jueves, 25 de febrero de 2010

La Batalla de Ezequiel 38-39… Parte 2

Existen tres factores que parecieran estar en contra de que la profecía de Ezequiel se cumpla en nuestro tiempo inmediato. Puesto que el primero es el cambio de bando de Turquía, lo cual es un hecho que se sabe de antemano, entonces el obtener aun un estado de paz que se pueda percibir en el Medio Oriente y también dejando a los EE.UU. fuera del asunto, perecieran ser las otras dos condiciones previas para el cumplimiento de Ezequiel 38-39. Siendo este el caso, la iniciativa Europa/NN.UU. merece ser observada de cerca. Para ayudarnos a tener la perspectiva profética, comenzamos con un repaso de estos dos capítulos la semana pasada. Entonces, aquí tenemos la Segunda Parte.

“Así ha dicho Jehová el Señor: En aquel día subirán palabras en tu corazón, y concebirás mal pensamiento, y dirás: Subiré contra una tierra indefensa, iré contra gentes tranquilas que habitan confiadamente; todas ellas habitan sin muros, y no tienen cerrojos ni puertas; para arrebatar despojos y para tomar botín, para poner tus manos sobre las tierras desiertas ya pobladas, y sobre el pueblo recogido de entre las naciones, que se hace de ganado y posesiones, que mora en la parte central de la tierra. Sabá y Dedán, y los mercaderes de Tarsis y todos sus príncipes, te dirán: ¿Has venido a arrebatar despojos? ¿Has reunido tu multitud para tomar botín, para quitar plata y oro, para tomar ganados y posesiones, para tomar grandes despojos?” (Ezequiel 38:10-13)

A Israel se le describe aquí como un país en paz según el modismo en los días de Ezequiel, una tierra de ciudades sin muros, cuando esta coalición enemiga ataca, y otros países que no fueron mencionados con anterioridad, toman nota.

Seba y Dedán son primeramente mencionados como nietos de Cus en Génesis 10:7. Luego, en Génesis 25:3, leemos que también los nietos de Abraham llamados Seba y Dedán, le nacieron a uno de sus hijos, Jocsán, que tuvo con su segunda esposa, Cetura. De este pasaje no queda claro de cual par de nietos se trata, pero los comentaristas, sin embargo, los identifican como que representan a las naciones de la Península Arábiga, especialmente a Arabia Saudita. Según los arqueólogos W. F. Albright y Wendell Phillips, Seba estaba situada en la orilla suroeste de la Península Arábiga, al otro lado del Mar Rojo de lo que hoy en día es Etiopía. Seba se conoce en la historia como Sabá en Arabia del Sur, hogar de los sabeos de la geografía clásica, quienes comerciaban con especias con los demás pueblos del mundo antiguo. Dedán era probablemente el hábitat de los árabes en la parte norte del Desierto de Arabia, lo que hoy día es Arabia Saudita. La antigua capital de Arabia Saudita aun se llama Dedán en muchos mapas de la actualidad.

Tarsis era hijo de Javán, quien se estableció en el área al sur de Grecia. Algunas personas ven su nombre como una referencia al antiguo Tarsesus, un puerto al sur de España, cerca de Gibraltar. Mientras que otras recuerdan las naves marinas de los fenicios quienes navegaban en “las naves de Tarsis”, desde Cádiz hacia Inglaterra, como el extremo norte, para traer estaño, un metal utilizado para fabricar bronce y otros metales, y que extraían de las minas en Cornwall. Algunas personas creen que la palabra Bretaña en realidad se deriva de la palabra fenicia que significa “fuente de estaño”. Si eso fuera así, y puesto que las naves de Tarsis traían estaño al mundo antiguo, esta referencia puede ser a Gran Bretaña haciendo que los “leoncillos” (en vez de ‘príncipes’ en la nota al borde del v. 13 de la Biblia de las Américas), o “pueblos” (Biblia de las Américas), o “ciudades” (Biblia Dios Habla Hoy), de Tarsis, sean las colonias de Gran Bretaña, de las cuales la más prominente hoy en día es los EE.UU. El hecho de que el león sea el símbolo del Imperio Británico tiende a apoyar este punto de vista.

Dicho todo lo anterior, el punto más provocativo de este asunto es que la misma coalición de las naciones occidentales que liberaron Kuwait y depusieron a Sadam Hussein, no están comprometidas aquí, pero a su vez cuestionan las intenciones de los invasores que se han quedado al margen. Esta es la razón principal por la que yo no creo que esta batalla sea Armagedón de Apocalipsis 16:16. Hay muchos países importantes que no se encuentran involucrados, cuando, según Zacarías 14:2, todas las naciones de la tierra se reunirán para la batalla final.

“Por tanto, profetiza, hijo de hombre, y di a Gog: Así ha dicho Jehová el Señor: En aquel tiempo, cuando mi pueblo Israel habite con seguridad, ¿no lo sabrás tú? Vendrás de tu lugar, de las regiones del norte, tú y muchos pueblos contigo, todos ellos a caballo, gran multitud y poderoso ejército, y subirás contra mi pueblo Israel como nublado para cubrir la tierra; será al cabo de los días; y te traeré sobre mi tierra, para que las naciones me conozcan, cuando sea santificado en ti, oh Gog, delante de sus ojos” (Ezequiel 38:14-16).

Aquí el Señor hace que Sus intenciones queden totalmente claras. Él está dirigiendo este evento para revelarse al mundo una vez más. El sinnúmero de años de debatir sobre la existencia de Dios y que se inició con la Escuela Alemana del Alto Criticismo en los años de 1.800 y ha continuado con el racionalismo moderno de los años de la década de 1950, serán reducidos a nada cuando Dios utilice esta batalla para asomar Su cabeza a través de cielo y exclamar, “¡Aún estoy aquí!”

“Así ha dicho Jehová el Señor: ¿No eres tú aquel de quien hablé yo en tiempos pasados por mis siervos los profetas de Israel, los cuales profetizaron en aquellos tiempos que yo te había de traer sobre ellos? En aquel tiempo, cuando venga Gog contra la tierra de Israel, dijo Jehová el Señor, subirá mi ira y mi enojo. Porque he hablado en mi celo, y en el fuego de mi ira: Que en aquel tiempo habrá gran temblor sobre la tierra de Israel; que los peces del mar, las aves del cielo, las bestias del campo y toda serpiente que se arrastra sobre la tierra, y todos los hombres que están sobre la faz de la tierra, temblarán ante mi presencia; y se desmoronarán los montes, y los vallados caerán, y todo muro caerá a tierra. Y en todos mis montes llamaré contra él la espada, dice Jehová el Señor; la espada de cada cual será contra su hermano. Y yo litigaré contra él con pestilencia y con sangre; y haré llover sobre él, sobre sus tropas y sobre los muchos pueblos que están con él, impetuosa lluvia, y piedras de granizo, fuego y azufre. Y seré engrandecido y santificado, y seré conocido ante los ojos de muchas naciones; y sabrán que yo soy Jehová” (Ezequiel 38:17-23).

Con las señales que recuerdan las batallas celestiales peleadas en el pasado, el Señor se levanta en ira para ejecutar el juicio en contra de los invasores de Su tierra y los enemigos de Su pueblo. Y, como lo ha hecho otras veces, Él siembra la confusión en el corazón de los enemigos de Israel para que comiencen a atacarse los unos a los otros mientras desencadena las clásicas armas de la intervención divina. Terremotos, plagas, sangre, lluvia, granizo y azufre candente; estas son las señales de Su firma. Ni Israel, ni la coalición enemiga, ni los que están observando desde lejos, podrán interpretar correctamente todo esto.

Así es como termina el capítulo 38. La próxima vez veremos porqué algunas personas creen que esta batalla es nuclear y tendremos otra razón del porqué esta no es la última batalla de la era del hombre. Nos vemos entonces.



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