viernes, 15 de abril de 2011

¿Adónde está la Paz?

Preste atención: vivimos en una época en la que con el simple gesto de pulsar una llave, se ilumina o se oscurece una habitación. Allí es donde nos acordamos que las lámparas de los tiempos bíblicos brillaban e iluminaban también de una forma muy intensa, pero a diferencia de esta era de la electricidad, aquellas exigían una dedicación y atención mayor y adecuada.

Si no se controlaban, se atendían y se cuidaban correctamente, su luz iba mermando, menguando, hasta quedar solamente reducida a una pequeña llama. De allí es que la Palabra de Dios aplica, en primera instancia, la metáfora de la lámpara, para enseñarnos algo sobre la dirección para nuestras vidas. Nos provee algunas aplicaciones gráficas de esta enseñanza.

El salmista escribió en el Salmo 119:105, que Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Al procurar de todo corazón la buena instrucción de la Palabra de Dios, permitimos que la lámpara brille con todo ardor y nos mantenga en la senda recta. Cuando no reconocemos nuestros prejuicios teológicos y nuestra perspectiva limitada, la luz se apaga un poco y el camino se va torciendo. (Le recuerdo que TORCER, en la lexicografía bíblica, es la palabra PERVERTIR)

La lámpara parpadea cuando las formas reemplazan el fondo y cuando las tradiciones ignoran los mandamientos de Dios. LA luz pierde intensidad cuando nos alejamos de la Palabra de Dios y de la comunión con los creyentes. Pero desaparece cuando servimos a otro amo.

A veces, fíjese, ignoramos lo obvio: la voluntad de Dios se expresa en su Palabra. De pequeños, y salvo las excepciones por causas especiales, no tuvimos que luchar para conocer la voluntad de nuestros padres terrenales. Nos las expresaban con mucha claridad. Yo estoy aprendiendo, a mi edad, a convivir en paz si estoy presto a obedecerlo. Como individuo de pueblo chico, obedecer a mi viejo para establecer nuestra casa paterna, no era un esfuerzo ni una obligación, sino un hecho total y absolutamente natural. ¿Cómo puede ser, entonces, que tantos hijos de dios todavía no puedan entender que la misma naturalidad se manifiesta en obedecer al Padre para establecer su reino, que es al mismo tiempo, nuestra casa paterna? Y no lo tome como una ocurrente ilustración; tómelo como una absoluta realidad.

Los agricultores saben, por la naturaleza misma, que se cosecha lo que se siembra. Si sembramos girasol, es obvio que jamás vamos a cosechar soja, cosecharemos girasol. Y no solamente eso, también tenía, - en mis épocas de niño -, que alguna vez yo heredaría esa casa paterna. Porque así me lo había asegurado mi padre y yo a él, le creí siempre. Sin embargo, hoy me pregunto cuántos cristianos se han dado cuenta que lo que ahora están sembrando en el reino de Dios, es lo que más tarde o más temprano van a cosechar para toda la eternidad.

He aprendido, gracias a mis aciertos y mis errores, que vivo en paz con mi Padre celestial cuando estoy dispuesto a obedecerle. Jesús dice, en Juan 14:23, que: Si alguno me ama, mi palabra guardará. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos nuestra morada con él. Tiene mucho sentido orar: Venga tu reino, porque como hijo de Dios nuestro destino es heredarlo. En Mateo 25:34, dice: Venid, benditos de mi Padre. Heredad el reino que ha sido preparado para vosotros desde la fundación del mundo,

Sin embargo, en 1 Corintios 6:9, señala: ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? Ahora; si la justicia determina nuestro destino, no es de asombrarse que Jesús señalara este otro punto en Juan 7:24: No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio.

Quiero destacar, puntualmente, la preeminencia de la Palabra de Dios. Es nuestra guía merced a la cual podremos juzgar a los demás con juicio justo. ¿Está la persona proclamando la Palabra de Dios? ¿Es bíblicamente verdadera? Aceptando el hecho de que la Palabra de Dios es tanto fundamental como central, sin embargo, no es el único criterio. No se olvide que el mismísimo Satanás citó las escrituras. Incluso tuvo la audacia de citárselas a Jesús. Cuidado: cualquier organización puede redactar un credo doctrinal. Muchos saben que aún los satanistas militantes que se han infiltrado en las congregaciones y hasta han ocupado cargos de conducción en los ministerios, lo han hecho y, a partir de la tremenda ignorancia que a veces evidencia un pueblo ávido de milagros vengan de donde vengan, lograron su cometido de pervertirla. Pablo advierte sobre esto.

(2 Corintios 11: 13)= Porque estos son falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo.

(14) Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.

(15) Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia, cuyo fin será conforme a sus obras.

Cuenta el autor de un hermoso libro, que en el sur de California un falso maestro enseñaba la Biblia desde una posición autorizada y oficial. Es más: dice que la enseñaba muy bien, pero que si vida moral estaba en decadencia. Agrega que su brillante intelectualidad atrajo a dos seminaristas. Consigna además que a él no le gustaría para nada entrar en una batalla intelectual con él, aunque tampoco quisiera hacer batalla con Satanás. Ese hombre - concluye -, le daba rienda suelta a la carne en sus deseos corruptos y despreciaba la autoridad. Queda claro que estos son los rasgos que en 2 Pedro 2:10, señalan al falso profeta.

Siempre nos maravillará con la facilidad con que son engañadas algunas personas ingenuas. Salen impactados diciendo: ¡Es un predicador fantástico! ¡Qué hombre carismático! ¡Qué unción! ¡Pude sentir la electricidad del Espíritu en el aire! No se juzga por juicio justo; juzgan por las apariencias (O peor, por cómo se sienten) Juan escribió: Hijitos, nadie os engañe. El que practica justicia es justo, como Él es justo. El que practica el pecado es del diablo.

Ahora; si conocemos la verdad, la mentira es obvia. Nuestro enfoque no es disipar la oscuridad, sino encender la luz. Nuestra mayor preocupación debe ser la dirección del Espíritu Santo, quien nos guiará hacia toda verdad. La presencia del Espíritu Santo en nuestr4as vidas, sirve como único fundamento para el desarrollo del carácter santo. Note cómo se unen la verdad, la justicia y la paz en los siguientes tres textos:

(Salmo 85: 9)= Ciertamente cercana está su salvación a los que le temen, para que habite la gloria en nuestra tierra.

(10) La misericordia y la verdad se encontraron; la justicia y la paz se besaron.

(Isaías 32: 17)= Y el efecto de la justicia será paz; y la labor de la justicia, reposo y seguridad para siempre.

(Mateo 5: 6)= Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

Con frecuencia los cristianos nos hemos valido de un sentimiento de paz como evidencia de la dirección del Espíritu Santo. Es común oír a la gente decir: "Aún no siento paz en este asunto". Yo creo que es legítimo y realmente me preocuparía la persona que procediera cuando su espíritu está perturbado y sin paz. Porque el Señor no nos guía por medio de la ansiedad, puesto que nos insta a que echemos todas nuestras ansiedades sobre Jesús, porque ÉL tiene cuidado de nosotros.

Aún así, se gasta demasiado dinero en la "cura" temporal de la ansiedad. La gente consume alcohol, tranquilizantes o ansiolíticos, toma drogas ilícitas, recurre a la heladera (refrigerador, nevera), hace el amor, repite oraciones orientales insensatas, o se escapa a viviendas de fin de semana, o navega en yates o veleros por el río, u ocupa traílles o casas rodantes, todo ¿Con qué? Con el único fin de reducir la ansiedad. Una mujer que recuerdo decía alguna vez que, cada vez que ella se sentía ansiosa, salía a comprarse cosas. Sin embargo, lo más usual es que se receten, se prescriban medicamentos para todos los males que produce la ansiedad.

La disco, el narcotraficante, el que practica las ciencias ocultas y otros personeros de la dirección del escapismo, tienen en común lo siguiente: no les interesa el consumidor, no les importa. Sólo les preocupan sus ganancias. Lo peor del caso es que cuando se disipa la "cura" temporal, tenemos que regresar al mismo mundo con el mismo problema, junto a las mismas secuelas y las mismas consecuencias negativas que tienen todas las curaciones falaces.

Tengo una palabra que le va a mostrar a usted que este tipo de "curas" no son nuevas en absoluto. Hace casi dos mil quinientos años, el profeta Jeremías se refirió a ellas.

(Jeremías 6: 13)= Porque desde el más chico de ellos hasta el más grande, cada uno sigue la avaricia; y desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores.

(14) Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: paz, paz y no hay paz.

(15) ¿Se han avergonzado de hacer abominación? Ciertamente no se han avergonzado, ni aún saben tener vergüenza; por tanto, caerán entre los que caigan; cuando los castigue caerán, dice Jehová.

En lo eterno, tenemos paz con Dios: Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo.

En lo externo, deseamos paz en la tierra, pero no siempre la logramos obtener. Pablo les dice a los romanos: Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, tengo paz con todos los hombres. Hay algunas cosas que no tenemos ni el derecho ni la capacidad para controlarlas. Con frecuencia, las personas inseguras buscan la paz ordenando su mundo exterior. Su paz depende de su control de la gente y de las circunstancias. No hay persona más insegura que el controlador.

Seamos sinceros: la paz exterior, no siempre depende de nosotros. Debemos siempre procurar la paz, pero nuestra autoestima no se puede basar en un mundo externo que quizás podamos o no controlar. El fruto del Espíritu es: "Dominio propio", no dominio del cónyuge, ni dominio del hijo, no dominio de la congregación ni dominio de las circunstancias. En nuestro fuero interno, necesitamos desesperadamente la paz de Dios.

(Filipenses 4: 6)= Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias.

(7) Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestro corazón y vuestros pensamientos en Cristo Jesús.

El conocimiento de un alma atribulada nos debe guiar a buscar la paz de Dios, a volvernos a Él, y a lograr nuestra responsabilidad de usar la mente.

(Verso 8)= Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre, si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad.

Dice la Palabra que estar ansioso es ser de doble ánimo y que el hombre de doble ánimo es inestable en todos sus caminos. Creo que hay dos tensiones en nuestra mente que nos roban la paz de Dios y, por tanto, inhiben su dirección a nuestras vidas. Jesús se refiere a ambas en el Sermón del Monte.

Tensión número uno: dónde está nuestro tesoro. Básicamente amamos lo que creemos que es nuestro sumo bien. Hay bienes materiales que Jesús identifica como "Tesoros en la tierra". Y hay bienes no materiales que Él llama "Tesoros en el cielo". Los "Tesoros en la tierra", tienen dos características: Primera: todas las cosas se destruyen físicamente. Si no las corrompe el óxido, lo hace la polilla. Dice Joseph Weber que él tenía un amigo que poseía lo que todo americano medio sueña con tener: una cabaña en la montaña y un buen yate en el mar. Ni quieran saber, aseguraba, el tremendo desgaste de energía que le significaba darle un buen mantenimiento a las dos cosas. Tal vez hubiera tenido más tranquilidad si hubiera alquilado la cabaña o el yate y que otro se hubiera ocupado de las reparaciones.

Segunda: debido al valor de los tesoros terrenales, siempre existe la preocupación por su seguridad. Por eso es difícil estar libre de ansiedad cuando no nos preocupamos por nuestras posesiones. Mientras más tenemos, más provoca en otros la codicia. De ahí la razón por la que los ladrones "se meten y roban". Por otra parte, "Los tesoros en el cielo" no están al alcance de los ladrones y protegidos de los estragos de la polilla y el óxido. Pablo lo dice de esta manera:

(1 Timoteo 4: 7)= Desecha las fábulas profanas y de viejas, ejercítate para la piedad; (8) porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera.

Parece que a la gente le gusta lo mejor de ambos mundos. Pero cuidado: si nos concentramos en los tesoros de este mundo, vamos a perder los tesoros del otro. Si depositamos nuestros tesoros en la vida venidera, quizás Dios nos de una bendición extra en este mundo. Jesús lo dice claramente.

(Mateo 6: 19)= No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; (20) sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones ni minan ni hurtan.

(21) Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Definitivamente: no habrá paz para el que sirva a dos señores. Nos controlará el amo al que nos rindamos.

La segunda tensión es el doble ánimo respecto al mañana. La primera tenía que ver con las posesiones, mientras que esta lo es con la provisión. El materialista lucha con la primera tensión y el que duda, batalla con la segunda. La cuestión de fondo, es: ¿Podemos confiar en Dios? Jesús ha respondido a esto.

(Mateo 6: 26)= Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas?

Confiar a Dios el mañana es un asunto que vale la pena. Las aves no están creadas a la imagen de Dios. ¡Nosotros sí! Las aves no heredarán el reino de Dios, pero nosotros sí. Las aves son mortales; la humanidad es inmortal. Si Dios cuida de las aves, mucho más cuidará de nosotros. Por eso el apóstol Pablo podía escribir: Mi Dios, pues, suplirá toda necesidad vuestra, conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús, según lo expresa con claridad Filipenses 4:19. Observe los lirios del campo.

(Mateo 6: 30)= Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿No hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe?

(31) No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?

Dios, aquí, pone en la picota su propia reputación. Si confiamos y obedecemos, Él proveerá. Es asunto de integridad. De SU PROPIA integridad de Dios.

(Mateo 6: 32)= Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas.

(33) Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

(34) Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán; basta a cada día su propio mal.

La esencia de la voluntad de Dios es que vivamos responsablemente hoy y confiemos en Él para el mañana. O somos gente de poca fe, o en realidad creemos que el fruto del Espíritu nos satisfará más que las posesiones terrenales. ¿Creemos de verdad que si tenemos hambre y sed de justicia, vamos a estar satisfechos? ¿Creemos de verdad que si procuramos establecer el reino de Dios, Él suplirá todas nuestras necesidades de acuerdo a sus riquezas en gloria? Si es así; como se dice en Mateo 6:33: Más bien, buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.

Supongamos que su primera prioridad sea el reino de Dios y que crea profundamente que encontrará su satisfacción en Dios y en su justicia. Ha buscado la voluntad de Dios para que lo dirija en cierto caso y cree que Él le ha conducido a elaborar planes específicos. Pero el problema es que todavía está preocupado porque salgan bien sus planes, de acuerdo a lo esperado. Está bien. Pienso que es necesario sentir un poco de ansiedad para motivarnos a la conducta responsable. Cuando nos enfrentamos a estas situaciones, tenemos que tratar de seguir los seis pasos que ahora le describo, para limitar nuestros sentimientos de ansiedad.

PRIMERO: Declare su problema. Un problema bien definido ya casi está resuelto. La gente en estado de ansiedad está en el pueblo y no ve las casas. Ponga el problema en su perspectiva. ¿Tendrá importancia para la eternidad? En general, el proceso de afanarse causa mayores bajas en la persona que las consecuencias negativas de lo que le preocupa. Muchas de las personas que van a consejería, lo único que necesitan es aclarar su problema.

A estas alturas, el peligro es buscar consejo impío. El mundo está atiborrado de magos y hechiceros que prometen resultados increíbles. Quizás su apariencia sea llamativa. Tal vez sus credenciales sean impresionantes. A lo mejor, su personalidad es simpática. Pero su carácter está en bancarrota. Dice el Señor en Juan 7:24, que no debemos juzgar según las apariencias, porque las apariencias a veces engañan, tanto para un lado como para el otro. Y dice el salmista en el Salmo 1, que no debemos Andar en consejo de impíos ni en camino de pecadores.

SEGUNDO: Separe los hechos de las suposiciones. Quizás las personas tengan miedo de los hechos, pero esto no es ansiedad. Cuando nos ponemos ansiosos, es porque no sabemos lo que va a suceder mañana. Y como no lo sabemos, hacemos suposiciones. Un rasgo muy particular de la mente es su tendencia de suponer lo peor. Si la suposición se acepta como verdad, se presiona a la mente hasta los límites de su ansiedad. Se actúa sobre esta suposición. Entonces, ¡Usted quedará relegado entre los tontos! Por lo tanto y hasta donde le sea posible, separe los hechos concretos y reales de las suposiciones producto de su imaginación.

TERCERO: Determine a qué cosas tiene usted el derecho o la capacidad de controlar. Usted es responsable de lo que puede controlar y no lo es de lo que no puede controlar. Su autovaloración debe estar ligada sólo por lo que tenga responsabilidad. Si no mantiene una vida responsable, ¡Casi que se merece estar ansioso! No trate de echar sobre Cristo su responsabilidad porque Él se la va a devolver. Lo que sí tiene que echar sobre Él, es toda su ansiedad. Su integridad está en juego en la provisión para sus necesidades, si conduce una vida responsable.

CUARTO: Haga un listado de todo lo que puede hacer respecto a la situación bajo su responsabilidad. La gente que no asume su responsabilidad, busca curas temporales para su ansiedad. Pero recuerde lo que dice Isaías 32:17, que el efecto de la justicia será paz. Y desviarse hacia una solución impía, sólo le aumentará la ansiedad en el futuro.

QUINTO: Una vez seguro de haber cumplido con su responsabilidad, procure ver si hay alguna forma en que pueda ayudar a otros. El abandono de su egoísmo absorbente para ayudar a la gente que lo rodea, no sólo será un acto amoroso, sino que le traerá una paz interior especial que viene de saber que ha ayudado a alguna persona necesitada.

SEXTO: Lo demás, es responsabilidad de Dios. Con excepción de sus oraciones, cualquier ansiedad que queda es probablemente por asumir responsabilidades que Dios jamás quiso que usted tuviera.

Qué recurso más precioso es la paz que resulta de haber juzgado correctamente las influencias que invaden nuestras vidas. ¡Y pensar que Dios nos da su palabra y su Espíritu para que conozcamos la verdad y recibamos su calma!

Le invito a que haga la siguiente oración o, en su defecto, si no desea repetir textualmente algo que otra persona le dicta, una que contenga los principios aquí expuestos:

Querido Padre celestial: deseo tu paz. Por lo tanto, me comprometo a vivir una vida justa. Perdóname por buscar tesoros en la tierra en vez de los tesoros en el cielo. Te doy gracias por las posesiones que me has confiado en esta vida, pero elijo creer que mi vida no consiste en las posesiones que tenga. Mi vida está en Cristo y quiero que el fruto del Espíritu sea evidente en mí.

Te traigo mis pensamientos de ansiedad respecto a tu provisión para el mañana. Decido confiar en ti para suplir mis necesidades. Me comprometo a ordenar mi mundo interior en torno tuyo. Perdóname por las veces que he tratado de controlar a la gente y las circunstancias que no tenía derecho ni capacidad de controlar. Pongo toda mi ansiedad sobre ti y me comprometo a ser responsable hoy por lo que tú me has confiado. Amén.



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