tenemos hábitos y costumbres que a nuestro parecer son muy normales.y, pues los hacemos de una manera automática y subconsciente. Algunos hábitos son buenos, otros malos; la mayoría son inofensivos en sí. Entre todas estas cosas habrán algunos hábitos que podrán causar conflicto con el cónyuge. Cómo reaccionamos a todo esto afecta nuestro gozo matrimonial. Un hábito desagradable pronto puede llegar a ser muy enfadoso. Es importante encontrar la solución a este dilema lo más pronto posible o empezarás a reaccionar mal.

En primer lugar, reconoce que no te toca a tí cambiar y mejorar a tu cónyuge. Tú eres responsable por ti mismo. Recuerda que tú también tienes hábitos y costumbres que le puedan caer mal a tu cónyuge. Así que, cuando observes algo en él que no te guste, investígate a ti mismo para ver si acaso hay algo en ti que le pueda caer mal a él. Y esfuérzate por cambiarte a ti mismo. Si no observaste nada cuando te investigaste, pregúntale a tu cónyuge y trata de cambiarlo. Pídele a Dios que te dé una buena oportunidad de hablar francamente. También pídele sabiduría para decir las cosas con toda calma, pídelo paciencia para vencer tu impaciencia. Aprende a soportar ese hábito con todo el amor que le tienes a tu cónyuge.
La tarea final del amor realista es adaptarse a los cambios que ocurren cuando la gente menuda entra en la familia. El factor sorpresa es la manera en que esta tercera personita multiplica la felicidad y el estrés en todas las relaciones interpersonales de la familia.

Los hijos ciertamente cambian el matrimonio. Se puede ver que la añadidura de otro miembro traerá fricción, al multiplicar las combinaciones posibles. La mamá hace de mamá, pero a veces también tiene que hacer de papá y a la inversa. Además está la vida privada e individual de cada adulto, trabajo, el mundo fuera de casa y la de los dos como pareja sexualmente unida. Al incluir un hijo se multiplican en forma potencial las posibilidades de fricción; la mayoría de las familias tienen más de uno, todos interactuando en una multitud de papeles, eso significa más posibilidades de discrepancias, luchas, diferencias, etc.

Luchas por el control, quién controla a este hijo, en verdad pueden deshacer toda la tela del matrimonio, pero también ofrecen el potencial para mejorar la intimidad. Las luchas por el poder son, en efecto, una forma de conflicto y se puede tratar con ellas como los padres lidiarían con otros conflictos. La negociación entre los padres revela los pensamientos y preferencias del uno y del otro. A medida que el problema se arregla, cada uno llega a conocer un poco más al otro.

Un principio sólido para evitar que los hijos dañen el vínculo matrimonial es que los cónyuges se pongan de acuerdo en cuanto a su filosofía para criarlos antes de que leguen y no después de que han nacido y que han generado una crisis. Los padres deben ponerse de acuerdo de antemano para presentar un frente unido. Si esto parece una estrategia de guerra, lo es. Los hijos los dividirán si es que pueden, para ganar sus propios fines.

Sin embargo lo que más necesitan los niños a cualquier edad, pero particularmente durante los años de escuela, es una vida familiar estable. Por desgracia, a medida que los hijos se involucran en la escuela, con todas sus necesidades y exigencias y los padres batallan con las suyas en el trabajo, la estabilidad tiene a afectarse. La estabilidad familiar no es más fuerte, ni tampoco menos agitada, que la del matrimonio en sí mismo. Los padres que quieren dar a sus hijos la mejor escuela posible, entonces deben hacer de su matrimonio la primera prioridad.

Los conceptos de Dios que desarrolla un niño son moldeados por su padre terrenal. En efecto hay más versículos de la Biblia que se dirigen a los padres que a las madres. Por mucho tiempo se ha sabido que el hijo florece cuando el padre ama a la madre. Los niños aprenden mejor sobre el núcleo familiar al ser partícipes de una unidad cariñosa.

Una de las mejores maneras de detener el alejamiento entre parejas y encontrar tiempo para pasarlo juntos, es simplemente hacer acostar a los hijos a una hora adecuada. Le sorprenderá la cantidad de personas que no lo hacen. Los chicos, especialmente los pequeños, necesitan el sueño y usted y su cónyuge necesitan tiempo a solar.

No pierdan los detalles de la época de la conquista, busquen agradarse mutuamente. Es tiempo de reconocer que el amor, el romance y el respeto no es para el gozo exclusivo de los solteros. Es tiempo de comprender que el reto de retener el amor, la estima y la pasión del cónyuge requiere más esfuerzo que la tarea de ganarse un cónyuge en primer lugar. Se requiere diligencia y bastante trabajo hacer arder una gran fogata, pero una vez que esté ardiendo se requiere mucho más esfuerzo para mantener el fuego. Igualmente en el matrimonio.

"¿Cómo puedo mantener el fuego?" Cada persona casada tiene que hacerse esa pregunta. Si enfrentas cada día con esa mentalidad, descubrirás bastantes oportunidades para ser de bendición, ánimo y alegría a aquel individuo con quien te casaste. Y también disfrutarás de lo mismo para ti.

Con la ayuda del Señor, goza de la vida, y que las diferentes actividades en tu familia no te quiten la paz y el contentamiento.

Fuente: cashluna.org



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