lunes, 7 de marzo de 2011

El justo intercambio!!!


Justicia es dar de lo que recibimos, especialmente al Señor que es Padre generoso.
Por: Pastor Cash Luna, marzo 06, 2011
El justo intercambio

La Palabra claramente nos dice que debemos buscar primero el Reino de Dios y Su justicia. No habla de buscar misericordia o lástima. Es decir, la justicia es el valor que debe gobernar nuestra vida. Ante un examen en la universidad, lo importante es estudiar para merecer una buena nota, no llegar esperando que el catedrático tenga misericordia y nos pregunte cosas fáciles. Dios es misericordia eterna, pero las bendiciones son para quienes buscan Su justicia, no ajusticiando a otros, sino actuando correctamente.

Es justo que Dios nos pida cuentas, como hizo el amo con sus sirvientes a quienes les dio talentos. El Señor nos ha dado todo. Por eso en la Biblia dice que no nos afanemos porque nos dará vestido y comida, así como nos dio la vida. Entonces, es justo que cuidemos nuestro cuerpo y lo guardemos en santidad. No tiene sentido que le pidamos sustento si no demostramos justicia al cuidar lo que nos ha dado: la existencia, el perdón de los pecados y la vida eterna. ?
En Isaías 43: 21-25 Dios recuerda: Este pueblo he creado para mí; mis alabanzas publicará. Y no me invocaste a mí, oh Jacob, sino que de mí te cansaste, oh Israel. No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso. No compraste para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios, sino pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades. Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados.

En este pasaje, el Señor nos hace ver muchas cosas sobre aquello que es justo en nuestra relación con Él. Primero, debemos alabarle y adorarle. Él promete estar a nuestra diestra como poderoso gigante, así que no podemos hacer menos que darle la gloria y la honra. Segundo, nunca nos cansemos de Él ni de Su obra. Persevera en tu grupo, con tus ovejas. Eso es hacer justicia, dar de lo que hemos recibido. Cuando mi esposa y yo iniciamos Casa de Dios, compartíamos la Palabra con los miembros de una familia. Eran pocas personas, pero predicábamos con la misma pasión que ahora cuando compartimos con miles. Tercero, debemos reconocer y agradecer que fue Jesús quien cargó con nuestros pecados. Camino al Gólgota, se fatigaba por esa carga, no por el peso del madero.

Ahora, le llevamos al altar nuestras peticiones, penas y enfermedades que deberíamos acompañar con ofrenda de gratitud que desencadene la ley de la siembra y la cosecha. Ofrendar es una antigua forma de honrar. Incluso los mayas ofrendaban a sus dioses, en algunos casos lo hacían entregándoles vidas humanas. No te avergüence de darle al Dios vivo. Soy un sacerdote y mi trabajo es presentarle la ofrenda que trae Su pueblo. Soy un intermediario que enseña la forma correcta de adorar al Señor.

Dios nos salvó haciéndonos justicia en Cristo Jesús. Tuvo misericordia, pero darnos la vida eterna fue un acto justo porque pagó el precio para lograrlo. Siendo Santo, cargó con nuestras iniquidades para que fuéramos santos como Él. Ese es el regalo más grande que nos ha dado...

Ley del intercambio
Mateo 11:28-30 nos dice: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga.

Este pasaje nos revela la poderosa ley del intercambio. En otras palabras dice que Él dará descanso al cansado, es decir que si te sientes agotado, alégrate porque no hay alivio más hermoso que el Suyo. No desmayes porque Dios te dará ánimo y unción para que reposes en completa paz. Entonces, al acercarte a recibir descanso, le entregarás tus cargas para recibir las de Él que son más ligeras y fáciles de llevar porque vienen acompañadas de Sus fuerzas. Tus cargas pesan porque intentas llevarlas con tus fuerzas, pero cuando las intercambias con el Señor, Él te da las suyas, incluyendo Su poder para llevarlas.

Siempre que te acercas al Señor, dejas algo y te llevas algo. Asume el compromiso de trabajar para Su Reino, dale esperanza al angustiado, atiende a tus hermanos, esa es la carga que Dios te da a cambio de recibir tus dificultades y asumirlas. Este intercambio de cargas es justo. Cuando asumes las cargas celestiales, las tuyas empiezan a desaparecer.

Tengo 28 años y medio de conocer al Señor y puedo dar testimonio de que llevar Su carga es mucho más fácil que intentar llevar en hombros las mías. Desde que le entregué mi vida, he trabajado por establecer Su Reino y justicia. Repartía material que hablaba sobre Él a quienes hacía fila en los cines que proyectaban pornografía, en los salones de juegos electrónicos y hasta en las esquinas donde hacían negocio sus cuerpos las “mujeres de mala vida”, como les dicen por acá. Les decía: “Jesús te ama, en Él encontrarás lo que buscas”. Con mi sueldo, compraba biblias y las regalaba. Con Sonia, mi esposa, predicábamos en el zoológico. Incluso escribía versículos de la Palabra en los tickets de camioneta y los regalaba a los pasajeros. Con toda esta actividad, no me daba tiempo de pensar en mis cargas y no era necesario, porque el Señor las tomaba y solucionaba. Intercambiamos cargas y puedo decir que salí ganando.

No seas como el rey Saúl que se sentía oprimido porque se negaba a llevar la carga del Reino, por eso, necesitaba escuchar constantemente música de adoración. Mejor imita a David que honraba al Señor con su canto y luchó valientemente por Su pueblo. Déjate atrapar en Su Reino, esfuérzate y trabaja por las almas. Puedes ser otro Simón de Cirene que ayudó a Jesús con la cruz. Asumir Su carga no es un dolor, es un honor que además te asegura bendición. ¿Qué más quieres?

Pablo decía: “Y el peso de las iglesias sobre mi”. Significa que aceptó el intercambio, sentía la carga del Señor pero sus cargas, que son más pesadas, habían disminuido. Desde hoy, dile al Señor que le entregarás tus cargas para asumir las Suyas. Velarás por alguien más, llevarás Su Palabra a otros, y darás testimonio de vida. No te preocupes por lo demás, que el resto viene por añadidura.

Promesas de bendición
Deuteronomio 28: 1-25 ofrece una clara lección: Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios. Bendito serás tú en la ciudad, y bendito tú en el campo. Bendito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, el fruto de tus bestias, la cría de tus vacas y los rebaños de tus ovejas. Benditas serán tu canasta y tu artesa de amasar. Bendito serás en tu entrar, y bendito en tu salir. Jehová derrotará a tus enemigos que se levantaren contra ti; por un camino saldrán contra ti, y por siete caminos huirán de delante de ti. Jehová te enviará su bendición sobre tus graneros, y sobre todo aquello en que pusieres tu mano; y te bendecirá en la tierra que Jehová tu Dios te da. Te confirmará Jehová por pueblo santo suyo, como te lo ha jurado, cuando guardares los mandamientos de Jehová tu Dios, y anduvieres en sus caminos. Y verán todos los pueblos de la tierra que el nombre de Jehová es invocado sobre ti, y te temerán. Y te hará Jehová sobreabundar en bienes, en el fruto de tu vientre, en el fruto de tu bestia, y en el fruto de tu tierra, en el país que Jehová juró a tus padres que te había de dar. Te abrirá Jehová su buen tesoro, el cielo, para enviar la lluvia a tu tierra en su tiempo, y para bendecir toda obra de tus manos. Y prestarás a muchas naciones, y tú no pedirás prestado. Te pondrá Jehová por cabeza, y no por cola; y estarás encima solamente, y no estarás debajo, si obedecieres los mandamientos de Jehová tu Dios, que yo te ordeno hoy, para que los guardes y cumplas, y si no te apartares de todas las palabras que yo te mando hoy, ni a diestra ni a siniestra, para ir tras dioses ajenos y servirles. Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo. Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar. Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir. Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado. Jehová traerá sobre ti mortandad, hasta que te consuma de la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Jehová te herirá de tisis, de fiebre, de inflamación y de ardor, con sequía, con calamidad repentina y con añublo; y te perseguirán hasta que perezcas. Y los cielos que están sobre tu cabeza serán de bronce, y la tierra que está debajo de ti, de hierro. Dará Jehová por lluvia a tu tierra polvo y ceniza; de los cielos descenderán sobre ti hasta que perezcas. Jehová te entregará derrotado delante de tus enemigos; por un camino saldrás contra ellos, y por siete caminos huirás delante de ellos; y serás vejado por todos los reinos de la tierra.

La clave para la bendición es estar atento y escucharle. ¡Los cielos se abrirán y serás bendito en todas la áreas de tu vida si guardas Sus mandamientos y permaneces en Sus caminos! En otras palabras, si actúas con justicia, tendrás para dar a quien lo necesite y te dedicarás a Sus obra porque esa es la forma correcta de vivir. Recuerda que lo bueno y lo malo te buscan, pero de tu conducta depende qué será lo que finalmente te alcance. Dios es justo y dará en abundancia solamente a quien lo merece. Él no es injusto para olvidarse de tus obras. Demuéstrale que te conduces según Sus preceptos y eres merecedor de Su bendición.

Proverbios 22: 4 aconseja: Riquezas, honra y vida son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová.

La verdadera humildad atrae riquezas porque el orgulloso demuestra que no es capaz de tolerar la abundancia. Después de graduarme con honores de la universidad, rechacé varias propuestas para ser gerente de empresas importantes porque el llamado a servir a Dios era lo más valioso. Entonces inicié un negocio de ropa para hombres y visitaba las oficinas, ofreciéndole trajes a los empresarios que ocupaban los puestos que yo pude aceptar. Eso no me hacía sentir menos porque sabía que la justicia del Señor no se hace esperar y yo estaba contribuyendo a la grandeza de Su Reino. Se requiere humildad para dejar pasar las riquezas del mundo y llegar al nivel de las riquezas de Dios, pero vale la pena hacerlo.

Darle a Dios que lo merece todo
Malaquías 3:6-11 dice sobre los diezmos y ofrendas: Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.

Malaquías revela lo que le agrada al Señor y abre los cielos para que derrame Su bendición. Es muy profundo e impactante leer que Dios, eterno y constante, nos pide que lo probemos, es decir, que pongamos a prueba Su fidelidad, ofrendándole como es justo. No te niegues a las evidencias. Para recibir, primero debes dar, especialmente al Señor, nuestro Dios que todo lo merece. Ofrenda con un corazón humilde y además, con la expectativa por algo mejor. ¡Al Señor le honra la fe que demuestras cuando le pides como hijo confiado! La Palabra dice que Dios hará justicia a aquellos que le clamen de día y de noche. Deja de quejarte de la situación. Empieza a alabar y bendecir Su nombre, pidiéndole que Su justicia se haga realidad en tu vida.

Recuerda que no se ha visto a un justo desamparado y su simiente que mendigue pan. Confía en que las ventanas de los cielos se abrirán porque eres justo ofrendando al Señor. Ponte a cuentas con Él para que las cosas comiencen a cambiar. Pruébalo, verás que no te defraudará. Si ya has hecho todo, menos lo que Dios te pide, no tienes más que perder y verás que la provisión sobrenatural te colmará. Da el primer paso, sé justo con Dios para que haga Su justicia contigo en todos los aspectos de tu vida.

Él es un Dios de pactos y en los 28 años que tengo de diezmar, he comprobado que Su Palabra es inquebrantable y confiable. Cierra el trato con el Señor porque no puedes suplicar Su bendición si eres inconstante con tus diezmos y ofrendas. Él es fiel y no te abandonará si tú le demuestras que obras con justicia.

Fuente: cashluna.org



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