miércoles, 13 de abril de 2011

La Autoridad de la Convicción

En el relato que el propio Pablo hace de su conversión, se pueden rescatar algunas cosas que tienen que ver con una actitud. Con una actitud propia del hombre que tiene un encuentro real y verdadero con Cristo. Porque esa es la gran diferencia entre Pablo y los doce apóstoles de Jesús. Estos vivieron tres años junto a Jesús, un hombre con un mensaje nuevo y con una declaración: ser el Hijo de Dios encarnado, mientras que Pablo, como vamos a revivir otra vez ahora, tuvo un encuentro personal con Cristo. Los resultados y los frutos de cada cosa, los podemos comprobar en este mismo bendito libro.

(Hechos 22: 6)= Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a Mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; (7) y caí al suelo, (Presta atención: dice que se cayó al suelo. No dice que se cayó al suelo desde un caballo. El caballo es una conjetura, una hipótesis. Probable, nadie lo discute, pero no bíblica, de acuerdo? Se cayó al suelo) y oí una voz que me decía: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?

(8) Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues.

(9) Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo.

Fíjate que esta expresión: “no entendieron la voz...” parecería contradecirse con el verso 7 del capítulo 9, donde dice que ellos escucharon la voz. Lo que sucede en realidad, es que los versículos, aunque dicen la misma cosa, muestran diferentes construcciones gramaticales. Los compañeros de Pablo realmente oyeron el sonido de la voz, pero no pudieron distinguir el sonido de las palabras.

(10) Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas.

Este verso es tremendo si lo vemos a la luz de nuestras costumbres actuales. Pablo está oyendo la voz del Señor, directamente, que para sorpresa de muchos, hoy, no le está diciendo: “Mira Pablito, a mí me gustaría que trabajes para mí, tú eres un muchacho inteligente y es una pena que te vayas al infierno por seguir a los fariseos esos. Así que te voy a dar la oportunidad de que pongas esa inteligencia, a la servicio de mi reino. Piensa algo bueno y hazlo a mi favor y te será recompensado”. ¿Eso dice? En absoluto. Eso pensamos nosotros que Él dice, entonces armamos y desarmamos cosas como se nos antoja y, cuando algo no anda bien, decimos que debe ser porque la voluntad de Dios lo quiere así y nos cubrimos. Pero el Señor es concreto y sigue siéndolo: Levántate, anda para allá y espera. Allí te voy a decir lo que está ordenado que tú hagas. Esto nos coloca el punto preciso del principio a tener en cuenta:

Punto Nº 51: Una Iglesia obediente deberá estar atenta a las directivas divinas, y no confiada a su propia sabiduría humana. Tendrá que esperar órdenes y no fabricarlas.

(11) Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz, llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. (Me pregunto: Si alguien se cae de un caballo y queda ciego, y todavía falta bastante para llegar a destino, ¿No lo volverán a montar en ese caballo en el que venía, y tomando las riendas tirar de él para llevarlo al sitio indicado? Sin embargo, aquí dice que lo llevaban de la mano. ¿No se lleva así a los que andan a pie?)

(12) Entonces uno llamado Ananás, varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban, (13) vino a mí, y acercándose, me dijo: hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré. (Este pasaje debe ser un horror para ciertas iglesias conservadoras y tradicionales. ¿Cómo le va a decir “recibe la vista”? ¿Y si no la recibe? ¡En qué lindo papelón metería a Dios! Él tendría que haber orado al Señor para que este le devolviera la vista a Pablo, no exponerse así al ridículo! ¿Nunca oíste algo así? ¡¡¡Incrédulos!!!)

(14) Y él dijo: el Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca.

(15) Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído.

Observa con atención los elementos que se detallan con relación al por qué te ha elegido el Señor como hijo y, al mismo tiempo, por qué ha elegido a la iglesia como tal. Dios nos ha elegido para: 1) Que conozcamos su voluntad; 2) Para que lo veamos a Él; 3) Para que oigamos su voz y todo lo que nos diga. El motivo de todo esto, es precisamente el principio siguiente:

Punto Nº 52: La iglesia del Señor es, antes que otra cosa, testimonio vivo de lo que ha visto y ha oído. Sólo así los hombres serán conmovidos por ella.

(Hechos 23: 1)= Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio, dijo: varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy.

(2) El sumo sacerdote Ananás ordenó entonces a los que estaban junto a él, que le golpeasen en la boca.

(3) Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti, pared blanqueada! ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear?

(4) Los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias?

(5) Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote: pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo.

Pared blanqueada. No era la amabilidad personificada, precisamente, Pablo. ¿Qué quiso decir? Que exteriormente tenía imagen de limpieza, pero que en el interior estaba mugriento. ¿Estuvo bien Pablo? Si tenemos en cuenta que el mismo Jesús defendió arduamente sus derechos delante de los mismos religiosos, parecería ser que no. Pero y entonces, ¿Por qué se disculpa y cita Éxodo 22:28? Muchos han creído ver en esto un elemento vital para evitar cualquier clase de falta de respeto a las jerarquías eclesiásticas. Sin embargo, primero, lo de Éxodo tiene que ver con la organización religiosa judía y lo de Pablo, es a todas luces una amarga ironía, dejando entrever que jamás podría esperar justicia de ese sector del pueblo judío.

(6) Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga. (Los saduceos aceptaban como sagrados sólo los cinco primeros libros del Antiguo Testamento, y rechazaban la resurrección porque no encontraban nada en ellos que apoyara esta doctrina. Jesús llamó la atención sobre el hecho de que cuando Dios pronunció las palabras de Éxodo 3:6, Abraham, Isaac y Jacob estaban físicamente muertos hacía muchos años. Por lo que, evidentemente, había vida después de la muerte.)

(7) Cuando dijo esto se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió.

(8) Porque los saduceos dicen que no hay resurrección, ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas.

(9) Y hubo gran vocerío; y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, no resistamos a Dios.

Esto parece sacado de una discusión en el seno de una congregación ortodoxa o conservadora, no es cierto? De esas que, pese a su fidelidad y sinceridad, no creen en absoluto en ningún tipo de manifestaciones sobrenaturales y, mucho menos, en revelaciones espirituales. Sin embargo, y casi como excepción en este caso, los escribas arrojan el principio a tener en cuenta para la consolidación de la iglesia del siglo XXI.

Punto Nº 53: Más allá de lo que expresen las doctrinas denominacionales, será indispensable tener mucho cuidado en no encontrarnos resistiendo a Dios por respetarlas.

(11) A la noche siguiente se le presentó el Señor y le dijo: Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma. (¡Cuánto trabajo, dudas y roces ha costado en la iglesia moderna este tipo de cosas que en la iglesia primitiva eran tan comunes. Es más que obvio que Dios ha hablado por medio de ángeles, sueños y visiones. Incluso, en otros tiempos, usó gente y situaciones muy ordinarias. Pero lo que a primera vista puede parecer una situación común, tiene su origen en la providencia divina. Si alguien llega al templo y comenta un hecho así, lo más probable es que lo miren como a un bicho raro. ¡Y estamos hablando de creyentes! Claro, tienen sus motivos: ¿Sabes cuanta gente ha tratado de ganar espacios de poder en las congregaciones simulando tener sueños y visiones proféticas? Hay una guerra, hermano.)

(12) Venido el día, algunos de los judíos tramaron un complot y se juramentaron bajo maldición, diciendo que no comerían ni beberían hasta que hubiesen dado muerte a Pablo.(¿Me estás diciendo que ayunaban? Parecería ser, no? Pero; ¿Será posible?)

(13) Eran más de cuarenta los que habían hecho esta conjuración.

(14) Los cuales fueron a los principales sacerdotes y a los ancianos y dijeron: Nosotros nos hemos juramentado bajo maldición, a no gustar nada hasta que hayamos dado muerte a Pablo (Y sí, era un ayuno satánico nomás. ¿Viste que no inventaron nada los brujos modernos?)

(15) Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le traiga mañana ante vosotros, como que queréis indagar alguna cosa más cierta acerca de él; y nosotros estaremos listos para matarle antes que llegue.

(16) Más el hijo de la hermana de Pablo, (Pablo tenía un sobrino) oyendo hablar de la celada, fue y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo.

(17) Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven ante el tribuno, porque tiene cierto aviso que darle. (Pablo le da una directiva a un soldado que lo custodiaba. Autoridad)

(18) Él entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo me llamó y me rogó (¿Dice que Pablo le rogó? No se notó, no?) Que trajese ante ti a este joven, que tiene algo que hablarte.

(19) El tribuno, tomándole de la mano y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme?

(20) Él le dijo: los judíos han convenido en rogarte que mañana lleves a Pablo ante el concilio, como que van a inquirir alguna cosa más acerca de él.

(21) Pero tú no les creas; porque más de cuarenta hombres de ellos lo acechan, los cuales se han juramentado bajo maldición, a no comer ni beber hasta que le hayan dado muerte; y ahora están listos esperando tu promesa.

(22) Entonces el tribuno despidió al joven, mandándole a que nadie dijese que le había dado aviso de esto.

¿A alguien le caben dudas que Dios no ayudaría a Pablo? ¿No hubiese resultado más tranquilo ponerse a orar y esperar que Dios hiciera descender fuego del cielo y liquidara a todos los que buscaban matar a Pablo? ¿Por qué no habrán hecho eso y, en cambio, tejieron una estrategia a los fines de salvarle la vida? ¿Por qué el propio Pablo fue el que inició esa estrategia? Por algo muy simple que no siempre tenemos en cuenta en este tiempo: Cristo es la cabeza pensante de la Iglesia, pero tú, yo y todos los que la conformamos, somos sus brazos ejecutores. No se trata de hacer lo que nos parece mejor, sino lo que Dios nos dice que hagamos.

Punto Nº 54: La Iglesia del Señor no puede sentarse a esperar que todo lo haga Él. Tiene oídos para oír y mente sagaz para tejer estrategias de combate a favor del reino.

(Hechos 24: 10)= Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, éste respondió: Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación, con buen ánimo haré mi defensa. (Está muy claro: Pablo le dice algo así: Mira Félix, yo sé por referencias que eres un tipo bastante piola. Por eso voy a defenderme como quieres, no porque acepte tus órdenes. Si fueras de otro palo, me quedaría callado y ni aunque me mataran abriría la boca. ¡Pablo!)

(11) Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén; (12) y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud; ni en el templo, ni en las sinagogas de la ciudad; (13) ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. (Quiero que prestes mucha atención a este detalle de la calumnia para derrumbar a un santo. ¿NO suceden hoy, en los mejores lugares, algunas cosas parecidas? ¿Por qué crees que es? Si lo razonas intelectualmente, llegarás a la conclusión que las ambiciones de poder y las pujas por obtenerlo, no reconocen métodos y que el hombre ha venido haciendo estas cosas desde que está en la tierra. Pero si lo miras desde lo espiritual, te vas a dar cuenta que desde Eva, Satanás ha utilizado estos ardides y, si lo sigue haciendo, mal que nos pese, es porque todavía le dan resultado.)

(14) Pero te confieso, que según el Camino que ellos llaman herejía, así sirvo al Dios de mis padres, creyendo todas las cosas que en la ley y los profetas están escritas; (15) teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan, de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos. (Atención con esto. Cuando dice “creyendo todas las cosas que en la ley y los profetas están escritas”, deja en evidencia que los seguidores de Jesús no rechazaban las escrituras judías. Ellos simplemente las entendían bajo una nueva luz. Es casi un calco de lo que está ocurriendo hoy no ya en el pueblo judío, sino en el seno del pueblo evangélico. No te olvides. Dios no es Católico Apostólico Romano, quédate bien tranquilo, pero tampoco es evangélico. Dios es Dios)

(16) Y por eso procuro tener siempre una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres.

(17) Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación y presentar ofrendas.

(18) Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni alboroto. (Yo estaba allí por mis convicciones, muchachos; no haciendo prensa. Todavía se libraba un amplio debate sobre las enseñanzas de Pablo y la cristiandad gentil. Así que la dirección apostólica de Jerusalén le pidió a Pablo, como una concesión a aquellos que habían sospechado de él, que se sometiera a un acto de purificación ceremonial. Los propios apóstoles sabían, sin embargo, que las acusaciones no tenían base)

(19) Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme si contra mí tienen algo.

(20) O digan éstos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio, (21) a no ser que estando entre ellos prorrumpí en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros.

Esta es la diferencia entre tener unción o tener letra. Tomando como base el silencio que hizo Jesús ante Pilatos cuando éste lo incentivó a defenderse, Pablo, ¿No tendría que haber hecho lo mismo? Estoy seguro que muchos lo habrán pensado más de una vez. Sin embargo Pablo asumió su defensa y expuso todas las cosas puntuales tal como eran. ¿Por qué lo habrá hecho? ¿Acaso por temor a ser sentenciado y ejecutado? No lo veo a Pablo con miedo. ¿Y entonces? Simple: porque el mismo Espíritu de Dios que le mandó callar a Jesús, en esta ocasión mandó a hablar a Pablo. ¿Sabes por qué? Porque Dios es soberano, fíjate que descubrimiento.

Punto Nº 55: La iglesia no actuará ante la sociedad secular conforme a calcos de actuaciones anteriores. Buscará la dirección de Dios en cada caso y hará lo que Él decida.

Después de estos hechos, Pablo presenta una apelación a César, ante lo cual le responde que si a Cesar ha apelado, a César irá. Pasados algunos días, sin embargo, y pasando de visita por Cesarea el rey Agripa y Berenice, se creyó oportuno presentarles el caso de este preso tan singular que tantas molestias les causaba. Una vez frente a él, su actitud fue muy similar a las de sus antecesores.

(Hechos 26: 1)= Entonces Agripa dijo a Pablo: se te permite hablar por ti mismo. Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa: (2) me tengo por dichoso, oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos.

(3) Mayormente porque tú conoces todas las costumbres y cuestiones que hay entre los judíos; por lo cual te ruego que me oigas con paciencia.

(4) Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos; (5) los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa secta de nuestra religión, viví fariseo.

(6) Y ahora, por la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; (7) promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, sirviendo constantemente a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos. (Ya ha sido dicho: Nadie descarta lo enseñado e interpretado. Pero si es cierto (y lo es) que tal como se titula el Nuevo Testamento Versión Popular, “Dios Habla Hoy”, es obviamente porque Dios habla hoy, y si lo hace, no es para decir lo mismo que dijo en 1930. No se apartará del fondo, del patrón, de los principios básicos, pero el mensaje y la palabra serán frescos, revitalizantes. ¡Es Dios!)

(8) ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos?

(9) Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret; (10) lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos, habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; y cuando los mataron, yo di mi voto.

(11) Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar; y enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras.

Y después Pablo va a volver a relatar ante el rey Agripa su conversión. ¿Tres veces en el mismo relato? Sí, tres veces. ¿Tú recuerdas el día de tu encuentro personal con Cristo? Si lo recuerdas, es porque su presencia en tu ser te movió todas las estructuras y jamás podrías olvidarlo. Si no lo recuerdas, es porque quizás todavía no lo has tenido, y tu fidelidad, tu fe y tu sinceridad son buenos elementos, pero indudablemente todavía te falta el de fondo, el que te va a capacitar de verdad para servir como se sirve en el evangelio, con poder de Dios y no con vana palabrería.

Pero lo que quiero rescatar de este discurso que Pablo hace aprovechando el permiso que el rey Agripa le otorga para hablar y establecer su defensa, es que no se calla nada. Podría haber hablado mejor de él mismo buscando capitalizar la simpatía del rey, pero elige la transparencia de decir la auténtica verdad, aunque esa verdad no lo haga quedar muy bien. Hay algo que es real: Pablo, cuando perseguía a los cristianos, creía sinceramente estar sirviendo fielmente a Dios. Su encuentro personal con Cristo le abrió los ojos espirituales. Hoy, en muchos lugares sucede exactamente lo mismo. Hay muchos Pablos que, creyendo servir a Dios, lo que están haciendo es perseguir a los ungidos que proclaman el verdadero evangelio, el que no tiene adulteraciones.

Punto Nº 56: La Iglesia tiene que ser auténtica y transparente. No puede fabricar excusas y tiene que reconocer sus errores y hasta sus pecados.

(19) Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial.

Este pasaje, este texto, marca en primera instancia los rasgos de lo que debe ser un líder del Señor. Fíjate que Pablo estaba dedicado a la tarea de esparcir el evangelio y a establecer iglesias en todo el mundo hasta entonces conocido. Vivió todo lo que escribió por una sencilla razón: “Porque irrevocable son los dones y el llamamiento de Dios”. Su vida encarnó tres conceptos básicos del liderazgo: 1) Estaba dedicado a las metas, los objetivos y el espíritu de su llamamiento. No pensaba absolutamente nada para sí, en su provecho.- 2) No dudó en comunicar a otros sus convicciones. Ojo; no estoy diciendo que se las impuso, estoy diciendo que se las comunicó y soportó, asimismo, todas las dificultades necesarias para alcanzar ese fin.- 3) Se mantuvo alerta a los cambios. El apóstol se adaptó a los cambios culturales, sociales y políticos y, de esta manera, nunca perdió su relevante posición. Parecería mostrar a Pablo como un hábil negociador, verdad? Sin embargo no es así. Pablo jamás negoció su fe, sus convicciones y su llamamiento. Pero fue lo suficientemente amplio como para esperar la visión de Dios de hoy, y no hacer lo mismo que hacían todas las demás iglesia simplemente porque a ellas les había ido bien así.

Hay muchos líderes de hoy que dicen tener una visión determinada para su congregación y lo que hacen es imitar metodologías que han sido implantadas por otras porque, allí sí, Dios se lo mostró. La visión de Dios ha existido, entonces, pero no para con la tarea de ellos, sino la de otros siervos. Imitar algo que ha tenido mucho éxito en otro lugar, no lo garantiza aquí. Porque se trata sólo de una estrategia humana donde Dios no tiene nada que ver y no es, como debe ser, la última palabra. Eso no es bueno, pero mucho peor es que, cuando alguien con algo de unción o discernimiento ve ese error y no se suma, lo menos que se hace es tratárselo de conflictivo o rebelde y, si se ofrece, se lo expulsa de la congregación o se le pide “amablemente” que se vaya.

Punto Nº 57: La Iglesia tiene que tener indefectiblemente una operatividad sustentada en la visión de Dios para ese sitio, y no mecanismos humanos en razón de éxitos ajenos.



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