miércoles, 19 de enero de 2011

Rock en el nombre de Dios!!!


Una poderosa duda embarga a Katty, ferviente cristiana evangélica. Tanto, que ha decidido pedir consejo en un popular foro religioso de Internet: "Hola, chicos y chicas. Tengo una duda importante. ¿A Dios le agrada que escuchemos rock cristiano? Muchas personas me han dicho que no es edificante...". Las respuestas no tardan en llegar. Aunque hay división de opiniones, la mayoría coinciden en lo esencial: "Mientras exalten al rey de reyes y señor de señores, a Dios le agrada", sentencia Adzael.

Para encontrar las raíces del rock cristiano hay que viajar a los sesenta, cuando Larry Norman osó combinar fe y rock

El conflicto moral de Katty no está exento de cierta lógica. Durante décadas, determinados sectores religiosos han demonizado el rock. A finales de los años cincuenta, en plena explosión del rock and roll, el influyente escritor estadounidense Asa Earl Carter llegó a afirmar que la música que popularizó Elvis "es parte integrante de un complot para socavar la moral de la juventud". Sus declaraciones pueden resultar anacrónicas, pero no están lejos de lo que opinaban ciertos sectores de la sociedad estadounidense. Por ello, la popularización del rock cristiano ofreció una vía de escape idónea a los jóvenes que, como Katty, no quieren renunciar a su música preferida en detrimento de su fe.

Aunque para encontrar las raíces del rock cristiano haya que viajar a los sesenta, cuando Larry Norman osó combinar fe y rock and roll, el momento dulce que vive actualmente el género tiene su origen en los ochenta, con el éxito de bandas cristianas de heavy metal como Stryper, y muy especialmente en los noventa...

El auge del grunge llevó a Creed, una banda de Florida, a triunfar en las radios comerciales gracias a un rock alternativo primo hermano del de Pearl Jam, pero desde la óptica protestante y políticamente correcta. Poco después, los californianos P.O.D. arrasaron gracias a su fusión de agresivo rap metal con unas letras que no ruborizarían al mismísimo Ned Flanders. Los grupos florecieron en estilos tan a priori alejados del sentimiento religioso como el punk, gracias a sellos como Tooth & Nail y a algunas de sus bandas más punteras, como Mxpx.

Hoy, el pop de Jeremy Camp, el metalcore de Underoath, el hip hop de Lecrae o TobyMac e incluso el reggaeton de Don Omar (que no pierde ocasión de declarar su profundo sentimiento religioso) contribuyen a hacer crecer tan pujante escena. Incluso la multinacional EMI (la misma en la que publican sus discos Sus Satánicas Majestades, The Rolling Stones) ha visto cómo su división EMI Christian Music Group, creada en 1992 para albergar a este tipo de grupos, ha subido como la espuma hasta convertirse en una escisión clave de la compañía.
La extraña pareja

40.000 jóvenes acudieron en 1997 a un acontecimiento histórico: Bob Dylan actuaba en Bolonia ante el Papa Juan Pablo II. Las desavenencias entre Iglesia y rock parecían tocar a su fin. Pero no fue más que un espejismo: con la llegada de Benedicto XVI se acabaron las concesiones. Ratzinger, que en 1996 había afirmado que el heavy metal "es un instrumento del diablo", reconoció también su oposición firme a aquella presencia de Dylan junto al Sumo Pontífice.

El rock volvió entonces al lado oscuro, donde siempre estuvo. Pese a ello, un número cada vez mayor de artistas sigue reclamando su derecho a ganarse el cielo a ritmo de rock.

Fuente: 20minutos.es



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